Nota: Por ahí tengo muchísimos problemas para que los post queden como es debido. Ahora ya es re-tarde y mañana tengo que trabajar así que si ahí algún problema lo edito mañana. Disculpen las molestias!!! XP
Fandom: Harry Potter
Claim: Lily/Narcisa
Tabla: Simbólica
Vicio: 1.- Ilusión
Título:
Amistad
Si Dumblendore dijera que la notó desde el primer día estaría mintiendo; y si hay algo que a Dumblendore no le gustaba hacer es mentir. No es que no fuera una niña bonita pero entre todos los años que tenía en aquella escuela había visto cientos de niñas preciosas pasar ante sus ojos. Tampoco era la primera que tenía una hermana, prima, vecina o mejor amiga muggle que deseara asistir a Hogwarts. No, aquella chiquilla escuálida no llamaba demasiado la atención. Es más, parecía esforzarse en pasar desapercibida.
La primera vez que el director notó a la pequeña pelirroja fue una tarde de invierno cercana a la Navidad. Había nevado toda la noche y él estaba convencido de que todos los alumnos estaban en los terrenos jugando con la nieve; así que había aprovechado para ir a revisar viejos libros en la biblioteca, en busca de alguna lectura liviana para las vacaciones, cuando la vio entrar. Ni siquiera fue ella la que llamó su atención en un primer momento. No, lo que lo hizo voltearse a mirarla fue el hecho de que venía acompañada de la más pequeña de las Black.
Él recordaba haber visto pasar a varios Black por el prestigioso colegio. Algunos mejores que otros. Ninguno del total agrado de Dumblendore... ¡Aquella chiquilla no era la excepción! Era cierto que era mucho menos ruidosa que sus hermanas (incluso hasta podría decirse que callada y tímida) pero eso era lógico, después de todo para que una de las hermanas Black entrara en un cuarto con su ego, todas las persona en él tenían que salir primero. Pero el punto era que aquella chiquilla no le gustaba, le parecía falta de carácter. Y ahora que la veía entrar en la biblioteca charlando y riendo con una chiquilla que llevaba al cuello una bufanda roja y dorada, le gustaba todavía menos. Le parecía recordar (y él por lo general tenía buena memoria) que aquella niña tenía padre muggles. No podía ser bueno que un Black, obsesionados con la pureza de la sangre, estuviera de amistades con una persona de ascendencia muggle... ¡Simplemente, no!
Entonces comenzó a prestarle más atención a la pequeña Evans y, para su sorpresa, la benjamina Black no era la más extraña de sus amistades. De hecho, la pequeña pelirroja de Gryffindore tenía todo un grupo de compañeros de Slytherin con los que hacía los trabajos de pociones. También contaba con un, no menos numeroso, grupo de amigos en la clase de Encantamientos: que consistía en tres o cuatro chicos de Ravenclaw y un muchacho y dos chicas de Hufflempuff.
Le tomó más de un año de observación descubrir el secreto de la niña. En su afán de pasar desapercibida, Lily Evans era capaz de esconder lo que los otros consideran defectos. Ella tenía una capacidad innata de adaptación y un carisma que compraba el perdón de los demás. Entonces Lily se sentaba entre niños de sangre pura y borraba de su memoria toda su niñez entre los muggles. Se sentaba entre chicos obsesionados con las notas y se olvidaba de la niña que no lograba transformar una tetera en una tortuga.
Así fue como Dumblendore empezó a sentir lastima y algo parecido a la ternura. Comenzó a imagina que así hubiera sido la vida de Ariana en Hogwarts. Comenzó a ver en la ingenuidad de aquella niña, la ingenuidad de su hermana... la confianza ciega. Entonces la observo más y cada vez más de cerca. Le regalaba en secreto caramelos cada vez que estaba triste y sola. Le invito un tazón de helado en la cocina el fatídico día en que Snape la insultó frente a medio colegio. La llevó a su despacho y la escuchó llorar toda una tarde el día que recibió la carta de su madre avisándole que su hermana había contraído matrimonia y, ni siquiera, la había invitado.
Contra todo su sentido común, Albus Dumblendore la empezó a querer... A querer más de lo necesario y conveniente para una alumna... ¿querer como una hermana? ¿como una hija? ¡Simplemente la quería! Y no era capaz de entender que alguien en el mundo no compartiera ese cariño que el sentía por ella. Era por eso que aquella soleada mañana de Julio en que Lily Evans y James Potter iban a contraer matrimonio, no le extraño verla. Muy lejos de la iglesia y demasiado cubierta para un día tan caluroso pero observando atentamente la entrada de la novia. Él se acerco y la saludó cortes:
-Señora Malfoy... -y, en aquel momento, también empezó a sentir pena por aquella otra muchacha.
-Profesor...
Los dos esperaron en un pesado silencio la llegada del auto. Observaron atónitos como bajaba de él la novia, radiante como una estrella, y desaparecía en el interior de la iglesia.
-No se la merece -Narcisa rompió el silencio con frustración y un dejo de rencor-... ¡Potter no se la merece! ¡Nunca lo hizo y NUNCA lo hará!
Albus pensó bajamente que en realidad ella tampoco se había merecido la amistad de Lily pero no era buen momento:
-Pero estoy seguro que él hará todo lo posible por hacerla feliz.
Como toda respuesta ello lo miró. Con los ojos entre cerrados y ahogándose en su propio rencor. Después de un rato volteó para irse:
-Cuando la vea, deséele felicidades de mi parte.
-Señora Malfoy... -intentó detenerla y, en el fondo, agradeció que ella lo ignorara, no estaba seguro que podía decirle.
Es cierto, él también había pensado como Narcisa. Como ella, se había dejado atrapar por la mentira de una jovencita con miedo a desencajar. James Potter no se merecía a su pequeña Ariana, pero se casaba con Lily... y, de alguna forma, eso estaba bien.
Vicio: 19.- Crisis
Título:
Sobre la cordura y otras enfermedades afines
-¡Ahora sí! ¡No cabe duda! ¡Acabas de perder lo poco que te quedaba de cordura!
-No seas melodramática: tampoco es para tanto. Sólo dije...
-¡NO!... ¡No podría volver a escucharlo! Tendría que aplicarme un hechizo cercenador en las orejas.
-¡Como eres de exagerada!
Narcisa se encaramó contra la pared con las rodilla firmemente apretadas contra su pecho para evitar la brisa fresca que comenzaba a levantarse. A Lily le encantaba saltar por la ventana de la Torre de Astronomía para sentarse en la saliente a ver el paisaje... incluso cuando todavía hacía demasiado frío para estar allí. Así que Cisy, como su amiga, sólo podía acurrucarse a su lado y acompañarla con un puchero en la boca.
-¿Pensaste en Severus? A él no le va a gustar para nada... ¡Él lo odia! ¡A puesto a que no pensaste en Severus ni por un segundo!
-¡Basta! Dije que era guapa, y estas actuando como si hubiera jurado que me iba a casar con él y a establecer familia.
-¡BASTA YA!
-¡AGH! Esta bien...
Pero no... no estaba nada bien. Y tampoco iba a quedar así: Después de todo era James Potter. Las únicas que gustaban de James Potter eran las niñitas impresionables y las chicas tilingas. Así que ella no podía ir a ese alféizar a decirle a su mejor amiga como un secreto que le parecí guapo... ¡Era como una especie de pecado!
-¿Y Sirius? ¡Tampoco pensaste en Sirius! ¿¡Verdad!?
-¿¡Qué mierda me importa a mí Sirius!?
-¡Es que es egoísta de tu parte!
-¿¡Egoísta!? ¡Sólo señale el hecho...!
-¡NO ES UN HECHO!
-¡AY! ¿¡POR QUÉ ERES TAN CABEZA DURA!?
Lily se inclina para levantarse las medias, como única señal de que nota de algún modo el viento frío. Después vuelve a reclinarse sobre la pared como si estuviera en una soleada playa, balanceando los pies inquieta y nerviosa, y dirigiendo su mueca de frustración hacia el débil sol de primavera.
-Es que: ¿¡Cómo te puede gustar!? ¡James Potter es el mayor egoísta, irresponsable...
-¡¡BASTA!! ¡BASTA YA! ¡ESTOY HARTA! ¡Harta de ti, del frío y de... HABLAR DE JAMES POTTER!! ¡MALDITA SEA! ¡Me voy!
-¡Pero si vos lo sacaste...!
-¡PERO NADA! ¿Sabes qué? ¡No quiero verte en un buen rato!
-¡PERO NARCISA...!
-¡NADA! -fue el último grito que escuchó Lily antes del portazo que indicaba que su amiga acababa de dejar el observatorio.
-Ella pierde la cordura y tiene el descaro de indignarse... ¡Que gente, por Dios!