Algo más de blablabla (punto suspensivo) blablabla

Apr 14, 2008 23:09

Entrada rápida, ya saben, el sueño mata y tengo ojeras.

Besitos ^^

Autor: aisatnaf
Fandom: Harry Potter
Personaje/Pareja/Trío: Gryffindor
Tema: #1 - Inicio


El chirrido de las ruedas del carrito se acompasaba con las palpitaciones desenfrenadas de su pecho de niño de once años. Había creado un calendario de bolsillo para marcar los días que faltaban, había contado las horas, los minutos e incluso los segundos que habían pasado desde que se levantó aquella mañana húmeda de Septiembre con el corazón en una mano y la jaula de su lechuza en otra.

Su madre había intentado arreglar un poco su cabello para que diera una mejor impresión, pero al final lo único que había conseguido fue desordenarlo un poco más.

James se sentía eufórico, aún sin saber el significado de esa palabra. Se la había escuchado decir a su padre cada vez que había partido de los Chudley Cannons y le gustaba como sonaba.

Se restriega las manos para entrar en calor y escucha a su madre decir algo sobre la barrera. Algo que le emociona más que las clases de Quidditch en el colegio.

-Es hora, pequeño ¿Cómo te sientes?

-Eufórico, mamá.

Su madre sonríe y le toma de la mano para su desgracia. James piensa que ya es grande para esas cosas, pero es el último día del verano antes de poder ser un hombre y su madre se lo merece.

Respira profundo y, después de que su padre toma el carrito y su madre le agarra de la mano, atraviesa ese muro que le cambiará la vida.

Al abrir los ojos, sonríe de par en par al ver a su alrededor. Es mejor, mil veces mejor de lo que él imaginaba. Los gritos de los mayores, el humo de la locomotora y el rótulo del “Expreso de Hogwarts” todo es tan mágico, que le causa un nudo en el estómago.

-Déjalo ir, Dorea, ya es hora.

Su madre derrama unas cuantas lágrimas y le da un beso en la frente dejándole su aroma impregnado en la ropa. James toma el carrito después de despedirse de su padre y, antes de subir al tren, voltea el rostro y, al ver a su madre despidiéndole con la mano, decide correr y despedirse por última vez antes que den las once.

-Escribiré todos los días, mamá, lo prometo.-dice sobre el cuello de la señora.

-Más te vale, James.-le da un beso en la coronilla y le da un pequeño empujón alegando que ya es tarde.

Cuando entra en el tren, se siente tan realizado que las miradas airosas de algunos mayores no le causan ningún sentimiento de temor. James Potter, delgaducho y enclenque, siente que si en ese momento no encuentra un compartimiento dónde estar podría viajar todo el camino sentado en el pasillos con su lechuza haciéndole compañía.

Piensa fugazmente, antes de entrar en ese compartimiento que parece vacío, que tal vez ese es el inicio de todo. De su vida como un hombre de verdad y de la oportunidad única de al fin tener a alguien con quien compartir todas aquellas ideas grandiosas que le carcomen la cabeza por las noches.

Abre el compartimiento y se encuentra de frente con dos ojos grises que lo miran con escrutinio. Es un chico que parece de su edad aunque sea un poco más alto, tiene un porte extraño, como el de las personas que van a las fiestas de magos en la casa del Ministro de Magia. Su cabello es negro y le tapa una parte del rostro que tiene facciones, si bien no femeninas, si extremadamente elegantes.

-El tren está lleno.-se explica y no espera una respuesta del muchacho. Acomoda su baúl y se sienta con las piernas colgando del sillón-soy James Potter.-se presenta con entusiasmo mal disimulado.

-Sirius Black.

-Vaya, mucho gusto.-James sonríe mirando por el ventanal en dirección a una señora de aspecto severo que tiene agarrado de la mano a un niño igual a su compañero.

-No lo mires tanto, Potter, luego se pone a llorar.

-¿Quién?

-Régulus, claro ¿Ves a ese niño con cara de idiota? Bueno, es mi hermano.

-Nunca tuve hermanos.

-Que suerte.

-¿Qué dices, Black?

-Los hermanos son llorones y babosos y siempre quieren hacer lo que tú haces.-explica con fastidio-o por lo menos eso es lo que hace el pequeño Reg.

-Yo creo que los hermanos están a tu lado para cualquier cosa, siempre quise uno para hacerle bromas a mi tía Saphira.

Sirius lo mira con el ceño fruncido, pero con un brillo extraño en los ojos y una sonrisa tétrica en el rostro. James levanta una ceja y le devuelve la mirada atemorizado.

-¿Quieres poner bombas fétidas en el vagón de los prefectos?

A James le baila la mirada tras lo lentes cuando escucha la proposición y, automáticamente, salta del sillón y abre la puerta del compartimiento con emoción.

-¿Qué esperas, capullo? Seguramente no hay nadie ahí dentro.

Y cuando Sirius le sonríe y empieza a rebuscar en su baúl, James siente que en realidad ése es el inicio de todo. Tal vez Hogwarts le haya dado algo más que una ilusión, tal vez le dio el hermano que nunca tuvo.

Genial.

Sueñen con Sirius y miles de James ¿Vale? Y después me cuentan **
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