¡¡Feliz Amigo Invisible, Intimisky!!

Dec 16, 2013 20:37

PARA:Intimisky
DE PARTE DE: Amigus anonimus

Título: Olvido
Fandom: Harry Potter
Personaje/pareja(s): Scorpius Malfoy & Albus Severus Potter
Rating: PG-13
Resumen: Saber la verdad no siempre es bueno. Albus se lo hará saber a Scorpius. Siempre hay una razón para éso.
Disclaimer: Harry Potter, así como todos sus personajes son propiedad de J. K. Rowling, Warner Bros., y de todos los demás que posean los derechos. Fanfic hecho sin ánimos de lucro.
Advertencias: Slash.



Notas: Realmente espero que te guste esta historia. Sé que estás acostumbrada a fanfics hermosos y kilométricos llenos de calidad, así que espero no te decepcione esta pequeña historia, prometo que haré algo especial. Te deseo felices fiestas y que tengas un inicio de año excelente.

Se detuvieron frente a una tienda de artículos deportivos, que exhibía toda clase de pelotas y raquetas, así como bates y palos de golf. Albus estaba totalmente familiarizado con ello, después de salir del trabajo acostumbraba acompañar a sus compañeros a un bar cualquiera a observar los partidos de fútbol soccer que se disputaban los equipos franceses; sin embargo, James estaba totalmente fascinado con ello. A pesar de sus veintidos años, pegó su frente al mostrador como un niño de cuatro. Su sonrisa se ensanchaba más a medida que observaba las pelotas, los bates y los uniformes. Al dio un largo suspiro que devolvió a su hermano a la realidad.

-¿Qué? -preguntó James, mientras se reacomodaba el abrigo café que lo protegía del frío de la ciudad.

-Nada, es sólo que siempre te comportas tan infantil cuando pasamos por alguna tienda muggle.

El viento soplaba con fuerza esa noche, movía las ramas de los arboles que adornaban la vialidad francesa. Albus apretó un poco la bufanda verde que su madre le había regalado en su cumpleaños, era su favorita.

-Es que los muggles son simplemente fascinantes. Me sorprende el ingenio que tienen para poder vivir sin magia. Sinceramente, yo no me imagino una vida ordinaria y simple -se acercó a su hermano menor y puso una mano en su hombro-. No sé cómo puedes vivir así, como un muggle, olvidándote de tu identidad como mago. Prefieres cargar las cajas en vez de utilizar un hechizo.

Estaba cansado de éso, de los reproches que James le echaba en cara cada vez que tenía oportunidad. Él no podía entender que Albus prefirió mudarse a Paris y vivir como cualquier muggle por el simple hecho de que le gustaba aquella vida.

No importaba cuántas veces expusiera sus razones, el único que se resistía a aceptarlo era James.

Así que puso los ojos en blanco y giró sobre sus talones, para emprender el camino de regreso a su departamento. No le importó si James lo seguía. Pero para su mala suerte, el mayor de los hijos de Harry caminaba detras de él.

-Al...

-No, James. Estoy harto de tus quejas, no sé porqué simplemente no lo dejas ir. Ni siquiera mamá tuvo objeciones con mi decisión -dijo con un leve tono de molestia, repitiendo el discurso que siempre le daba a todos sobre su vida-. Yo no tengo que darte explicaciones de lo que hago, ni siquiera se las debo a papá. Pero, ¿sabes qué? Te diré ésto una sola vez y no será mi problema si lo entiendes o no -detuvo su andar y miró a su hermano fijamente a los ojos. James pudo ver que la mirada verde de Albus destellaba valor-. Aquí en París no soy conocido como el segundo hijo del salvador Harry Potter, aquí nadie espera más de lo que puedo dar, nunca me piden explicaciones y jamás me ven como alguien famoso. Tú sabes que yo resisto todo éso, pero he llegado a mi límite y por un momento quiero ser alguien normal, ¿en serio no puedo? Yo creo que sí.

Reanudó su andar bajo la confusa mirada de James, que sólo se limitó a seguir a su hermano. Ya tendría tiempo de discutirlo con más calma.

-Vamos, Al. No te pongas así.

-¿Entonces qué esperabas? ¿Que de un momento a otro dejaría todo sólo porque tú no estás de acuerdo? Tienes una vida, deberías ocuparte de ella y dejarme en paz.

-Sabes que éso no sucederá. Estoy en la gran París, visitando a mi renegado hermano menor y, te guste o no, debo velar por tu seguridad.

-Como sea -Albus reanudó su caminar por la transitada calle de París, esquivando a algunas personas que, al parecer, tenían mucha prisa de llegar a sus hogares-. Apúrate, James. No quiero llegar tarde a casa.

Pero las palabras no parecieron importarle a James, que se detuvo a admirar el interior de una tienda de aparatos tecnológicos.

Albus supo que sería un lento camino de regreso a casa.

~•~•~

Lo veía venir. Todas esas palabras cargadas de culpa y resentimiento hacia él, hicieron que Scorpius llegara a su límite.

Su madre le advirtió que no siguiera con aquel juego que sólo revivió los más oscuros pasajes de la vida de su padre y su abuelo, pero como buen Malfoy, él hizo lo que quiso. Scorpius necesitaba saber el porqué del desprestigio de envolvía a su apellido. El porqué la gente susurraba y estrechaba los ojos cada vez que algún Malfoy hacía acto de presencia en cualquier lugar del mundo mágico.

Toda su vida estuvo rodeado de la más absoluta tristeza y culpa que destilaban los miembros de su familia. Jamás hubo alegría y felicidad.

Su madre sólo tenía permitido decirle que los Malfoy habían pasado por una larga época de confusión y oscuridad que los había llevado a un pozo de donde difícilmente podrían salir. Ellos no distinguieron -en ese momento- lo que era mejor para ellos, así que tomaron el camino fácil. Recalcó que ellos estaban arrepentidos, y que hicieron lo posible por redimir el prestigio y el honor de la familia Malfoy. Era un lento y largo camino, pero ellos lo conseguirían.

Obviamente, el hijo de Draco no quedó conforme con el escueto discurso que su madre le dio, él sabía que sus palabras estaban medidas por Lucius. Ni siquiera su padre Draco era capaz de ocultarle la verdad, pero estaba claro que su abuelo era el que manejaba aún el futuro de la decadente familia. Era un ser bastante extraño que nunca fue del agrado de Scorpius.

Así que se dio a la tarea de investigar en libros y periódicos viejos qué había ocurrido para que su familia se convirtiera, prácticamente, en los apartados de la sociedad mágica.

No había mucha información, en la escuela alguna vez dijeron que el pasado era demasiado doloroso como para plasmar en los libros los detalles que harían al más fuerte que haya vivido esa época, llorar como un bebé.

Pero Scorpius debía saberlo. Lo necesitaba.

~•~•~

Al abrir la puerta del departamento, Albus pudo sentir que alguien estaba dentro de él, ya que la luz de la pequeña sala estaba encendida y el bajo volumen del televisor se dejaba oír limpiamente.

Sólo había una persona que acostumbraba entrar a su hogar como si viviese ahí, así que no le sorprendió en lo absoluto ver a alguien de cabellos platinados sentado en su sofá favorito.

Sería una larga noche llena de quejas, café y más quejas.

~•~•~

-¿Qué hace la serpiente platinada aquí? -susurró James por lo bajo a su hermano, simplemente no esperaba al amigo de Al ahí y a esas horas de la noches.

James no era una persona sútil, a él no le gustaban los rodeos y por ende, las sorpresas. Al mayor le gustaban las cosas directas, las palabras sinceras y...

Se estaba desviando del tema.

Estaba demasiado cansado como para preocuparse de aquella situación. El amigo de Al no era de cuidado, así que, sin esperar respuesta, saludó al invasor y fue directo a la cama de Al.

Ya había cumplido su cuota de reproches que tenía con su hermano en cada visita.

Al fin y al cabo, Albus y Scorpius habían sido Slytherin. No habría que preocuparse... por ahora.

~•~•~

Albus preparó dos tazas de café, ya que suponía, las iban a necesitar. Se sentó frente a su invitado y dio un pequeño sorbo al delicioso café que preparó. Tenía un ligero sabor a vainilla y un olor muy agradable. Cada día le salían mejor, pensó.

Estudió los movimientos de su invitado: manos sujetando fuertemente la taza, piernas moviéndose suavemente de un lado a otro, mandíbula apretada y la mirada estrecha. El hijo de Harry dedujo que Scorpius había tenido otra pelea con su familia por saber algo que no necesitaba. Algo que sólo traería de vuelta los más dolorosos y tristes recuerdos para todos.

¿Cuál era el motivo del rubio para querer enterarse de aquello?

-¿Y bien?

Scorpius no pudo aguantar más con esa máscara de indiferencia. Colocó la pequeña taza sobre la mesa y miró a Albus con una mirada gris llameante.

-Tuve otra pelea con padre -el rubio golpeó ligeramente el brazo del sofá-. Insiste en callarse lo que quiero saber. Él piensa que con el pequeño discurso que madre me da, es suficiente. Yo necesito saber; no quiero juzgarlos ni nada parecido, Albus, sólo quiero que se atrevan a decirme y que tengan confianza en mí, ¿es mucho pedir?

-Sí lo es, Scorp.

Malfoy abrió los ojos desmesuradamente mientras la confusión se dibujaba en su rostro.

-¿Qué?

-Mira, pon atención. Tú no necesitas saberlo, por mucho que quieres convencerte a ti mismo de ello -Al se levantó y tomó asiento a un lado del rubio-. No sé por qué sigues dándole vueltas a ese asunto. Tú ya lo sabes. Sabes el papel que tuvo tu familia en la guerra.

-Yo... -Scorpius desvió la mirada y la fijó en un pequeña grieta del suelo.

-Tienes conocimiento de que tu familia formó parte de los mortífagos, que en algún momento de la vida, decidieron apoyar a ese mago oscuro que dañó tanto a las personas. ¿Ves? Ni siquiera estás sorprendido de lo que te estoy diciendo. Así que yo te aconsejo, deja ir todo eso. Deja de querer revivir algo en lo que no tuviste nada que ver, que sólo haces sufrir a tu familia. ¿Te has puesto a pensar el motivo que tiene tu padre al no hacerlo? Tal vez sólo quiere que vivas limpio de todo aquello. Y sí, los demás no olvidarán, pero no debe de importarte.

-¿Cómo lo sabes, Al?

-Papá me contó todo -dio otro sorbo al café, ya tibio-. Yo sospechaba que no todo era color de rosa, como lo pintan en los libros de la escuela. Sabía que había mucho más, así que estaba cansado de tanto hermetismo con el tema, así que un día me armé de valor y exigí que me lo dijera. Me contó de la guerra, de las muertes de sus seres queridos, de la pena y tristeza que todos vivieron. Terminamos los dos llorando -Scorpius colocó una mano en la pierna de Al, dándole unos golpecitos en señal de apoyo-, me dijo que él quería que yo no me enterara de nada, pero estuvo bien hacerlo, ya que así entendería el porqué de las cosas. Así que en tu caso es lo mismo, verás el otro lado de la moneda.

Albus miró un momento los ojos grises de Scorpius, para después abrazarlo suavemente. El rubio se dejó, rodeando con sus brazos fuertemente.

-Prométeme que hablarás con tu papá, Scorp.

-Lo haré.

-¿Quieres quedarte a ver televisión? Hoy pasan las películas de Indiana Jones?

-Con una condición: que me digas por qué decides vivir como un muggle en París.

Albus sólo puso los ojos en blanco.

~•~•~

Cuando Draco llegó a su estudio privado, no esperó ver a su hijo sentado frente al escritorio.

Vio la sonrisa que Scorpius le dirigió y supo de inmediato que no sería una triste velada.

Ambos lo sabían.

Fin.


ai 13/14, ship:albus/scorpius, fandom:harry potter

Previous post Next post
Up