Creo que hay pocas mejores que el que tu pareja ponga esa expresión de dulce agonía, de inmensidad, que dé esas boqueadas más allá de los gritos mientras su cuerpo tiembla junto al tuyo, que tenga esas convulsiones, ese placer doloroso y eterno, que licúe sus ojos con esa mirada que todo todo hombre quiere dar a su mujer... y que luego te diga que
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