WIIIII OTRO KAISOO /o/ Y ES MÁS LARGO WOOOOHHHH (?). Partió siendo un "corriente de la conciencia", pero se leía tan caótico, que perferí ultra editarlo.
Genero: AU, Hurt/Comfort (?).
Clasificación: PG
Palabras: 1299.
Resumen: quién vendría a cagarse de frío hoy no vale la pena no valgo la pena mierda
Camina a paso lento a través del parque, deseando llegar y no llegar al mismo tiempo, con miedo contenido. Las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta, sus dedos fríos y su nariz roja. Un invierno que acaba de florecer, las bajas temperaturas congelan el césped y él se pregunta qué hace en este lugar, muriendo de frío. Sus músculos se contraen con cada paso que da, esta seguro de que no llegará, no vendrá, de que estará sentado en la banca frente a él durante toda la tarde, tratando de calentar sus frías manos, sus fríos deseos, su frío corazón.
Sus huesos duelen, el hielo se cola en su cuerpo, millones de pensamientos cruzan su mente. Cree que no vale la pena seguir allí, porque no vale nada, porque nadie vendría a congelarse hoy; porque él nunca cumple lo que promete. Su discurso siempre es el mismo, que nos juntaremos hoy no mejor mañana que no pudo llegar que no podrá venir mentiras mentiras mierda mierda.
Ese par de ojos oscuros no dejan de acosar su mente, ojos negros, negros como su interior, como sus esperanzas. Todo esta en contraste con su piel pálida, tan pálida como la escarcha que recubre el pasto bajo sus pies, una persona pálida de pensamientos mal intencionados, negros, de sentimientos débiles, ocultos en la oscuridad. No deja de pensar en su sonrisa amable, su piel morena, sus margaritas; como luce tan pequeño, minúsculo, ínfimo a su lado.
Juega con el barro pegado en sus zapatillas, desea que sus fríos pensamientos se evaporen en la tibieza de un cuerpo ajeno, que lleguen unas manos cálidas a reconfortar su corazón, que el calor derrita la patética soledad que lo persigue.
Patético. Deplorable. Así se siente. Deseando a alguien que apenas conoce, esperándolo en una banca húmeda de un parque vacío, en el día más frío del año. Se pregunta por qué lo necesita tanto, por qué desea un abrazo suyo, si ni siquiera es seguro que el moreno quiera acercarse a él. Porque con Kyungsoo nada es seguro.
Busca sus audífonos, quizás pueda camuflar su soledad con voces armoniosas, letras nostálgicas y melodías tristes. Sus manos recorren cada bolsillo con desesperación, con esa desesperación que tiene impregnada en sí desde que despertó esta mañana no chaqueta no pantalón el velador el cajón del velador mierda.
Apoya sus codos sobre sus piernas flexionadas, ocultando su rostro. Maldice y detesta su alrededor, la rabia derrite un poco el glaciar de su corazón, pero solo desprende una pequeña parte. Quiere dejar de pensar, porque quizás Jongin llegará tarde o él llegó muy temprano, porque siempre piensa lo peor, porque quizás Jongin no llegue o él no debió haber venido, porque tal vez lo peor no va a pasar y solo será otra versión del chiste de la guitarra* no pensar no pensar no pensar no pensar solo quiero dejar de pensar.
A su alrededor hay una pausa, como si el tiempo se detuviera por un segundo, como si las cosas que lo rodean quisieran ayudarle a dejar de pensar, transformándose en tiempo muerto, tiempo que no desea ser percibido.
Sin embargo, el río que trata de detener, sigue fluyendo no pensar no pensar no pensar uno no puede dejar de pensar tengo que pensar en otra cosa la flor casi congelada que está en frente deberían cortar el pasto pobre flor debe estar muriendo fría y sola como yo mientras espero no no no no no no no flor yo y la flor yo sabía debí haberme demorado debí llegar tarde sacarle en cara que nunca llega nunca viene y yo siempre espero y no llega y me avisa tarde o cuando me avisa antes pero mata mi entusiasmo de verlo por qué me habló ese día por qué no fue solo un encuentro cualquiera solo una ayuda una dirección por qué tuvo que ser una sonrisa una palabra agradable un café un número de teléfono un veámonos de nuevo algún día por qué yo con todos mis defectos qué vio en mi yo ni siquiera llamo la atención por qué por qué por qué siento cosas si no debería por qué
El frío no deja de molestarle. Su reloj se asoma por debajo de la manga de su chaqueta, quiere ignorar lo que indican las manecillas, el tic-toc le desespera.
Han pasado 12 minutos desde que llegó, 12 horas, 12 días, 12 semanas, 12 meses, 12 años.
No quiere seguir solo, mirando a la nada, sentado en medio de un parque vacío, porque todos están en sus tibios y acogedores hogares; el suyo es solitario, abandonado, igual de desierto que su corazón, pero es tibio, tibio con té negro o de jazmín para calentar sus frías manos, tibio con una manta y una película, tibio... y deshabitado, porque aquella jodida vieja murió dejando una casa vacía, sin fantasmas, sin amor, sin aire acondicionado.
Trata de imaginarse en otras circunstancias, imaginar el calor del verano por qué no dijo que nos juntáramos en verano mejor el sol calentaría quemaría rostizaría mis muslos blancos luego rojos por la insolación pero estaría bien porque serían solo las piernas el dolor me distrae
El reloj vuelve a molestarle y le da una mirada rápida.
5 p.m.
Él debería haber llegado, pero no quiere anteponerse a los hechos, y se oculta nuevamente en aquel espacio entre sus piernas. No quiere levantar la mirada y darse cuenta que su sombra no se ve en el horizonte, que en realidad él nunca va a llegar.
Solo tiene miedo de decepcionarse, de tener otra excusa estúpida para seguir odiándose.
Pisadas rápidas, que hacen crujir la escarcha del suelo, resuenan en sus oídos, se acercan cada vez más.
Un par de zapatillas grises entran en su reducido campo visual, pero no quiere levantar la mirada, porque no, no puede ser él.
- Hola - no quiero mirar pero está aquí en serio vino no no no no ah aún no quiero mirar no no no quiero - Oye, ¿tienes audífonos?
tengo que mirar mira mira mirar valentía valentía qué valentía no quiero no quiero
- Hola
- ¿Llegaste hace mucho?
- No, como hace cinco minutos - cinco minutos si claro cinco minutos tardaron mis pelotas en congelarse con el frío de la banca ah ah ah y él solo trae jeans y anda sin calcetines qué imbécil en este mundo anda sin calcetines en invierno - ¿Por qué no traes calcetines?
- Los detesto, aunque no tengo frío, soy una persona cálida.
- Qué envidia, yo soy un cubo de hielo.
- ¿En serio?
- Si - si y estoy tan helado que tengo hasta el corazón congelado y el autoestima congelada y el amor por la vida congelado vivo hecho de hielo
- Yo tengo calor - Vivo en el calor sofocante de sobrevivir cada día en el calor sofocante sofocante de tener que enfrentarme a todos para poder subsistir vivo ahogado por el calor de las presiones ahogado por el calor de la gente - Mira, toca mi mano.
- Eres como una estufa, no voy a soltar tu mano hasta que la mía esté tibia.- hasta sentirme tibio por dentro sentir que este frío solitario desaparece desaparece desaparece pero que él no desaparezca
- No me molestaría que no soltaras mi mano.
- Hm - por qué dijo eso por qué por qué ah qué hago ah
- Ven, vamos a un lugar cálido.
- Bueno.
Manos entrelazadas dentro del bolsillo de una chaqueta, su rostro se hunde en la bufanda que trae puesta, mientras el calor vuelve poco a poco a su ser, como si se estuviera transformado en la primavera, derritiendo los restos de hielo que están esparcidos por su cuerpo, un sentimiento floreciendo lentamente en su corazón.
* El chiste de la guitarra trata de un tipo que quiere pedirle la guitarra a su amigo para una fogata, pero su mente se interpone, y piensa que tal vez no se la va a prestar porque él no le invitó a la fogata, o quizás la guitarra no tiene cuerdas, o quizás la va a ocupar, o puede que se la haya prestado a alguien más- pero cómo puede ser que se la preste a alguien más si él es su mejor amigo, el que lo apoya en todo, el que le presenta a las k-bras, el que lo cuida cuando está borracho- Hola, le dice el amigo.
- MÉTETE TU GUITARRA POR EL OOOORRRRTOO -. Soy fome para los chistes, pero este lo contaba mi abuelo <3 y calzaba justo con esto dkj.