Hace ya mucho tiempo que descubrí que lo único que necesito para seguir viviendo soy yo. Ni a la gente, ni a las cosas, sólo yo (y satisfacer necesidades vitales básicas, claro: comer, beber, dormir...). Recuerdo que darme cuenta de eso me hizo sentirme aberrantemente fría durante un tiempo (corto, porque a mí las emociones intensas, y aunque
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