10 cuentos de terror/horror (4)

Jul 23, 2009 23:29

Nombre: Noche de Tormenta
Palabras: 783
Advertencia: angst...
Nota: Fin trágico, sangre, arsh...

***


Recuerdo que esa noche llovía… quizá demasiado…
Permanecía recostado sobre mi cama; no tenía intenciones de dormir; hace algunas noches que mis constantes pesadillas me impiden pegar los ojos, me amenazan desde lejos con regresar en cuanto juntara los párpados. Cuatro, cinco días… ya perdí la cuenta… lo único seguro, es que sólo puedo cerrar los ojos una vez el sol está en lo alto.

Recuerdo que esa noche, me asomé por la ventana, abriendo levemente el vidrio y sintiendo como las gotas me daban en el rostro con violencia, el fuerte viento revolviendo mi cabello y colándose hacia el interior de mi morada. Apenas era visible por la tormenta, pero a mis hasta mis oídos retumbaba el estridente eco de los truenos, siendo precedidos por la incandescencia de los relámpagos.

“Definitivamente, una gran tormenta” me dije a mi mismo, abriendo un poco más la ventana. Casi podía ver el aire gélido entrando hacia mis pulmones por mi garganta; un fuerte escalofrío me hizo estremecer. Nunca me han gustado las tormentas, mucho menos las eléctricas. Dicen que la probabilidad de que te caiga un rayo es mínima, prácticamente imposible. Casi tan imposible como que un rayo de dos veces en el mismo lugar. En realidad no me importa, está fuera de mi comprensión aquel fenómeno.

Definitivamente, me desagrada la lluvia. Me estreso cada vez que siento el agua colarse hacia el interior de mi ropa, haciendo que ésta se pegue a mi cuerpo.

Claro, tengo un buen motivo para odiar tanto la lluvia, las tormentas, las nubes grises…

Sabía que éramos demasiado jóvenes para tomar esa decisión… ¿Matrimonio? ¿Vivir felices para toda la vida? ¡Ja!

Por supuesto que lo recuerdo… fue un día de lluvia cuando terminaste conmigo. Me restregaste en la cara mi proposición… y luego dijiste que te marchabas con otro. Sí, ese día llovía… puede que el cielo sintiera lástima por mí y por mi corazón despedazado, y llorara… el cielo soltaba las lágrimas que mis ojos no podían…

Supongo que pensando en eso, fue que olvidé el hecho de que había salido a caminar a la playa cercana. La negrura del océano, el fuerte oleaje impactando a las rocas. El aroma salino impregnado en el ambiente… no me importaba en lo más mínimo salir a dar un paseo a media noche si estaba lloviendo, pese a que odiara la lluvia, mis ganas de salir a caminar un rato y despejarme eran mayores.

… Además, me era inevitable pensar en ti cada vez que llovía. En mi vida, siempre fuimos como los relámpagos y los truenos: siempre eras la luz, te adelantabas un paso de mí, te alejabas, y luego desaparecías y te me hacías inalcanzable. Yo era como el trueno… el mero eco que te seguía, sin potencia, casi invisible… tan solo ruido.

Caminando por la playa, fue que la tormenta eléctrica se desató con su mayor potencia. Nunca había visto ese juego de luces sobre el mar. Estaba tan ensimismado mirando hacia el horizonte, que no me percaté cuando dos sujetos se me acercaron. No recuerdo como eran sus rostros, tan solo sé que estaban empapados y olían a alcohol. Pronunciaron palabras ininteligibles para mí, pues aún sentía el estrépito de los truenos en mi cabeza. Tampoco recuerdo que respondí, pero se miraron entre ellos y uno de ellos me sujetó de los brazos… el otro se acercó a mí, y me dio un fuerte golpe en el abdomen. Eso me quitó el aire de los pulmones…

No recuerdo cómo, pero ellos luego huyeron… a los pocos segundos noté que no fue un simple golpe, fue una estocada con un cuchillo, o algo con un filo similar. El frío metálico y la punzada de la carne abierta me estaban volviendo loco. Caí en la arena, mirando hacia el cielo.

Nuevamente la lluvia que tanto odio me golpea en la cara… quizás el cielo siente tristeza por mí una vez más. Subo con cuidado las manos hacia la herida, luego las acerco hacia mi rostro. Sangre… en la oscuridad de la noche, la sangre se ve de color negro, que curioso… pero en las ocasiones que llegaban los relámpagos, podía ver ese espantoso tono carmesí esparciéndose sobre mi ropa, brotaba de una manera casi irreal desde mi interior, y el charco era absorbido por la arena.

Recuerdo que dejé caer mis brazos hacia los costados, me sentía débil. Con una parsimoniosa sonrisa continué mirando hacia arriba… poco a poco se me nublaba la vista, sentía más frío del que tenía antes de salir. Sin duda alguna no cerré los ojos… pues lo último que recuerdo, fue la brillante luz de un relámpago, pero el sonido del trueno, nunca llegó…

***

Faltan 6... whew...

10 cuentos cortos, original, terror

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