Siempre he tenido miedo de que las cosas que me gusten se acaben y que, tras ellas, no haya nada en absoluto. De pequeño me encantaba escribir, pero nunca escribía mis mejores ideas. Me daba miedo que, una vez las gastara, nunca se me volviera a ocurrir nada tan bueno. Sin embargo, mientras permaneciesen latentes, siempre estaría a punto de
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