No tengo nada mejor que hacer, así que voy a postear lo que llevo del fic pre-Nath XDDD Para Bratty <3
Hacía calor. Demasiado, para ser mediados de septiembre. La cachorrita se giró dentro de su caseta para rascarse la espalda contra el suelo. No. Incómodo. Aquello no servía.
Sacudiéndose, salió de allí para dirigirse a la pared de la casa, sin duda más eficaz para ese tipo de menesteres.
Y se chocó con una pierna. Una pierna extrañamente fría, y dura, y...
Metálica.
“¡¡¡YIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIP!!!”
Edward hizo su espectacular entrada en la casa con una perrita asustada en sus brazos y su pierna izquierda apestando a pis.
+ + +
“Maldita sea, si es que cuando son cachorros no se controlan... Mataré a estos dos... Mira que no decirme que tenemos nuevo perro...” iba rezongando mientras el animalillo intentaba con todas sus fuerzas salir pitando de allí. Al final no se le ocurrió mejor cosa que dejarla en el fregadero de la cocina mientras se frotaba la pernera del pantalón con una bayeta... que luego recordó Win usaba para limpiar la mesa después de las comidas. Ups.
La cachorrita emitió un curioso sonido. Ed, que estaba agachado intentando esconder el trapo, la miró.
“¿Qué pasa contigo?”
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“¡Eh! ¿No hay nadie en casa?” llamaba mientras abría todas las puertas que encontraba, pero todas las habitaciones estaban tan vacías como su estómago. Por fin creyó escuchar algo proveniente del taller de automail, y efectivamente: allí estaba Winry, enfrascada como siempre en su trabajo, con la radio puesta a todo volumen y el suelo cubierto de tuercas; eso sí, todas debidamente etiquetadas para no poner ni una sola fuera de lugar. Se acercó intentando no pisar ninguna, con lo cual ella no notó su presencia hasta que estuvo directamente detrás suyo.
“¡Ed!” exclamó, volteándose. El susodicho se agachó hasta quedar a su altura - pues estaba sentada, más quisiera él que ser más alto - y ella le plantó un sonoro beso en la boca, sin ninguna vergüenza.
“¿Cómo has estado?” preguntó ella, sin levantarse. “¿Todo bien en Central? ¿Sigue el Coronel tan pesado como siempre?”
“Peor. Ahora es General de Brigada. Con este ascenso sólo han conseguido alimentar su ego. Hace días que no para de hablar de minifaldas.”
Winry rió, siempre atenta al automail que tenía encima de la mesa. Ed pasó un brazo sobre sus hombros.
“¿Y qué tal por aquí?” preguntó. “¿Cómo está mi hermano?”
“Bien, no ha tenido problemas con su nuevo cuerpo. Bueno, sí, que le encanta y no deja de usarlo.”
No bien hubo dicho eso, ambos se pusieron como tomates.
“Ya veo que no os habéis aburrido en mi ausencia.” bromeó él, logrando un nuevo tono en la escala de rojos en la cara de Win. “¡¡¡Idiota!!!” gritó la joven, e intentó lanzarle alguna herramienta a la cara, pero entonces él se puso en modo cariñoso - todo lo cariñoso que Ed podía ser - y a eso no podía resistirse.
“Ey... ¿Por qué no vas a saludarle? Creo que está en el huerto de las patatas.” dijo en cuanto le quedó la boca libre.
“Vale. Tengo ganas de verle. ¿Cuánto hace que me fui? ¿Dos meses?”
“Mes y tres cuartos. Anda, ve, y de paso te lo traes aquí, que quiero deciros algo...”
Ed miró extrañado a su cuasi-esposa, pero no le dio importancia y enseguida se encontraba rodeado de hortalizas por todas partes... Y en medio del campo de patatas, había una figura agachada arrancando malas hierbas. Una figura que conocía muy bien, y que se moría de ganas por ver.
“¡¡¡Al!!!”
+ + +
Alphonse escuchó su nombre y esperó a la segunda llamada, como hacía siempre para asegurarse de que realmente le estaban llamando a él. Sólo que en vez de una voz, lo que notó fue una pesada bota clavándosele en donde la espalda pierde su buen nombre.
Fue ahí que decidió que definitivamente le llamaban a /él/.
“¡¡¡’Niisan!!!”
+ + +
Cuando los dos hermanos entraron por fin en la casa, había pasado cerca de una hora desde que el mayor había llegado. Al se dirigió a la cocina para refrescarse un poco después de la pelea de rigor.
“Hermano, ¿sabías que tenemos una perrita nueva?” le escuchó preguntar desde el baño.
“Síp. Me dio un buen recibimiento. ¿Así que es hembra?” replicó mientras se mojaba el pelo en el lavabo. “¿Nombre?”
“Apricot. Es cría de Den.”
“¿En serio? ¡Estupendo! Aún nos queda algo de ese bribón en esta casa.” exclamó, arrojando la toalla húmeda y embarrada al cesto de la ropa sucia. “Por cierto, ¿por qué preguntabas?”
“Oh, simplemente me pareció curioso encontrármela en el fregadero de la cocina.”
Eeeeep.
+ + +
Winry escuchó girar el picaporte. Respiró profundamente y se giró, encontrándose con sus dos maridos - o casi, pues obviamente no eran oficiales - cubiertos de polvo y con el pelo tan mojado que chorreaba en el suelo de madera. Aunque en esos momentos decidió que el suelo era menos importante que la noticia que les tenía que dar.
Así que recogió con parsimonia los útiles de trabajo esparcidos por encima de la mesa mientras ellos jugaban con la pequeña Apricot, que aún no se había acostumbrado a tener un dueño mitad carne, mitad metal y daba pequeños brincos cada vez que rozaba la mano derecha del mismo.
Por fin se levantó. Ed y Al la miraron interrogantes, curiosos.
“¿Y bien?” dijo Ed.
Por toda respuesta, ella se desabrochó el peto que llevaba y se lo quitó ante la mirada atónita - y avergonzada - de los dos hermanos.
“¡¡Win!!” exclamó el mayor. El menor estaba demasiado pasmado para decir nada. “¿¡Aquí y ahora!?”
Ella se sonrojó furiosamente. “¡¡No, idiota!! ¡¡La barriga!!” gritó.
“¿La barriga?”
La miraron.
“...”
“...”
BONK.
“¡¡¡¡ED!!!!”
+ + +
Al abrazó a su mujercita de forma protectora. Al contrario que su hermano, que se había pegado un buen coscorrón con la estantería al retroceder de golpe, él había asimilado enseguida la buena noticia y estaba más que contento con las expectativas de ser padre.
“Así que un bebé, ¿eh? ¿De cuánto estás?” preguntó.
“De casi dos meses.” respondió ella, abrazándole también. Ed los miró con un poco de envidia, y después palpó la barriga de Winry con sumo cuidado. Ella sonrió y le explicó que todavía faltaba un poco antes de que notara cómo se movía.
“Es fantástico, las mujeres seguís siendo increíbles incluso después de descubrir que la ciencia puede crear vida también.” declaró, ganándose el ligero roce de una llave inglesa en el cráneo. Cuando hubo dejado de sangrar procedió a felicitar a la pareja: “Bueno, pues ¡ felicidades a los dos!” y estaba siendo sincero, a pesar del mínimo arranque de celos que sentía. “Vais a tener un niño precioso.”
En contra de lo esperado, Win no sonrió. Más bien le escrutó como dudando si decir o no lo que tenía en mente...
“¿Qué?” preguntó Ed sorprendido.
“Uhm... Nada... Es que...” titubeó ella, pero a la vista de que Fullmetal se estaba impacientando, decidió acabar con aquello de una vez. “Es que... Bueno... ¿Recordáis aquella noche de verano, cuando acababais de volver y... y fuimos al río, y yo iba a preparar fondue para cenar...?”
“Sí, sí.” respondió ansiosamente Edward. “¿Qué pasa con eso?”
“¿...Y luego acabamos pasando la noche a la intemperie (y no demasiado vestidos, si la memoria no me falla)?”
“¡Que sí!” exclamó, ahora completamente colorado. Si había algo que no le gustaba, era que le recordaran sus “noches de pasión”, como Winry las llamaba para molestarle.
La joven tomó aire.
“Bueno, pues... Si echas las cuentas, verás que las fechas coinciden...”
“...”
“Así que...”
“¿...No sabemos quién es el padre?”
Win agitó la cabeza.
Oh, mierda.
+ + +
Edward se dio la vuelta en la cama y chocó con la espalda de su mujer. Win murmuró algo por lo bajo, en sueños, y Ed temió despertarla, pero ella únicamente se arrellanó más en el pecho de su hermano y siguió durmiendo pacíficamente.
Ed suspiró. Había estado fuera por dos meses, pero aún así quedaba una mínima posibilidad de que él fuera el padre del bebé. En cuyo caso, se sentiría totalmente orgulloso, y contento por él, y un poco triste por Al. Pero el problema no era ése.
Porque, ¿qué rayos le iban a explicar a su hijo cuando creciera? ¿“No, verás, todos los demás niños tienen un padre, pero tú tienes dos porque desafiamos las leyes de la genética.”?
/No/.
Winry se movió en sueños, aplastándole un brazo de paso. El metálico, por suerte para él.
“Mmmññ...” refunfuñó ella, molesta por el frío, y volvió a su anterior posición. Ed retiró su mano derecha de donde estaba para no volver a importunarla, y a cambio colocó la izquierda sobre el estómago henchido de su esposa.
Algo se movió. Ed cerró los ojos.
+ + +
“¡¡Win, por Dios, para ya con eso!! ¿¡Es que quieres que le pase algo al bebé!?”
“¿¡Cómo quieres que le pase algo por llevar unas cajas con restos de automail de una habitación a otra!? ¡¡Por favor, Ed, que está en mi útero, no lo llevo al aire!!”
“¡¡Te digo que esforzarte tanto no es bueno!!”
“¡¡Argh!! ¡¡Tendría que darme un puñetazo en el estómago para que le pasara algo!!”
“¡¡No te atreverás!!”
Alphonse puso los ojos en blanco. En las dos últimas semanas su hermano había demostrado ser más histérico de lo que jamás habría sospechado, preocupándose incluso por las posturas que Winry adoptaba al dormir o la costumbre de hacer la siesta con Apricot sobre la barriga. En aquel momento parecía haber apostado por impedir su trabajo en el taller...
“¡¡¡Al!!! ¡¡Dile algo a tu mujer, porque yo no puedo con ella!!”
...Y dejarle el trabajo sucio cuando no conseguía nada.
Rascándose la cabeza, se incorporó, se sacudió los pantalones, se quitó un gato de encima y entró a la casa por la puerta de atrás, cruzándose con un furioso Ed que salía como un huracán en dirección a la huerta. Al temió por sus tomates.
Una vez dentro de la casa, encontró a su esposa sentada sobre la encimera de la cocina, acariciando a Apricot - aunque el animal no parecía muy a gusto - y comiéndose a bocados un muslo de pollo que tenía todo el aspecto de acabar de salir de la nevera.
Vamos, que nada bueno le esperaba.
“Win...”
“¡¡Tu hermano es idiota!!”
...Buen comienzo.
+ + +
Hasta ahí. Hala. Comentarios :D