Los días en Lanjarón han transcurrido según lo previsto: descanso, relajación y bien-estar. La cosa transcurría más o menos así: nos levantábamos a las nueve e íbamos, casi a la carrera, por perezosos (porque a las 9:30 se cierra la fuente), hasta el balneario para la primera
toma de agua: 250 cc de Capilla y 250 cc de San Vicente -así, en ayunas.
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