Abro los ojos… contemplo la luna: no brilla… Las farolas apagadas, la oscuridad inunda la ciudad, junto a los sentimientos ocultos que alberga dentro de si. Traspaso el cristal de mi ventana y me siento sobre el alfeizar, mis brazos rodean mis rodillas y mi cabeza apoyada sobre estas. Todo es igual cada noche, nada cambia… No hay otra como yo, pero
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