Y aquí llega la megacrónica de la semana: Buenafuente + Dani Mateo. Siento la brevedad...
Después de llamar, esperar casi un mes a que nos dieran fecha, aguantar la larga espera, esperar y esperar, ¡por fin llego el día!
Quedamos sobre las cinco en El Corte Inglés de la Zona Universitaria. Damos una vuelta por allí y media hora más tarde, nos subimos al trambaix.
Encontramos el plató con cierta facilidad, ya que lo llevábamos todo estudiado desde casa. Y me lleve una decepción. Yo esperaba un edificio más o menos grande, bonito, que se notará que allí curraban grandes como Andreu o Berto.
Pero no. Era solo una nave industrial más, puede que un poquito más bonita, pero sólo un poquito. Ningún rastro que indicara que aquello era del Terrat, o de laSexta.
Llegamos allí sobre las seis, una hora antes de lo previsto. No había nadie esperando. Así que nos sentamos a fuera. En la puerta había gente fumando, algún que otro músico de la banda.
Al rato, se abre la puerta, y aparece ¡el señor Andreu! Y a mi no se me ocurre otra cosa que medio esconderme entre mis amigos. Patético. Uno de ellos se gira, con total normalidad, y le saluda, como si le conociera de toda la vida. “Ei!”. “Hola, ¿que tal?”. “Bé, aquí esperant per entrar”. Más o menos.
Decidimos que no era plan de esperarnos una hora delante de la puerta, así que fuimos a dar una vuelta por el magnifico polígono industrial de Sant Just Desvern. La verdad es que es no se porqué no está marcado en los mapas como zona turística imprescindible para el visitante que viene a Barcelona. Nótese la ironía.
Cuando vimos que empezaba a llegar gente, nos acercamos, poniéndonos al principio de la cola. ¡Qué nosotros estábamos antes! Llegaba gente y más gente, algunos muy nerviosos y emocionados (servidora), y otros como si fuera su pan de cada día. Nunca lo entenderé.
Cuando abrieron puertas, nos hicieron pasar por un detector de metales, rellenar una renuncia a los derechos de imagen y nos dieron una riquísima merienda. Nótese de nuevo la ironía.
Nos hicieron pasar a plató, y aquí llega mi segunda decepción. ¡Este no puede ser el plató! ¡El que sale por la tele es más grande! Diminuto. La tele engorda y agranda los platos. Ahora lo sé.
No sentamos a muy buen sitio. Detrás de mi amiga había una marca, lo que nos hacía pensar que seria enfocada durante el programa. No nos equivocamos. Es la chica que necesita pasta para pagar la suscripción a la Superpop.
En el programa todos muy majos y muy atentos. Primero un monólogo/explicación de cómo funciona la cosa. Un regidor muy mono. Luego sale Berto, a pedirnos un par de favores para su sección. Y finalmente, Andreu, hablando y comentando con el público, que de dónde veníamos y cosas varias.
Empieza el programa, y antes que nos demos cuenta, ya se ha terminado. Una hora y media cortísima. Y encima, hasta las interrupciones para la publicidad eran cortas y entretenidas. La primera, de no más de dos minutos, lo suficiente para que bebieran algo los pobres humoristas. La segunda, un poco más larga, pero amenizada por la orquesta y el regidor mono, cantando a coro.
Termina el programa, y llega la tercera decepción (de hecho, ninguna de las tres decepciones fueron tales. Pero es por darle un poco de dramatismo a la cosa). Le pedimos al señor segurata de traje negro que llevaba controlándonos todo el programa, si podíamos pasar a hablar con ellos y pedirles un autógrafo. No es posible, y si queremos verlos, tendremos que esperarles fuera.
Pero hace frío, somos de Barcelona y nos ha gustado ir de público a Buenafuente. Así que repetiremos pronto, y vendremos más preparados. Y haremos guardia hasta que no les quede más remedio que hablar y hacerse fotos con nosotros.
Nos marchamos y llegamos a casa justo a tiempo para vernos en el programa. Si es que los de Buenafuente lo tienen todo calculado. Empieza el programa, y mi risa se oye más de lo que esperaba.
Con un par me he plantado allí, sola ante el peligro. Entro en la sala y me siento, a segunda fila. Está todo lleno y ya son casi las siete.
Mientras espero, se me ocurre mirar hacia la puerta. Y allí está él. Justo debajo de un foco, que le ilumina de forma divina. xD
En un momento ya están entrando los dos, se sientan y empiezan ha hablar. La presentación ha durado casi una hora, pero ha sido muy divertida y entretenida, tanto por parte de Dani (¿quién lo duda?) como por parte del tal Pepe Colubí.
Acabada la presentación, empieza la fiesta. Se empieza a formar cierto revuelo de gente alrededor de Dani, mientras Pepe firma algún que otro libro. Todas las fans a la caza del autógrafo y la foto. Dani firma sin parar y se va haciendo fotos. Yo voy dejando pasar gente, diciéndome para mi misma: “va, Andrea, ahora tu, va, espabila”.
Al final me decido i le digo si me puede firmar un autógrafo. Él no opone resistencia. Me pregunta mi nombre. Y me firma: “Para Andrea, la + formal (con bloc y todo)”. Y es que, ¿qué mejor que el bloc de Londres para guardar una cosa tan valiosa?
Antes de que termine de firmar, supongo que temblando como una estúpida, le pido si puedo hacerme una foto. Me subo a la tarima donde está él, y le cojo fuerte, no se vaya a escapar.
Y mientras la gente sigue mareando a Dani con papeles y fotos, se me ocurre la brillante idea de ir a molestar a su novia, que está al fondo de la sala, tan tranquila, hablando con sus colegas: la señorita Elena Ballesteros, actriz de “La habitación de Fermat” o “La Familia Mata”.
Muy simpática y muy maja, aguanta mi fanatismo extremo por todo lo que rodea a Dani (mentira, si no hubiese sido la novia de Dani, igual le hubiera pedido una foto).
Ya tenia (casi) todo lo que quería, pero Dani seguía allí, entre fans. Y yo no podía irme mientras el siguiera allí. Así que me acerco al grupo de gente que le rodea.
En aquel momento, Dani le da dos besos a una fan, y con fuerzas nacidas de no se dónde, me sorprendo diciendo: “Yo también quiero dos besos”. “¡Pues claro, mujer!” (O algo así, ya que en ese momento mi cerebro no funcionaba con todas sus capacidades). Y sin dudarlo, he vuelto a subir a la tarima, ¡para darle dos besos!
Ahora si que lo tenía todo, así que cuando Dani ha comentado que tenía un poco de prisa y tenia que marcharse, me he marchado yo también. Ya no quedaba nada que hacer. Por cierto, ¿dónde está Pepe Colubí? Pobre hombre.
Y ahora es cuando no tendría que contar que me he pasado el camino hasta el metro chillando de emoción por teléfono, mientras se me corría un poco el rimel. No, esto no lo voy a contar.
Y esto es todo, amigos.