Autor:
katu_kaocyan Fandom: xxxHolic
Pareja: Doumeki/Watanuki
Tema: La mayoría de las personas se merecen la una a la otra.
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(
FAKE CUT TO TEIBOL )
La mayoría de las personas se merecen la una a la otra.
Aún si esa mujer fuera el mismo demonio, aún si él fuera la persona más estúpida y descuidada del mundo, hubiera dado a cambio cualquiera de sus pertenencias más preciadas por Watanuki; una, dos o posiblemente más de diez veces.
En ocasiones no sabía ni él mismo lo que hacía, o por qué actuaba de manera tan insensata cuando él estaba involucrado. Ayer lo había visto en la acera opuesta de la cual caminaba y se había atravesado por una calle bastante transitada sin cerciorarse de que la circulación de automóviles se hubiera detenido.
-¡NIÑO, IDIOTA! ¡MIRA POR DONDE CAMINAS! -le habían gritado desde la ventanilla de un auto; pero para la importancia que le había conferido, se había limitado a saludar al alegre conductor con la mano, agradecer tan juiciosa recomendación y asegurarse de ser un poco más cuidadoso la próxima vez que tuviera que cruzar un camino.
Siguió con la mirada al pelinegro, que cargaba pesadamente las bolsas de la compra.
“Buena suerte que no me vio”. Porque seguramente hubiera quedado en un papel de idiota. O en algo más que eso. Y realmente, DE VERDAD, él quería ser el héroe que salvara a la damisela… siempre que se le presentara la ocasión. ¿Qué clase de persona confiable podría morir arrollada por un automóvil? Una muy estúpida.
Así que cuando vio que Watanuki casi era herido por un ENORME AUTOMÓVIL; a razón de estar haciendo danzas acrobáticas de manera absurda, como era su costumbre; se abalanzó sobre él y, sin darse cuenta, fue a dar a una camilla de hospital.
La primera cosa que vio cuando abrió los ojos, fue a un muchacho de ojos azules vendado parcialmente de la cabeza, que esperaba preocupado a que abriera los ojos. La imagen le traía varios recuerdos. No sabía. Quizás de ese 14 de febrero. Ah… su cabeza…
-Imbécil, sabes que yo… eres un… - le había insultado, con palabras rotas. La preocupación le saltaba de los ojos a Watanuki en forma de lágrimas. Su voz se oía tan resquebrajada como sus palabras. Su brazo estaba vendado. A Doumeki le hubiera gustado quitarse el suyo propio y habérselo pegado, con tal de que dejara de llorar.
A Doumeki le vinieron varias ideas a la cabeza para tranquilizarlo. Como no podía levantarse para abrazarlo, quizás con un calmado “No llores” cesaría sus lamentos o con un “Estarás bien” o un simple “Te qu…” cuando la pregunta lo sacó abruptamente de sus cavilaciones:
-¿Por qué hiciste eso?
-¿Hacer qué? - inquirió Doumeki estúpidamente, sin saber qué contestar.
-¿Por qué haces tantas idioteces? - los ojos azules centellearon con sospecha, pero Doumeki no se dejó intimidar por la ferviente exasperación que mostraba el otro muchacho.
-¿Idioteces? El espejo está hacia allá - y apuntó tranquilamente al objeto en forma ovalada que se encontraba a las espaldas de Watanuki.
-¡NO SEAS ESTÚPIDOOO!
-Allá está el espejo -repitió, sin premura.
Watanuki se tornó, totalmente rabioso y su mirada se topó con el espejo que le devolvió la misma expresión arisca. Contempló el ojo que compartía con Doumeki. Por un momento tuvo un presentimiento y alzó su dedo meñique. No había ningún hilo rojo, por suerte.
Suspiró.
-Estás loco. De verdad estás loco. - dijo. Ojeó a Doumeki por medio del espejo.
Doumeki sonrió. Lo miró también
-Si tú lo dices…
No podía evitarlo. Era el hitsuzen.
Bien decía su abuelo que sólo un loco reconocería otro loco.
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EPIC.FAIL.