Fandom: Hetalia

Nov 20, 2010 12:41




# 30 -Treinta

Su mente estaba clara como un día de invierno, un día tan silencioso y sin sombras como cuando la nieve acaba de caer. Penetraban en él ruidos estridentes, estrépito de cucharas y utensilios. Y eso le asustaba.

Eran muchos días los que habían estado en aquella casa.

Hacía unos cuantos meses había perdido la memoria. Y apenas en un mes había aprendido a hablar. La única palabra que había aprendido había sido el nombre de Gilbert. Y ahora veía y oía.

Iván y Gilbert acababan de llegar a la tierra blanca donde no existía el tiempo, Rusia. Iván no sabía dónde estaba su cama o cuántos años tenía. Pero encontró una manera nueva de comportarse y de apelar a la culpabilidad del albino. Como un niño bueno. Y, también como los niños, era muy sensible a los sentimientos. Cosa rara que hacía tiempo que no sentía y que no comprendía del todo bien.

Sus hermanas iban a verlo a diario. Y con ellas su falta de palabras no le impedía establecer contacto. Su hermana mayor, Yekaterina, siempre llevaba ricos dulces de leche, un sabor que en el fondo conocía un poco, mientras que Natasha simplemente se quedaba de pie estoicamente mirando cada ademán que él hacía en presencia de otros. Los bálticos simplemente le preguntaban cómo estaba y si se encontraba mejor. Se sentía consentido. Tanto por los cuidados que ahora tenían para con él, como por la inusual ternura que Gilbert tenía.

Gilbert. Gilbert. Gilbert.

Un nombre que tenía bien arraigado en su memoria, en su cuerpo, en su corazón. Él sabía que cada vez que pronunciaba ese nombre, una sensación se desprendía de su cuerpo. Una que no sabía qué nombre ponerle, porque no recordaba aquello…

En treinta días que había estado solo con él en Alemania había podido aprender muchas cosas. El albino era cariñoso con él, cuando le dolía la espalda por la caída que había tenido le daba masajes, le doblaba y estiraba las rodillas, le leía en voz alta el periódico del día. Y él no tenía nada que objetar ante tales mimos. Sentía que su relación había sido larga y compleja, eso lo sabía por la manera en que el alemán le miraba por las noches cuando él fingía dormir.

Lo peor, sin embargo, era cuando iba a verlos algún conocido de Gilbert. Su hermano le quitaba la atención que él sabía que debía tener. La chica húngara, que no tenía idea de cuánto trastornaba a Gilbert, le llenaba de desasosiego con sólo una mirada y él, como un buen niño, debía guardarse las ganas de eliminarla.

Su felicidad con Gilbert era como el amanecer, el despertar que se ocultaba cuando llegaba la tarde, como si presintiera la llegada de la noche.

“Un poco más de esfuerzo -pensaba- para poder moverme y llevármelo lejos.”

Pero cuando él sentía que estaba a punto de lograrlo, aquel dolor insufrible en su columna aparecía de nuevo; entonces, sin llamarlo, Gilbert venía y le regañaba. Él aceptaba gustoso aquella infinita preocupación y nuevamente su felicidad se completaba. Porque Iván pensaba que mientras los dos estuviesen juntos, él podría ser feliz.

-¡Vamos, vamos! -dijo entusiasta Gilbert, secando algunos mechones de la cabeza rubia-. Con un poco más de esfuerzo, seguramente te recuperarás más rápido de lo que pensamos.

Iván se escabulló lentamente, como un perrillo azarado, por la cama hacia Gilbert. Se acercó y le abrazó.

-Treinta días -murmuró.

-¿Uhm?

-Treinta días, Gilbert.

Sólo cuando Iván volvió a su posición en la cama, Gilbert se dio cuenta de lo que el otro había hecho. Se había movido y había hablando sin problemas, sintió una verdadera felicidad.

-¡OE!

Los zarandeos que Gilbert le estaba haciendo no pudieron despertarlo, la verdad era que aquel esfuerzo sobrehumano le había agotado. En treinta días él volvería a ser el mismo Iván Braginsky de siempre. Porque si no lo lograba, sentía que aquellos que se interponían actualmente se volverían más molestos, y él no quería que nadie robase su felicidad, que nadie tocase sin su consentimiento a su Gilbert.

El silencio de aquella habitación le sirvió para relajarse junto con la suave mano del albino, quien le acariciaba sus cabellos.

Gilbert. Gilbert. Gilbert.

Su Gilbert.

claim: rusia/prusia, tabla 30 días, fandom: hetalia

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