Siempre me han gustado los columpios. No; no es cierto, hubo una vez en la que les tuve pavor, pero no era al columpio en realidad, sino a frenarme arrastrando mis pies sobre la tierra y que me apareciera el muñeco diabólico enterrado en ella. Dios, esa película pobló de pesadillas mis noches durante mucho tiempo.
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me acuerdo... era divertido, qué pena que ahora ya no tengan ninguna emoción (personalmente).
:] abrazos!
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:*****
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