Detalles
- Te dije que no quería volver a verte
- Cierto, pero que yo sepa a Ore-sama no se le dan órdenes.
Oshitari suspiró, tentado de cerrar la puerta en las narices de su ex - capitán. Cierto que se merecía que lo hiciese, pero en el fondo algo de curiosidad sentía por saber qué hacía allí, a esas horas de la noche y con esa estúpida sonrisa de suficiencia que tanto odiaba brillando en su rostro.
- Date prisa y di lo que quieras decir. Tengo cosas mejores que hacer- espetó al fin, dando media vuelta en una invitación muda que Atobe no tardó en aceptar.
- ¿Desde cuándo eres tan poco amable con tus invitados?- inquirió, sonriendo al notar el desorden en las cosas del peliazul. Había cosas que no cambiaban nunca
- ¿Desde cuando precisamente tú quien intenta enseñarme educación?
La permanente sonrisa de Atobe no hacía más que enfadarle. Hasta en el colegio la había odiado. Siempre tan capaz de hacer a los demás cumplir con sus deseos. Incluso, por mucho que no fuese a reconocerlo a viva voz, a él mismo.
Lanzándole una lata de cerveza se dejó caer en el sofá, esperando a que el castaño se decidiese a hablar de una vez. Éste se limitó a sentarse en la silla más cercana dándole vueltas a la bebida. Aún sonreía.
- Gakuto me dijo que estabas en la ciudad.
- Pues mira que bien. ¿Te has recorrido media ciudad para verme?- cada vez que Oshitari soltaba una grosería el malestar de Atobe era, para el regocijo del peliazul, más que evidente - Qué enternecedor. Ya lo has hecho. Vete
- Aún te lo follas ¿Verdad? - Su semblante permaneció serio, como si esa fuese la pregunta más normal en esos momentos.
Al fin Oshitari se dio cuenta de qué demonios hacía allí Atobe, tras casi dos años sin verse. Satisfecho consigo mismo se levantó, acercándose lentamente a él.
- Puede- susurró, con una sonrisa pícara en sus labios- Y tú ¿Te sigues tirando a Tezuka?
- Sabes perfectamente que….
Antes de poder siquiera acabar la frase, Atobe estaba tirando en la cama de Oshitari, con el peliazul encima de él, mirándole con una mezcla de rencor y lujuria en sus ojos oscuros. El escalofrió que recorrió todo el cuerpo de Atobe al sentirse acorralado se le antojó nostálgico. Lejano. Excitante.
Conocía lo suficiente a Oshitari como para saber que su visita al hotel no iba a quedar en un simple cruce de palabras. Era una de las pocas cosas con respecto a él de las que se sentía orgulloso; el conocerle mejor que nadie. Mejor incluso que Gakuto o, al menos, eso creía él.
- Lo único que sé es que no estoy dispuesto a escuchar ningún tipo de explicación por tu parte. - declaró, con esa voz que Atobe sabía perfectamente que era capaz de llevarlo a la locura - Las cosas quedaron muy claras en su momento. Le preferiste a él, y punto. No había más que hablar. Espero que por lo menos el sexo mereciera la pena.
Las burlas del peliazul le dolían a Atobe en el fondo de su alma. Sabía que las merecía, y que eran ciertas, pero no por ello iba a soportar la humillación de que él disfrutara recordándole una de las pocas cosas de las que Ore-sama se arrepentía.
Rodeando bruscamente el cuello de Oshitari con las manos le besó. Con frialdad. Con ansias de hacerle el mismo daño que estaba sufriendo él en esos momentos. Mordió con fuerza su labio inferior hasta que el peliazul gruñendo lo apartó de él. Un fino hilo de sangre resbalando por sus labios y una mirada perpleja en sus ojos.
- No tengo ganas de jugar, Atobe, si es que has venido a eso
Con una sonrisa no poco menos que lasciva Atobe recorrió con sus manos la espalda del peliazul, disfrutando del tacto de sus músculos entre las yemas de sus dedos y estudiando las reacciones de Oshitari ante sus caricias. Cuando finalmente llego al final de su espalda asió sus caderas con fiereza, juntándolas todo lo humanamente posible a las suyas. Disfrutando como hacía tiempo que no lo hacía del gemido gutural que salió de entre los labios de Oshitari.
- ¿De veras te crees que esto es un maldito juego? - murmuró, mordiéndole con fuerza el lóbulo de la oreja - Vamos Yuushi, sé que no soy el único que quiere esto
Continuó restregándose contra él peliazul hasta que al fin sintió cómo sus fríos labios se deslizaban por su cuello, con una delicadeza que no tardó el desaparecer, sustituida por mordiscos en aquellos lugares que Oshitari sabía perfectamente que harían suplicar a su ex - capitán por más.
Antes de que Atobe pudiese siquiera soltar un gemido de satisfacción su camisa volaba por la habitación sin ningún cuidado, seguida en un corto espacio de tiempo por la de Oshitari.
Los labios de Oshitari se deslizaban por todo su cuerpo, trayendo de vuelta a su mente sensaciones que hacía demasiado tiempo no sentía. Prácticamente desde que no estuvo con él por última vez. Quiso decirle lo mucho que le había echado de menos, lo mucho que sentía todo lo que había pasado. Pero siempre su relación se había basado más en hechos que en palabras, y eso no iba a cambiar ahora.
Empujándole con fuerza se sentó a horcajadas en su vientre, saboreando el regusto a cerveza y tabaco que le ofrecían sus labios en cuanto tuvo ocasión. Deseando que captara el mensaje. Esperando que dejara de pensar que todo aquello era un simple juego.
Ambos pares de pantalones no tardaron demasiado en unirse al montón de ropa que se esparcía arrugada por toda la habitación. Sonriendo entre besos, mordiscos y caricias Oshitari empujo de nuevo a Atobe bajo él, ignorando las quejas de éste y agarrando ambas manos por encima de su cabeza, evitando así todo intento de cambiar las posiciones.
- Ni lo intentes
Atacó con fuerza la clavícula de Atobe con sus dientes para evitar que cualquier cosa diferente a gemidos ahogados pudiera salir de sus labios. Continuó saboreando toda la piel que encontraba alrededor mientras aumentaba los movimientos de sus caderas contra las del castaño, deleitándose con el sonido de sus pieles rozando y los agudos gemidos que escapaban de su garganta.
- Maldita sea…Yuushi, eras tú el que decías que…que no querías jugar- logró murmurar Atobe, antes de que un mordisco en la parte baja de su abdomen le hiciera prácticamente gritar.
Satisfecho, y sabiendo que no obtendría nada más parecido a una súplica de los labios de Atobe, acabo por desnudarles a los dos, abriendo con fuerza las piernas del castaño y colocándose entre medias de ellas. Ignorando sus quejas como solo él sabía hacer.
Se introdujo con fuerza en él antes de que el castaño pudiera decir o hacer algo, y el grito que resonó con fuerza en las paredes de la habitación y los espasmos que sacudieron todo su cuerpo estuvieron a punto de hacerle enloquecer.
Sabía que no estaba siendo para nada amable y que seguramente Atobe estaba gritando de dolor por dentro, pero le daba igual. Estaba seguro que esto no se acercaba ni siquiera a lo que sintió él cuando se enteró que su por entonces novio (aunque no estaba seguro de que su relación se hubiera podido considerar de ese tipo) y Tezuka habían tenido más de un encuentro en casa del mayor. Continuó embistiendo con fuerza dentro del castaño, buscando la manera de echar todos esos recuerdos de su cabeza. Eran completamente innecesarios en esos momentos.
El ritmo frenético que Oshitari había impuesto los hizo alcanzar el clímax en pocos minutos, Atobe arqueándose con un grito y Oshitari desplomándose sobre el castaño, dejando escapar un gemido casi animal de entre sus labios.
Permanecieron así durante largo rato, en un silencio agradable. Oshitari relamió sus labios, aún con restos de sangre por los mordiscos de Atobe y se incorporó, saliendo con delicadeza de su cuerpo.
- Yuushi…- el aludido se giró a medio camino del baño, mirándole con algo parecido a dulzura en sus ojos- hice una estupidez, no necesito que nadie me lo diga para saberlo. Pero han pasado dos malditos años, de verdad que no…
- Déjalo, Keigo, me da igual lo que pasara entonces. Has vuelto ¿Verdad? - esperó a que el castaño asintiera para sonreír- pues eso es lo que importa.
Viéndole desaparecer por la puerta del baño Atobe se permitió por fin sonreír de verdad. A lo mejor Gakuto estaba en lo cierto, eran los pequeños detalles (como el hecho de que hubiera estado prácticamente espiándole durante casi dos años para conocer cada mísero detalle de su nueva vida universitaria y qué hacia a cada momento) los que importaban.
Pero eso, estaba claro, no se lo iba a contar.
Tomatazos y demás, escritos aquí xD.
Take Care~
PD. Y lo siento, amor, si no te gusta. Lo intenté T_T