Autor: Usagi-Asakura
Fandom: Hetalia Axis Powers
Disclairme: Personajes a Hidekaz Himaruya. México (Pedro) A varios autores.
Palabras: 360
Pareja Principal: Antonio/Pedro [España/México]
Tabla Amorosa: Manos
Resumen: “¿Dónde están tus suaves dedos sosteniéndose a los míos? Hoy, simplemente no lo siento”.
Advertencias: Romanticismo puro. Drama. E ideas inusuales. Pensamientos de España.
Notas: A las personas que lean idioteces. Gracias… De nada.
Manos
Ahora mismo comprendo cuan dolorosas son las despedidas. Siempre que podías sostenías mi mano y la apretabas fuertemente. Y sin saber, me decías suplicante: “No te vayas, no me dejes”. Y como arte de magia, mi dolorosa agonía desaparecía, al ver tus ojos llorosos y temblorosos. Y entonces, ¿Qué ha pasado ahora? Pues mis oídos no pueden escucharte decir aquellas palabras; tal vez el sonido de las olas que pegan con el barco me lo impiden, o eso me digo como consuelo. ¿Dónde están tus suaves dedos sosteniéndose a los míos? Hoy, simplemente no lo siento. Y es cuando me percato de lo mucho que deseo tenerte sólo para mí. Lo sé, soy egoísta por desear aquello; me has mentido, ¿verdad? Dijiste que no te apartarías de mi lado, y aun has decido liberarte de mi mano.
Me muerdo los labios al verte desde el barco. Pienso severamente que mis deseos por brincar fuera, es solo un afán innato por querer tener tus cálidas y morenas manos. “Somos los mejores amigos; de ahora en adelante, yo siempre estaré a tu lado”. ¿Esa frase fue una mentira? Me has mentido, ¿verdad? Dijiste que no te irías. Y aún así, has decido alejarte de mi. No apartes mi mano. No tú. Aferro mi mano, y la olfateo en un vano intento por detener mis lágrimas. El fragante aroma de la tierra recién labrada está impreso, e involuntario un deseo profundo en mi nace por volver a tocarla, volver a sostenerla y volver a sentirla mía.
¡Me has mentido, verdad! ¡No dejes que me vaya! ¡No dejes que me aparte de tu lado!, quiero gritarte. Pero, sé que es tarde… Tú me has echado de tu lado, y yo no puedo más que dejarte en libertad, aunque eso signifique jamás volver a entrelazar mis manos a las tuyas. Trato de mantenerme erguido; orgulloso hasta el final, altanero hasta perder de vista tu rostro moreno. Pero no, no puedo, yo simplemente ya no puedo contener el llanto. Se que te he perdido, y que al final de todo, sólo quedarán en mis recuerdos el sutil amor que tus manos dieron a mi cuerpo; en aquellos días en los que te conquiste.
Fin