A las 23:00 entraba a trabajar, a la una y pico me daba un mareo de la ostia al habla con un imbécil que preguntaba quisquillosidad en quisquillosidad, y no dejaba de toser y pinchazos en la espalda terribles, salía entonces al pequeño patio a que me diese el aire, decidía al final seguir el consejo de ciertos compañeros que me veían cara de muerta
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Comments 1
John Hamond: Así es.
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