Paula se despertó con el sonido de mensaje entrante de su celular. Con ojos velados por el sueño miró el reloj: eran las 0:12AM. Manoteó como pudo el aparato en la mesa de luz, y lo acercó a su cara para leer el mensaje. Sólo tenía una palabra, y era un nombre: RAFAEL (en mayúsculas). “¿Rafael?” -se preguntó, con párpados arenosos a medio despertar
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Con tal de que regreses, hasta ayudaba a labrarlo en mármol con cincel!!
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Retorno más que triunfal!
¡Qué miedito que dan estas cosas! Las posibilidades de los presagios que no comprendemos. El saber que aún si los hubiéramos comprendido, no habría podido cambiar nada muy probablemente...
¡Tanto tiempo sin leerlo, amigo Pilgro! ¡Qué felicidad volver a hacerlo!
Besos grandes!!
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Y bien por m_enia haciéndote desempolvar cuentos!
Y la verdad es que este me ha hecho sentir... que no sabemos ni la mitad de lo que pasó. Pero al menos, los últimos momentos de vida de la chica fueron buenos!
Saludos!
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Con respecto a esta historia, es del tipo que más me gusta: me limito a esbozar la estructura, con una u otra pista por aquí o por allá. Pero dejo todo el resto librado a la imaginación del lector, para que cada uno construya su propia fantasía.
¡Beso, y gracias por pasar!
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Muy intrigante la historia, que resulta de lo más tranquila tiene al final un choque (y me refiero antes de que ocurra, en la conversación) que me provocó esa sensación de malestar, de algo a punto de ocurrir...
Interesante y bien llevada.
Un abrazo.
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