Título: Volver a empezar
Personajes: Ziva David y Damon Werth
Advertencias: Ninguna
Rating: Todos los públicos
Notas de autor: Regalito de Navidad MUY atrasado para
esciam, responde a tu petición de Ziva-Damon
Antes de nada he de decir que de esta escenita tienen la culpa 3 cosas-personas. 1, una canción de Amaral llamada "Confiar en alguien", 2. El regalito en forma de icono que me ha hecho
lorelai_ncis (gracias por el beteo, que sé cuánto odias a esta pareja!) y 3. La palabra del reto de twitter de la semana.
En principio iba a ser mi respuesta al reto, pero al ver el resultado final he pensado que tenía que regalárselo a
esciam sí o sí. Espero que te guste, y perdón por el retraso!
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Abre la puerta con cuidado, no termina de hacerse a la idea de que él estará allí cuando ella llegue. Ve su cuerpo tumbado bocabajo, no lleva camiseta de pijama y la sábana solo le cubre hasta la cintura, respira pausadamente y no parece haberse dado cuenta de que ella le observa.
Ziva se deja sus cosas con cuidado sobre la descalzadora, se deshace la coleta y se gira para mirarle de nuevo. Aún no se lo puede creer, le cuesta hacerse a la idea de que las cosas hayan cambiado tanto como para que él ocupe el lado izquierdo de su cama. Sonríe, Tony no tiene razón, ella no duerme siempre en el mismo lado, depende de muchas cosas. De la compañía, por ejemplo.
Siente unas ganas horribles de tumbarse sobre su espalda y repartir besitos por ella, pero no quiere molestarle, es tarde, demasiado tarde.
Se desnuda con cuidado de no hacer ruido y se pone una camiseta enorme como única prenda para dormir. Se desliza entre las sábanas y se acurruca junto a él, que no tarda nada en girarse y, sin despertarse, acogerla en su pecho.
Ziva cierra los ojos y se deja llevar, todo es tan fácil con él a su lado que casi le da miedo. Tardó mucho en confiar en él, necesitaba confiar en alguien, pero no era capaz de hacerlo, hasta que de nuevo llegó él. Poco a poco fue picando en ese muro de hormigón armado que ella se había puesto como coraza y, cuando quiso darse cuenta, el agujero era tan grande que él se la había colado dentro.
Nunca preguntó, esperó a que ella hablase, a que poco a poco fuese abriéndose con él, contándole todo lo que llevaba dentro. Habían sido muchas noches sin dormir, muchas lágrimas derramadas en su pecho, justo como estaban ahora. Nunca le miraba a la cara cuando hablaban de ello, él lo entendía, no hacía preguntas, solo la escuchaba y la consolaba cuando lo necesitaba. Así noche tras noche, espantando a todos y cada uno de los fantasmas que Ziva tenía escondidos debajo de su cama. Nunca la pidió nada a cambio, se conformaba con estar con ella, con arreglar esos trocitos rotos.
Ziva no sabe decir cuándo pasó, cuándo cambió todo. Solo sabe que él está ahí para ella siempre que le necesita. Que confía en él como nunca pensó volver a confiar en nadie, que Damon, poco a poco, se ha convertido en el pilar básico de su vida y que juntos están recomponiendo, pedacito a pedacito, las vidas que en un momento se les vinieron abajo.