Fecha de estreno original 13 de Mayo de 1994
Guión: Chris Carter
Dirigida por: R. W. Goodwin
Al contrario que Born Again o Roland, donde parecía que casi todos estaban medio dormidos, en The Erlenmeyer Flask resurgen todos los buenos elementos de Expediente X: la paranoia, el peligro, las mentiras, y la conspiración gubernamental en la sombra están ahí esperando a que Mulder y Scully sigan escarbando.
El episodio empieza con toda una rareza, una persecución policial por las calles que te hacen pensar que estás viendo un viejo capítulo de alguna serie de los 80s, amén de que los coches también parecen muy ochenteros. Bueno, es 1994, a quién queremos engañar.
El tipo que se tira al agua suelta sangre verde, y siempre pienso cómo la sangre alienígena era tóxica o no a placer en la serie. Un gran fallo de continuidad no muy habitual en los primeros años de XF pero que veríamos una y otra vez.
Vemos a Mulder viendo viejas pelis, lo cual, junto a los deportes y el porno parece ser lo que le gusta, porque es lo que siempre aparece viendo en la tele. Bueno, y Oprah, según le confiesa a Scully.
Mulder y Scully se ponen a investigar, pero discuten cuando Scully cuestiona los motivos de Garganta Profunda, y eso hace que Mulder dude de él. Aún así sigue investigando, y Scully también sigue investigando, y es muy Mulder y Scully hacer eso, porque ellos otra cosa no, pero son muy tenaces. Heeee. Scully le dice la famosa frase del pipí de mono y FLIPA con lo que descubre.
No, inciso aquí, porque es la primera vez que Scully se da cuenta de la trascendencia de lo que está investigando con Mulder, o mejor dicho, es la primera vez que cree.
Mientras tanto Mulder continúa con su propia investigación, desvelándonos que Danny ¡habla! No me había fijado nunca. Heeee. Y el doblador es el de Frohike. Creo recorder que no vuelve a hacerlo. Es curioso, al principio de ver XF pensaba que Danny era Pendrell. ¿Os acordáis? El oso amoroso que estaba tiernamente enamorado de Scully… Bueno, ya sabemos que todos en esta serie se enamoraban de Scully, hasta Mónica Reyes, pero ese agente pelirrojo que estaba siempre en el laboratorio y la miraba con adoración, sí. Creo que nos recordaba a nosotras mismas a los 16 cuando nos enamoramos de Jon Bon Jovi, o Johnny Depp, o quien fuera. A mí me daba mucha ternura.
Así, Scully demuestra su gran habilidad para dormirse por las esquinas y la doctora que viene a despertarla le da una masterclass de genoma humano y, básicamente, la enseña a secuenciar su ADN, algo que perfeccionará con ayuda de google y pondrá en práctica en el futuro muchas veces en la serie. He de decir que era super guay que Scully fuera tan lista.
Estas escenas con la doctora son muy premonitorias, porque además, la doctora se convertirá en uno de esos personajes tangenciales que la espichan circunstancialmente por “culpa” indirecta o directamente de Scully. Y en esas escenas ya se va apreciando que Scully se está poniendo INMENSA embarazada de 5 meses como estaba Gillian Anderson. Siempre flipé bastante con la caracterización de preñada que le hicieron en la octava, porque claramente nadie se acordaba de su embarazo real y entonces se limitaron a ponerle una barriga redondita y totalmente de fitness. Hasta después cuando tuvo a sus hijos, que estaba más delgada, tenía cuerpo y cara de embarazada. En serio, odio que hagan eso en la tele.
El caso es que como la cabra tira al monte, Scully contacta con Mulder in order to hacer las paces y seguirle el rollo, que es lo que en el fondo le da vidilla.
Mulder, mientras tanto, está inmerso en un descubrimiento que volveremos a ver a lo largo de los años, pero que entonces vemos por primera vez y nos parece terrorífico, que son todos esos tanques con gente dentro. Se volvería un clásico verle penetrar (jiajiaja, “penetrar”) en instalaciones secretas con tanques con clones, embarazadas, fetos y todo tipo de experimentos.
Cuando Mulder y Scully vuelven a hablar están muy monos. Ella intentando localizarle preocupada y él perdiendo el teléfono, y luego cuando se encuentran, como no, a una hora intempestiva, ella le pide disculpas en una secuencia en la que está muy rica diciéndole a Mulder que ya debería aprendido a confiar en su instinto y Mulder está aún más mono diciéndole que por qué si no lo hace nadie, y se miran y se sonríen de esa forma en que siempre desaparecía todo lo demás justo antes de meterse en la boca del lobo.
En el almacén, que convenientemente se ha vaciado para que Scully no vea nada (táctica que por cierto se volvería muy cansina hasta la octava temporada en que se invirtió por el simple hecho de que Mulder había desaparecido y Scully estaba como loca por creer) se encuentran con Garganta Profunda, que les suelta su último rollo Obi Wan.
Es curioso, porque Mulder y Scully siempre funcionaban muy bien en equipo, y cuando les separaban la cosa no fluía, pero siempre había capítulos como éste en el que están separados pero van por el mismo sitio, nada que ver con lo que se convertiría en una fea costumbre de Chris Carter con los años, como en IWTB o My Struggle II. Me da mucha pena ver la evolución de la serie en este aspecto.
Como siempre, a Mulder no le sienta nada bien separarse de Scully, porque nada más volver a hacerlo, le secuestran y lo único que le queda es hacer chistes malos con la cara reventada. Mientras, Scully entra en mode salvadora!on que siempre desempeñaba de forma impecable y tenaz, y se infiltra en Fort Marlene con ayuda de Garganta Profunda. Esas escenas son super clásicas y nos transmiten magistralmente su incertidumbre y su acojone que se puede palpar, y nos dejan en la retina cómo se jakea un feto para comerciar con Mulder en una escena inolvidable.
De todas formas yo veo Fort Marlene e inevitablemente pienso en el repaso que le da Mulder a Scully en las duchas años después. Heee. Ay! Qué eróticas eran siempre las instalaciones secretas en XF.
Aún así, el final del capítulo es todavía más memorable, con la escena del puente en la que nada más verla sabemos que va a pasar algo muy chungo. La tengo grabada en la mente fotograma a fotograma, porque no tiene fisuras. Chris Carter siempre decía que Scully era el punto de vista principal de la serie porque era el punto de vista del espectador, y no sé si recuerdo una escena donde esté mejor demostrado que aquí, porque literalmente la sientes pensar y estás viendo cómo hay algo que le dice a Scully que confíe en Garganta Profunda contra todo su raciocinio. Hasta el punto de que es lo que hace, poniendo en sus manos lo que más le importa, que es la vida de Mulder, y a la postre, toda su investigación.
Así que, ocurre lo que tiene que ocurrir, y Garganta Profunda acaba redimiéndose porque al final sí era bueno, salvando la vida de Mulder en el camino y soltándole a Scully una frase lapidaria, el famoso Trustno1.
El capítulo podría acabar aquí, pero son TAN buenos, que nos regalan un par de escenas clásicas, la llamada con voz de madrugada de Mulder a Scully en la que le anuncia que han cerrado los expedientes x y de paso, nos obsequia con algunas frases memorables más (“No abandonaré, no mientras la verdad esté ahí fuera”), y la escena terrorífica en la que el Fumador entierra esa verdad en un almacén gigantesco y nos deja ahí pensando lo malísimo que sabíamos que era desde que le echamos el ojo.
El guión no tiene fisuras, las interpretaciones son magníficas, y la dirección de Bob Goodwin, aka el padre de Scully, te conduce sin descanso. Este episodio está entre los favoritos de alguno de los creadores, como Marc Snow y Bob Goodwin. De hecho, Marc Snow lo cita como el que tiene su banda sonora favorita.
Además, hay una cosa que hicieron muy bien en Expediente X, al menos en los primeros años, y fue implicar los traumas personales y familiares de Mulder y Scully en la conspiración sin cruzar el límite del melodrama fácil.
Es indudable que la relación entre Garganta Profunda y Mulder es bastante paternalista, o, como Mulder mismo la definió, “rollo Obi Wan Kenobi”. Detrás de esto subyacen los problemas de Mulder con su propio padre, del que aún no sabemos mucho en la primera temporada, pero con el que intuimos que tiene problemas. E incluso subyace la relación con su auténtico padre, El Fumador, del que aún ni Mulder ni nosotros sospechamos ni de lejos que es su padre, pero que, igual que con Mulder, mantiene una extraña relación con Garganta Profunda. La traición, el amor, las mentiras. Está todo ahí también en la relación que Mulder ha forjado con Garganta Profunda, y Mulder muestra sin fisuras que quiere entregarse.
Jo, este era uno de los motivos por los que XF me gustaba y me sigue gustanto tanto. Escarbas un poco, y encuentras tesoros. Era sutil, suave. Elegante.
No dudo de que si Garganta Profunda, hubiera sido el padre de Mulder, Mulder también habría tenido problemas con él, porque por muy simpático y con buen fondo en realidad que nos parezca Garganta Profunda no deja de ser otro cabronazo. Pero el caso es que el momento en que se conocen y el propósito de su relación, hacen que ésta sea construida con un sentimiento de, podríamos decir, cierto cariño paterno-filial, que resulta productivo para ambos.
No olvidemos que la generación de los padres de Mulder y Scully, ésa que encabeza la conspiración de la mitología, la que vivió la Guerra Fría, Vietnam, el Watergate, etc, tiene muchos pecados a cuestas, más allá de lo que nos queda por averiguar en los años sucesivos. Es bastante plausible que Mulder esté decepcionado con esa generación. Si lo piensas, es algo común a su generación entera, así que contraponer los pecados de la generación de sus padres a la de Mulder y Scully y hacerlo magnificándolos de una forma tan superlativa como es con la conspiración, es una forma inteligente de enfrentarles aún de forma más personal.
En este sentido, Mulder quiere creer porque está deseando dar un salto de fe. Quiere creer que todas las mentiras y que todos los problemas podrían quedarse atrás. La Conspiración, con mayúsculas, que está empezando a descubrir, es parte de todas esas mentiras que quiere dejar atrás, pero a la vez es incapaz de hacerlo. Necesita averiguar más, y quiere creer que cuando lo descubra todo podrá salvar a su hermana y justificar y solucionar todos esos pecados.
Este episodio también es un salto para Scully, porque en él, Mulder y Scully descubren que el gobierno ha estado experimentando con ADN alienígena en humanos. Me daba un poco la risa floja estos meses después de ver My Struggle (spoilers de la decimal a continuación, aviso), cuando Scully le revelaba sorprendida a Mulder que había descubierto que tenía ADN alienígena, la verdad.
Es triste ver cómo evolucionó esta serie, porque, aquí, un planteamiento semejante, lejos de darte la risa, te acojonaba.
Este es casi el primer episodio en que de verdad Scully se plantea que a lo mejor su ciencia no solo no puede explicarle todos los misterios de la vida, sino que a lo mejor puede estar equivocada. Y de hecho, es creo que la primera vez que admite que está equivocada ante Mulder (de hecho, aunque su ciencia siempre diera consistencia a las creencias de Mulder era él quien siempre llevaba razón, o casi siempre), aunque casi no lo vuelvan a mencionar nunca.
Scully, como en todos los grandes episodios de Expediente X, está fantástica en éste, enfrentándose a Mulder, a Garganta Profunda, a sus jefes, a sus creencias, al pipí de mono y a quien haga falta por averiguar la verdad, y por salvar a Mulder, a la postre, o principalmente, vaya. Qué gran personaje era Scully. Se habla mucho de lo que significó Scully como personaje para la mujer y es verdad. Fue el primer gran personaje femenino de la televisión, y sigue siendo una gran mujer aunque hayan pasado 20 años.
Hay muchas cosas que hacen especial este episodio, pero por encima me todo, creo que lo que lo hace más especial es que es por primera vez un episodio donde hay una mitología construida y enraizada, puede que de momento solo en la búsqueda de la verdad sobre la hermana de Mulder y lo que está averiguando que hay detrás, pero que por primera vez nos hace atisbar la profundidad de las raíces de esa conspiración. Realmente es el episodio que pone en contexto la abducción de Samantha. Es decir, hasta entonces, sabíamos, por la versión de Mulder siempre, que Samantha había sido abducida por extraterrestres, pero siempre se veía como un hecho aislado. Aislado como las miles de experiencias de otros muchos estadounidenses. Pero aquí empezamos a atisbar que lo de Samantha forma parte de algo grande.
Y hacerlo rompiendo las figuras paternas es una forma de abofetear en la cara a Mulder, que a lo mejor tiene algo de razón en sus paranoias personales.
No sabemos mucho a estas alturas de Mulder y su familia. Solo que no parece tener una relación muy cercana con sus padres y que, según sus propias palabras, la abducción de Samantha destrozó su familia. Sin embargo, él establece una especie de relación sustitutiva de la que tendría que tener con su inalcanzable padre con Garganta Profunda, y a su vez se decepciona con esta relación, por mucho que esa necesidad por creer le impulse una y otra vez hacia esa relación.
Mulder es incapaz de esconderse.
Si hay algo que le revive es que surja un misterio. Y así, es incapaz de dejar de buscar.
Un detalle muy guayoso del episodio es que el Almacén Zeus (donde encuentran los tanques), esté en la calle Pandora, en clara alusión a los males de la humanidad que había en la caja de Pandora… Me gustaban mucho este tipo de elementos que impregnaban toda la serie. Es lo que decía antes, estaban ahí para quien los quisiera ver.
Así que, de forma premonitoria, Mulder no escucha las señales contra meterse a abrir la caja de Pandora de su propia búsqueda, y allí encuentra por primera vez las más horripilantes pruebas de la maldad de esa generación contra la que lucha, y también desencadena el destino redentorio de Garganta Profunda, que morirá para purgar sus pecados salvando a Mulder de una forma muy poética.
En este episodio Chris Carter continúa su sádica costumbre de cargarse personajes queridos para Mulder y Scully. En este caso, el afortunado finado será Garganta Profunda, que, de forma similar a otros célebres fiambres del futuro como Mr. X o Margaret Scully, recibió un sentimental mensaje de Chris Carter junto a su guión en el que ponía “Nadie muere realmente en Expediente X”. Afortunadamente, en este caso, cumplió su palabra y le recuperó de forma magnífica en futuros episodios como El Camino Bendito, especialmente.
No sé cómo se las apañaba nuestro surfero más querido a la par que odiado, pero con esas palabras siempre conseguía que el condenado a muerte interpretara una escena de su propia muerte muy notable. La de Garganta Profunda es con toda seguridad la más memorable de la primera temporada, consejo inolvidable a Scully incluido (suya es la famosa “No confíe en nadie” que deja a Scully a punto de llorar y se convierte en el más célebre mantra de ella y de Mulder, con permiso del omnipresente “Quiero creer”).
Esta escena es uno de los motivos que hacen inolvidable el final de la primera temporada. El segundo es que por primera vez, nos enfrentamos al cierre de los Expediente X. Qué criaturicas. En su momento hasta nos parecía una idea original. Las razón de fondo, aunque entonces no lo sabíamos, fue el embarazo real de Gillian Anderson y que los guionistas decidieron no integrarlo en la historia, así que fue una buena manera de alejar a Scully de la pantalla, al menos lo suficiente para que no apreciáramos a primera vista lo gigantesca que se había vuelto su figura. A la postre todo el mundo le agradece a Gillian Anderson aquel inesperado embarazo (y a Chris Carter que se la jugara otra vez por ella para que no la despidieran), no solo por haber traído al mundo al miembro más querido del departamento de arte de la décima temporada, sino por haber obligado a los guionistas a exprimirse el cerebro hasta crear el mejor arco mitológico-argumental de toda la serie. Pero en aquel momento fueron momentos poco claros para toda la producción.
Gillian Anderson ha contado desde entonces muchas veces que cuando se enteró se encerró con Duchovny en su caravana y fue el primero al que se lo dijo. Él se quedó muy serio y le preguntó si era algo bueno. Ella le contestó, “sí, es algo bueno”. Y entonces le dijo que le estaban temblando las piernas mientras Blue les miraba convaleciente. Se quedó muy callado pero la apoyó y se convirtió en su gran soporte mientras ella reunía valor para soltar a los productores la bomba, porque la serie estaba logrando un gran éxito y ella pensaba que se la estaba cargando.
Pero en realidad todos la apoyaron desde el principio tanto como DD. Bob Goodwin le dijo: “No te preocupes, los niños son geniales”, y Chris Carter, que por entonces era super guay, se enfrentó a todos por ella y encabezó la idea de la abducción de Scully ganándose la gratitud eterna de todos y el ser el padrino de la criatura.
Para el recuerdo también el diálogo final al teléfono entre Mulder y Scully, que resume la dinámica de su relación. Él no desistirá, no mientras la verdad está ahí fuera. Y ella no le abandonará.
*Lo mejor: muy difícil, pero la escena del puente con la muerte de Garganta Profunda. Inolvidable de principio a fin.
*Lo peor: por decir algo, la licencia poética de hacer la sangre verde tóxica o inofensiva a placer.