Fandom: Hetalia
Autor: Usagi-Asakura
Fandom: World Series: Hetalia.
Disclaimer: Personajes a Hidekaz Himaruya.
Claim: Rusia/Prusia [Iván/Gilbert]
Tabla Relaciones: #5-Sexo.
Advertencias: Hecho para musa hetaliana, mucho OCC de mi parte. Pues, algo medio decente para mí gusto. Orz. Gracias de nada.
--
El calor que desprendía su cuerpo le hacía sentir una necesidad de rozarse con él. Gilbert se mordió los labios para retener la osadía de quitarle la bata de baño que el ruso llevaba. Deseó poder arrancársela de un sólo tirón y recostarse en la cama para que le penetrase sin previa dilatación. Sabía que podría, pero su ego no se lo permitía. ¡No le daría el conocimiento al ruso de que deseaba su cuerpo!
Mierda, mierda, mierda, maldecía siempre cuando sus gemidos le delataban. Justo como en ese momento, donde las manos del rubio le apretaban las nalgas con ahínco, abriéndose paso para encontrar aquel orificio que el otro disfrutaba penetrando.
Iván, Iván, Iván, decía siempre Gilbert cuando ya no podía más ante las embestidas fuertes y directas.
-Joder. Joder. Joder…
Gilbert miró al ruso. Él le miraba embelesado, con las mejillas sonrojadas y el cabello revuelto a causa de sus manos, y el prusiano volvió a abrir las piernas aún más, para dar paso de nuevo a que el otro volviese a contonearse de forma tortuosa dentro de él.
El prusiano nuevamente se perdió entre sus maldiciones y sus malas palabras mientras solamente se dedicaba a disfrutar el sexo que aquel sujeto le lograba dar.
Fandom: World Series: Hetalia.
Disclaimer: Personajes a Hidekaz Himaruya.
Claim: Rusia/Prusia [Iván/Gilbert]
Tabla Relaciones: #5-Sexo.
Advertencias: Hecho para musa hetaliana, mucho OCC de mi parte. Pues, algo medio decente para mí gusto. Orz. Gracias de nada.
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El calor que desprendía su cuerpo le hacía sentir una necesidad de rozarse con él. Gilbert se mordió los labios para retener la osadía de quitarle la bata de baño que el ruso llevaba. Deseó poder arrancársela de un sólo tirón y recostarse en la cama para que le penetrase sin previa dilatación. Sabía que podría, pero su ego no se lo permitía. ¡No le daría el conocimiento al ruso de que deseaba su cuerpo!
Mierda, mierda, mierda, maldecía siempre cuando sus gemidos le delataban. Justo como en ese momento, donde las manos del rubio le apretaban las nalgas con ahínco, abriéndose paso para encontrar aquel orificio que el otro disfrutaba penetrando.
Iván, Iván, Iván, decía siempre Gilbert cuando ya no podía más ante las embestidas fuertes y directas.
-Joder. Joder. Joder…
Gilbert miró al ruso. Él le miraba embelesado, con las mejillas sonrojadas y el cabello revuelto a causa de sus manos, y el prusiano volvió a abrir las piernas aún más, para dar paso de nuevo a que el otro volviese a contonearse de forma tortuosa dentro de él.
El prusiano nuevamente se perdió entre sus maldiciones y sus malas palabras mientras solamente se dedicaba a disfrutar el sexo que aquel sujeto le lograba dar.