Fastidiar

May 08, 2007 21:13


Diclaimer: Harry Potter no es de mi propiedad, le pertenece a J.K Rowling.
Personajes: Theodore Nott, y muchos otros más.
Vicio: #16 Fastidiar 
Nota: Las onomatopeyas se me dan fatal :/

Plop, plop, plop…

Repetidas gotas, unas tras otras, caían sutilmente en el caldero. Crabbe las dejaba caer cuidadosamente del frasco del ingrediente al caldero, siendo atesorado amenazadoramente por Draco Malfoy, su compañero, que no aceptaría ningún error. Tal vez sea debido a eso que a Crabbe le tiemblan las manos.

Ras, ras, ras…

Millicent pasaba las hojas de su libro de pociones frenéticamente, sin encontrar lo que sea que estuviera buscando. Lo hacía de manera brusca y sin el menor primor, causando que las hojas quedaran arrugadas. Daphne, a su lado y desatendiéndose completamente de la poción, escribía atropelladamente en un pergamino, salpicando de tinta al tablero y a su túnica, pero no reparaba en esos detalles.

Rash, rash, rash…

Ese sonido de la punta de la pluma rozando el pergamino era más fuerte de lo normal, lo que daba a entender que Daphne estaba inspirada. Miraba de reojo a Draco Malfoy, disimuladamente. Theodore apartó su atención en ella, sin querer imaginarse que nueva idea se le habría ocurrido.

¡Crack!

Pansy le lanzó violentamente una botella de vidrio vacío a Goyle, que no la atrapó a tiempo -que esperanza entonces con sus habilidades en el quiddicth-. La botella se cayó al suelo, rompiéndose en miles de pedacitos. Pansy insultó a Goyle y se giró, dándole la espalda. Estaba enfadada por algún motivo, Nott prefería desconocerlo. Goyle, muy nervioso, sacó su varita y con un hechizo limpió todo. Era increíble que no se exaltara por el arrebato de Pansy, siendo éste bastante inmaduro e irresponsable -y, bueno, violento-.

Glug, glug, glug…

La poción de Potter y Weasley se había tornado color rosa chillón, y no azul pálido cómo lo indicaban las instrucciones escritas en la pizarra. Ahora emitía un preocupante burbujeo que a ambos, en vez de alarmarles, les irritó bastante, pero optaron por dejar la poción tal y como estaba. Si empezaban de nuevo, con la avanzada que estaba la clase, no la terminarían. Pusieron el grito en el cielo -en realidad maldijeron- cuando la poción comenzó a espesarse y empelotarse en vez de adquirir un aspecto líquido y disuelto. Potter intervino -¿salvando la situación?- echando precipitadamente un ingrediente que había agarrado al azar. Gran método. La poción se calmó, por el momento.

Plap, plap, plap…, bum, bum, bum…, tros, tros, tros…

Más ruido. Sus compañeros eran demasiado escandalosos. ¿Es qué no podían parar de fastidiarle? No, para eso tendrían que dejar de ser ellos mismos.

Mucho más ruido: La exclamación furiosa de Malfoy cuando Crabbe echó dos gotas de más a la poción; el chillido de Millicent a darse cuenta de que la poción que había dejado bajo la vigilancia de Daphne había comenzado a evaporarse; las maldiciones de Weasley cuando la poción rosa chillón se volvió una mezcla tan dura como el cemento, las carcajadas de Thomas al ver la cara de Finnigan llena de hollín al habérsele estallado la varita, nuevamente; los cuchicheos constantes de Patil y Brown…

Y luego le reprochaban por ser un antisocial, si con semejantes compañeros no se podía ser algo más.

¡BAM!

La poción de Longbottom explotó, como era de esperarse. En toda la mazmorra, y alzándose hacia el techo, se expandió un humo grisáceo, los estudiantes se refugiaron debajo de sus mesas de trabajo. Severus Snape avanzó lo mejor que pudo hacia Longbottom, alejándose de Potter y Weasley y dejando pendiente una humillación hacia Potter y su nulo talento en la preparación de pociones. La reprimenda de Snape -o descalificativos, mejor dicho- casi hicieron llorar a Longbottom.

Bien, al menos no era el único que tenía un mal día.

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