La sangre recorría espesa y cálida su brazo. Podía sentirla. Como sentía a aquel ser dentro de él. Pero no podía darle tregua. No podía permitir que alcanzara a Sammy. Tendido en el suelo de la habitación trataba de concentrarse en su lucha interna. De él contra él mismo... poseído por aquel demonio que trataba de sonsacarle información para localizar a Liz y a su hermano pequeño.
- Eres patético.- escuchaba aquella voz en su cabeza mientras resoplaba, sintiendo el dolor de fuego intenso en su brazo.
- Es posible, pero eres tú quien ahora no podrá levantarse si me desangro aquí mismo.
- No me creas tan estúpido como para haber usado un arma contra ti y dejarte inutilizado. Vas a decirme lo que quiero saber.
- No puedo decirte algo que desconozco.
- Conoces a ese listillo que tienes por hermano más que a ti mismo. Sabes donde está. Quiero saber eso, y quiero saber por qué diablos aún puedo escucharte quejarte en mi cabeza.
- “Mi” cabeza. No te confundas. Voy a sacarte de dentro a patadas en tu culo demoníaco.
- Podría coger el maldito arma y volarte la cabeza.
- Pero no lo harás porque eres un demonio cotilla. Con cierta fijación por mi hermano, sea dicho de paso. ¿Qué diablos queréis de él?
- ¿Y cuántas veces he de decirte que soy yo quién hace las preguntas?
- Mi memoria no es muy buena, equivocaste el cuerpo a poseer. Si hubieras querido uno...
- ¡Basta de charla!
- Al menos tienes carácter... ¿quién te lo puso? Supongo que el malnacido de tu padre, asumiendo que tengas padre...
Belial tomó el arma de nuevo echando atrás el gatillo cansado de escuchar de nuevo como aquel humano trataba de sonsacarle información o sacarle de sus casillas.
- Si me matas pedazo de imbécil, regresarás al infierno donde seguro está la zorra de tu madre esperándote...- Belial colocó el arma sobre la sien del que ahora era su cuerpo.
- Seguro es mejor que oírte lloriquear todo el tiempo.
Sentir aquel poder en su mano, el saber que tenía en su poder la vida de aquel estúpido cazador del que podía sentir su miedo, aunque tratara de fingirlo. Temía por su vida, pero temía más el revelar cualquier información que le sirviera para acabar con la vida de su único y especial hermano. Sintió como su propia mano tiraba del gatillo del arma, el cuerpo de Dean se estremeció. Quizás todo aquello acabara allí. En esa habitación de hotel de mala muerte. Sintió miedo. Pero no miedo a morir, sino miedo al pensar que quizás ya no volvería a ver nunca más a su familia.
Sintió una sacudida y creyó escuchar el sonido del arma. Estaba muerto. Quiso moverse pero no podía. Se sentía totalmente subyugado por primera vez a su poseedor. De repente se dio cuenta que estaba de pie, que estaba en un sitio que desconocía y que no estaba solo. Usa sombra enorme, sentada en un enorme asiento en una sala tan oscura como su propio pensamiento en aquel momento le miraba.
- No puedo creer que seas incapaz de dominar a un ser tan inferior a tu condición, hijo mío.- La voz sonaba fuerte, ronca... Dean sintió pavor ante lo que contemplaba. Quería pensar pero esta vez Belial sí tenía el control de sí mismo. Era un simple espectador de un sueño macabro. En un cuarto en semipenumbra, ante un ser tan grande ante él y tan oscuro... incapaz de ver más allá y de tan sólo sentir sus propios sentimientos.
- Mi señor...- Belial en su cuerpo, clavó ambas rodillas al suelo.- Te he fallado. Entenderé que quieras poner fin a mi existencia por haberte deshonrado.
- Me deshonra verte arrodillado como un estúpido en vez de buscando a tu objetivo. ¿Tanto tiempo has estado aquí abajo como para no recordar que si acabas con ese cuerpo, volverás a mi lado sin cumplir tu objetivo?
- Algo no funciona, padre. Por alguna extraña razón no logró sonsacar la información que preciso.
- Es un cazador. Hijo mayor de la que una vez fue elegida para portar quizás al futuro... Al que quizás deba estar a mi lado cuando el plan se disponga, y las puertas de este lugar queden sin cerraduras y podamos salir a dominar el mundo que nunca debió de sernos arrebatado. El tiempo se acerca hijo mío. Una vez osé desear tener el control y fui despojado. Ahora vuelve a ser mi turno. Saldré de este lugar donde nunca debí ser encerrado y tomaré lo que una vez se me arrebató por desear ser algo más que una sombra.
- Padre... ¿qué he de hacer?
- Sabes lo que has de hacer. Ella fue un error. Y él no puede salvarla. Usa lo que te he enseñado, hazlo antes de que todo comience. Ahora sí puedes usar al cazador...- Belial cerró los ojos. Dean trató de resistirse. Pero aquel era ahora demasiado fuerte. Belial vio en su cabeza, la de aquel cazador, como el propio Dean sacaba información sobre Liz de las bases de datos de la policía local en el ordenador de Sam. Sabía donde vivía. Quizás aquel era un refugio... Dean trató de gritar. De impedir que siguiera sabiendo. De resistirse a aquel. Tenía que hacerlo. Sam estaba en peligro. Él debía ocuparse de que estuviera bien, como siembre había hecho. Aquel era su trabajo, su padre le encargó que siempre estuviera al pendiente de su hermano. Desde que eran niños y ambos vieron sus vidas truncadas tras morir su madre. Él era el mayor, el encargado del cuarto del motel mientras papá estaba de caza. Su padre le había enseñado todo lo que sabía, su padre esperaba que usara esos conocimientos en proteger a Sammy. Vivía sólo para eso.
La sacudida hizo caer a Sam al suelo de un solo golpe. Liz le miró aterrorizada sujetarse la cabeza. Se acercó a él mientras Sam trataba de no gritar desesperado. El joven Winchester vio a su hermano mayor, lo vio. No estaba solo. El sitio era oscuro, no veía a nadie más. Supo que Belial estaba en Dean al verle sonreír. Tenía lo que quería... Sintió que Dean luchaba por impedir que supiera de él, era fuerte. Pero tenía lo que quería...
Liz sujeto la cabeza de Sam en el suelo, tratando de sujetar su propio dolor. Sentía en ella la desesperación de aquel. Su don estaba actuando en ese momento, y ella podía sentir su miedo como si fuera propio. Hasta ahora se había sentido desgraciada por portar aquel don. El que le separó de su padre, el que la puso en contra de su propia madre, el que le hacía sentir en aquel momento sufrimiento, angustia, miedo por perder a su única familia aún sabiendo que aquellos sentimientos ni siquiera eran propios.
Mientras Sam se debatía en el suelo en su propio dolor por la que sin duda era una visión, Liz trató de infundirle sus propios sentimientos de calma, de sosiego... Acariciaba con dulzura su frente esperando que todo aquello pasara. De repente el joven pareció calmarse. Trató de abrir los ojos aturdido. Su respiración trató de volver a la normalidad. Al tomar el control de nuevo, vio los ojos de Liz mirándole.
- Siento no poder hacer más.- dijo ella tratando de no llorar.
- ¿Está aquí? - preguntó aturdido. Liz miró a todos lados al comprender a quién buscaba con aquella simple pregunta. Esperaba verla, quizás estuviera allí cómo él decía. Ella negó con seguridad la cabeza.
- Lo siento, no. No está.- sintió el dolor de aquellas palabras en él. Su anhelo por poder contemplarla. Sam trató de incorporarse y ella trató de ayudarle.
- Tenemos que prepararnos.- Sam la miró muy serio.- Ya viene.
Nota: El fic ya está terminado. Sólo tengo que subir el Capítulo 17 y el Epílogo (ya acabados) y queda finalizado. Lo subo primero aquí y ya lo subiré en el foro. Allí que esperen.