Alba de la Cacería

[stanislav_scyek]

La noche anterior le pareció especialmente tensa. Muchos sonidos, y no necesariamente naturales, se escuchaban aún en el exterior, junto con el alba que empezaba a despuntar en el horizonte. Movimientos incomunes por aquellas horas le llamaba mucho la atención, pero más aún los de hacía algunas pocas horas, que sonaban demasiado estrepitosas y

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[rekyem_autumn]

- Quieto - se oyo decir en voz muy baja mientras una de sus pequeñas y blancas manos se hundia en su pelaje, animandole a obedecerle. Desde que habia estado mas tiempo con andré su temperamente se habia vuelto potencialmente mas agresivo. Y no habia que ser muy inteligente para darse cuenta del porque.

Cerca de alli diviso a un joven no mucho mas alto que ella, de cabello oscuro y piel muy palida que le dejaba en contraste con el oscuro fondo, y una expresion de terror que de no haber estado ensimismada en sus pensamientos le hubiese provocado muchisima risa .- Espero no le haya asustado demasiado, Milord

[stanislav_scyek]

El miedo lo había paralizado, y sólo al ver la suavidad con la que el lobo respondía al toque de la que parecía ser su dueña, pudo respirar parcialmente aliviado.
-Des... descuide, Demoiselle. Nunca pensé encontrar un lobo por estos lugares, menos en un balcón -dice casi divertido. Casi pues en el fondo aún sentía cierto cosquilleo en las piernas o el estómago, pensando en cómo se sentiría que aquellos fieros dientes lo masticaran-. Usted es aquella chica del comedor, el día en el que nos... intoxicamos, ¿no?
Le parecía sumamente atractiva, y lamentaba que su complexión física, o su timidez, le impidieran llevar a cabo una conversación más típica de chicos de su edad con chicas (en general).

[rekyem_autumn]

- Lamentablemente, si - le responde con una timida sonrisa.- Es una lastima que hayan sido esos acontecimientos y no otros los que nos rodeasen al conocernos, Milord. No es que haya sido precisamente la mejor de las situaciones.
Y ciertamente, el haber sido envenenado asi fuese por descuido de una cocinera no debía de ser presisamente su recuerdo favorito, por lo cual decide cambiar discretamente de tema, al notar como Noir presiona su frñia y humeda nariz contra el dorso de su mano, buscando algo de atencion en ese momento, y vale decirlo, aprovechando para morder el anillo de compromiso por el que tiene una singular aficción. - Espero no ser demasiado indiscreta, Lord Scyek, pero ¿le complacería acariciarlo? He notado que le ha visto prolongadamente mientras hablamos.

[stanislav_scyek]

-¿Acariciarlo? -dice, casi con un hilo de voz. No pretendía verse tan cobarde, pero rememoraba escenas violentas y desagradables de su infancia, la sensación de unos colmillos penetrando la piel... Pero los perros le gustaban mucho. O los caninos, teniendo en cuenta el hecho de que aquel lobo, a pesar de darle miedo, le gustaba mucho.
Levantó la mano con lentitud, y antes de extenderla, miró a la chica buscando su apoyo.
-Es un ejemplar excelente... ¿no me morderá? -aprieta las mandíbulas y dice al lobo, casi en un susurro-: ya lo hizo un primo tuyo una vez y no fue divertido.