Fandom: Kuroko no Basuke.
Claim: Murasakibara Atsushi/Kiyoshi Teppei.
Tabla:
Tabla Básica.Tema: #11 - Caramelo.
Título: De adicciones.
Resumen: Después de todo, sus dos adicciones combinadas sabían mejor.
Advertencias: Shonen Ai.
Rating: PG-13.
Disclaimer: Kuroko no Basuke no me pertenece, pertenece a su respectivo creador, en este caso Tadatoshi Fujimaki. Solo uso unos poquitos personajes para dejar volar la imaginación <3
Teppei sabía que existía una cosa a la que Murasakibara no se podía resistir, que no lograba resistirse si le ofrecía un caramelo o cualquier dulce. Había aprendido con el tiempo que habían vivido juntos que regalarle caramelo hacía muy feliz a Murasakibara, y de paso no era un regalo complicado. Había conseguido muchas recetas para hacer caramelo con el paso del tiempo, pero nunca había logrado probar alguna puesto que nunca conseguía que Atsushi dejase la casa que ambos compartían por tanto tiempo como para hacerlo.
Sin embargo había conseguido por fin que dejase la casa por el tiempo suficiente como para probar una de las recetas que había encontrado navegando por internet. Estuvo aproximadamente cuatro horas en la cocina, hasta que finalmente consiguió que su caramelo tuviese el color que se describía en su receta. Entrecerró sus ojos, sospechando de su creación y se llevó un poco a la boca. Dulce, aprobó en su cabeza y sonrió.
Decidió buscar los moldes que había comprado para el caramelo y poder darle forma pretendiendo poner ahí el caramelo hecho tras una ardua tarea. Se giró para buscar los moldes, únicamente para encontrarse con el rostro de Murasakibara y que los labios de éste se apropiasen de los suyos. Lo sorpresivo de la acción hizo que un pequeño jadeo de sorpresa saliese de sus labios, su labios entreabiertos fueron una invitación para Atsushi para profundizar el beso. El castaño pasó sus manos por el cuello de Atsushi, correspondiendo el beso.
Murasakibara nunca se había ido, se enteraría más tarde, y el pelivioleta tenía la fiel creencia de que lo mejor que le podía regalar era un caramelo, pero caramelo liquido para ponerlo sobre sus labios y así compartir. Porque sus dos adicciones, Teppei y el dulce, siempre sabían mejor unidas.