(no subject)

Dec 30, 2007 21:30

Autor:
cleuchi
Fandom: Freedom (RPG).
Pareja: Axel/Frieda.
Tema: 11. Déjà vu.
Palabras: 964.

Frieda aún recuerda su primer día en el Sankt Fremont, hace cosa de dos años con ocho meses, más o menos. Llegaba con sus catorce años prácticamente recién cumplidos, un cigarrillo colgándole apáticamente de la boca y un cargamento de ropa como si se fuera un curso de intercambio a Irlanda.

Recuerda que traspasó la verja sin mirar atrás, pero dejando miles de cosas atrás. Recuerda la presencia de sus padres, sentados en el coche, un Volkswagen blanco con el guardabarros abollado de la vez en la que él, borracho como una cuba, se estrelló contra una farola.
Casi seguro, su madre tendría los ojos redondos y llorosos, y su padre estaría apretando el volante con toda la fuerza de sus enormes puños. Frieda nunca lo supo. Porque, cuando por fin se dio media vuelta, ya se habían ido.

Siguió caminando y lanzó el pitillo a medio fumar al suelo, sin molestarse en apagarlo. Un guardia, ancho como un armario y alto como un jugador de la NBA, se colocó a su lado con una sonrisa socarrona, haciéndole comentarios en voz baja que Frieda prefirió no escuchar. Incluso se atrevió a alargar una mano grande como una sartén y secarle una imprudente lágrima que le había resbalado por el rostro. Frieda recuerda que se estremeció al contacto con esos dedos sucios y la súbita revelación de que, si no tenía cuidado, acabaría con ese tipo en la escalera de incendios o cualquier otro lugar igualmente sórdido, con esos dedos sucios tocándole algo que no era precisamente el rostro.

Recomponiéndose, recuerda que le espetó algo al escolta, algo mordaz y desagradable que hizo que él le cruzara la cara sin pensarlo dos veces. Luego, escuchó un muy audible ‘Puta’ y los pasos de él alejándose, dejándola sola y a merced de los hados que, la verdad sea dicha, nunca la habían tratado muy bien.

El primer paso que dio en el interior del Sankt Fremont la descorazonó. El alma se le cayó a los pies, sí. No era más que un edificio más de paredes desconchadas y no el sitio maravilloso que le había prometido su madre la noche anterior, mientras la acunaba entre sus brazos y lloraba como si se estuviera muriendo.

Frieda recuerda que, esa noche, su madre llevaba los dos ojos a la funerala.

No sabe por qué la ha asaltado ese repentino déjà vu ahora, precisamente ahora, cuando tiene que tragarse todas las lágrimas y abrazar a Axel lo más fuerte que pueda, porque se va. Se va. Se le va.

- Por qué tienes que irte.

No es una pregunta. Es una reflexión nacida de las cinco etapas del duelo: negación -cuando se enteró, estuvo media hora gritando ‘¡No!’, tan alto que podrían haberla oído en Finlandia, y se pasó las dos semanas siguientes musitando eso cada vez que le preguntaban algo, y cuando no se lo preguntaban también-, anhelo -cada noche, aparecía como un fantasma en la cama de Axel, vestida únicamente con un camisón semitransparente, y lo único que hacía era abrazarlo hasta quedarse dormida-, ira -cuanto más se aproximaba la fecha fijada para su partida, más irritable se iba volviendo. Destrozaba una cantidad de cosas mayor que la normal, partía más narices que las acostumbradas, y también contemplaba la idea del suicidio con mayor fijación-, depresión -se pasó al menos tres días sin salir de su habitación, enterrada bajo capas y capas de sábanas, edredones y mantas, sollozando ininterrumpidamente- y aceptación -sólo fue hasta esta mañana cuando por fin lo aceptó. Se duchó, como todas las mañanas, se puso su mejor vestido, se peinó, se maquilló, y, por vez primera, se calzó un par de tacones que habían pertenecido a su hermana y que llevaban siglos criando polvo en el suelo del armario-. Pero ahora se le están cayendo encima las cinco putas etapas del puto duelo, y tiene dentro tal mezcla de emociones que ni siquiera es capaz de expresarlas.

No llora, no grita, no inclina la cabeza sumisamente, pero sí siente como si se estuviera quedando sin aire, como si se estuviera ahogando. Sabe que hay más gente -aunque no están ni H ni Ryou porque, maldita sea, ellos también se han ido- esperando para despedirse de Axel, y le da igual. Se aferra a él como si le fuera la vida en ello, porque así es. Cuando nota que alguien, seguramente Wang, trata de separarlos, rompe por fin a llorar, y es como si todas las lágrimas que no ha soltado en su vida salieran a la luz ahora mismo.

El rímel corre con libertad por sus mejillas, y el eyeliner forma dos surcos oscuros nada atractivos alrededor de sus ojos. Se está quedando sin aliento porque es incapaz de respirar, porque cada inspiración le parece un puto triunfo y, joder, tiene la impresión de que, cuando Axel camine a través de esa puerta y se largue, no le van a quedar motivos por los que seguir inspirando y espirando. De modo que introduce los dedos en la camiseta de Los Ángeles Lakers de él, agarrándola con todas sus fuerzas, porque es lo único que la mantiene atada a este mundo.

- Te quiero. -susurra él, acariciándole el pelo, la voz ronca y velada por la emoción. Él no es un yonki bipolar, pero también le duele el fragmentado corazón, y Frieda agradece ese susurro en el alma. Se queda colgada de él, jodidamente colgada, tanto que se olvida de responder ‘Yo también’ y como un robot permite que la psicóloga se lleve a Axel en dirección al mundo exterior.-

El mundo de Frieda implosiona un millón de millones de veces, derrumbándose sobre ella misma, cuando llega a sus oídos el sonido de la furgoneta al arrancar. La furgoneta en la que Axel se le va.

Autor:
cleuchi
Fandom: Freedom (RPG).
Pareja: Axel/Frieda.
Tema: 17. Olvido.
Palabras: 252.

Llueve. A mares, como si los cielos se hubieran abierto y estuvieran descargando todo su contenido de una vez. Llueve para hacer juego con el estado de ánimo de Frieda y sus ojos de terciopelo chocolate con un leve temblor recorriéndole los párpados. Acurrucada entre los brazos de Axel, el único refugio legítimo que le queda en este mundo inundado.

- Look for the girl with the sun in her eyes. -musita, una línea de ‘Lucy in the Sky with Diamonds’. Siempre ha sido una de sus canciones favoritas, tal vez porque el título es también el acrónimo del nombre de una droga.-
- ¿Qué?
- Hoy tengo cualquier cosa menos sol en los ojos.

Es en ocasiones como ésta cuando Axel cree que nunca llegará a conocerla completamente. Que siempre quedará un resquicio de Frieda en el que jamás podrá entrar, una esquina de territorio inexplorado. El frío norte o el caleidoscópico desierto de arena.

La nota revolverse en su abrazo, dándose la vuelta sigilosamente. Sus torsos se rozan en un electrizante contacto que, en cualquier otro momento, le habría sacado una sonrisa felina a Frieda. Pero no hoy. No hoy, cuando se le redondean de una forma encantadora e infantil los ojos y tiene que pestañear repetidas veces para evitar que le desborden las lágrimas.

- Axel. -pronuncia su nombre tan bajito, tan bajito, que el chico tiene que aguzar el oído para escuchar lo que dice a continuación.- Prométeme una cosa, sólo una.
- Lo que sea.
- Prométeme que nunca me vas a olvidar.

#tabla simbólica, rpg: freedom: axel/frieda, autor: cleuchi

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