LOS 7 TIPS CAPITALES PARA ESCRIBIR DIÁLOGOS - parte I

May 29, 2005 15:28

Muchas veces,se dice que si hacer comics fuera como una banda de rock, el trazador siempre es como el guitarrista o vocalista frontman: el que más luce y al que más fans y groupies le arrojan su ropa interior. Sin embargo, por muy virtuoso o carismático que sea un frontman, nunca triunfará sin alguien que le marque el ritmo con el bajo y la batería, y/o le componga la música. Ahí entra la labor de un guionista, quien además de inventarse situaciones interesantes, debe saber hacer las letras de las ‘canciones’ que hará con el trazador: los diálogos.

Hacer diálogos no es tan difícil, puesto que cualquiera sabe cómo conversar. Pero hacer buenos diálogos, efectivos para la narración en comic, ya es asunto aparte. El comic, siendo tan similar al cine, la TV o el teatro, aunque no usa actores reales, si tiene diálogos demasiado forzados, es como si tuviera un elenco de piedras paralíticas con pánico escénico.
Si no tienes idea cómo hacerlo, toma nota de los siguientes tips y orientaciones. No son un método absoluto y único, pero sí son consideraciones que sin importar tu formación, siempre deberás tener presentes si deseas lograr que tus personajes e historias sean memorables para tus lectores.
Toma nota:

1) Estudia español.
Por si no quedó claro, va de nuevo: ESTUDIA ESPAÑOL. Es lo más importante y básico que se debe tener a la hora de escribir cualquier cosa: conocer cómo funciona tu lenguaje.
Un dibujante de comic debe tener las más elementales nociones de anatomía, volumen, luz y sombra, y secuencialización. A un guionista le corresponde saber de igual manera, ortografía, gramática y vocabulario. Si vas a trabajar con letras y palabras, pues de menos debes conocerlas igual o mejor que un mecánico automotriz conoce los motores.

Debes conocer los signos ortográficos, y usarlos adecuadamente para algo más que representar palabras soeces (\|@{#¢.,;å∞]¬÷®<†œ©øπ≠‚¿?=/>~&%$·”ª°ı˝•£‰ ⁄‘’≈!!), pues a fin de cuentas, aunque no se pronuncian, indican la cadencia y entonación de las frases y palabras.
La ortografía es basiquísima, pues de ella depende que las palabras que escribas se entiendan claramente (y olvídate de que las si reglas son para romperse o la licencia poética, que esas libertades en realidad requieren otra clase de reglas y concesiones aún más complejas, que sólo se aprenden tras años de práctica continua).
Dicho sea de paso, habitúate a leer con calma y atención. De una buena comprensión en la lectura, se origina la elaboración de textos bien planteados en su orden de ideas.

No te desanimes si no te memorizas textualmente -valga la expresión- las diferencias entre palabras agudas y esdrújulas, o cuántos son los adverbios: la buena ortografía y redacción, en la práctica, son más cuestión de atención y sentido común, que de lineamientos específicos de gramática. En todo caso, ante las dudas, procura siempre tener a la mano 2 buenos diccionarios: uno convencional, y uno de sinónimos. Si tu presupuesto lo permite, y tienes una enciclopedia (que no sea la Encarta), mejor aún como referencia base para cuando escribas.
O si no, no tengas miedo o demasiada vanidad como para conseguirte a alguien que te eche la mano como corrector de estilo.

2) Dale personalidad a los personajes (valga la redundancia).
Como has de saber, cada persona tiene un carácter y personalidad únicos y distintos. Gran parte de la forma de ser, el modo de vida y hasta la región de donde es uno, se refleja en el modo de hablar. Por lo mismo, conviene que a cada personaje, le des un modo particular de hablar, para que cuando 2 personajes dialoguen entre sí, se entienda bien que son 2 caracteres y carácteres distintos, no uno solo que está monologando. Un error muy común entre novatos -y muchísimos profesionales- es precisamente hacer que todos sus personajes hablen exactamente igual, a veces hasta con exactamente las mismas palabras y modismos.

Un buen diálogo permite que en una o tres frases captes inmediatamente la personalidad de quienes hablan, haciéndolos distintos de los demás. Eso les da vida propia, y hace que los lectores sientan que conocen a los personajes (recuerda a tus personajes favoritos y dí si sí o si no es así...).
Existen algunos recursos o trucos para lograr ese efecto, siendo uno de los más recurrentes y rápidos, el usar acentos regionales muy marcados. Es válido, pero en la medida de lo posible no dependas sólo de eso, a menos claro, que tu intención sea de antemano usar clichés y humor (in)voluntario. Está ambién el recurso de alterar los globos y tipografías para simular voces diferentes, pero eso ya es más arte de letrereado que de redacción, así que no te atengas a eso únicamente tampoco, en un momento dado.


Un mejor tip, es que al usar o crear un personaje, definas sus antecedentes, incluyendo su nivel de educación, su religión, ocupación, carácter, edad y cualquier otro detalle importante de su estilo y modo de vida. Luego, usa esos elementos como base para crear sus patrones de habla e incluso determinar cuáles serán sus frases particulares. Venga, Popeye, al ser un marinero, cuando se sorprende, es más fácil que diga «¡Por las barbas de Neptuno!», a que diga «¡Oh Dios mío!» o «¡Ay wey!».
Ya que determinaste cuál es el modo de hablar de un personaje, manténlo siempre coherente, que a menos que tengan algún trastorno mental, no pueden andar cambiando de personalidad y modo de hablar de una página a otra.

3) Observa cómo habla la gente.
Así como los dibujantes deben aprender nociones básicas copiando modelos reales, si escribes, escucha y observa cómo habla la gente real a tu alrededor. Ve a una plaza o transporte públicos, y fíjate bien cómo habla la gente: qué slang usan, cuándo las usan, con qué entonación, si mueven las manos con ciertas frases, si hacen gestos para darse a entender mejor, si alguna palabra nueva está de moda, etc. Si puedes llevar un block de notas para anotar algunas frases nuevas o palabras interesantes que oigas, mejor aún. Sólo notando cómo hablan las personas reales, lograrás darle naturalidad y fluidez a tus diálogos -o por lo menos, sacar algunas ideas que más adelante te saquen del apuro ante el temido bloqueo de escritor. Es además la mejor forma con la que puedes acabar de percibir cómo se reflejan las diferentes personalidades al hablar.


Otro tip básico,es habituarte a leer tus diálogos en voz alta, para tí mismo, o para alguien que te ayude escuchándote. Así se nota si algo suena forzado o no.
Si vas a leer tus diálogos para tí mismo, preferentemente hazlo un rato después, con la mente despejada y fresca para notar mejor los detalles que pudieras pasar por alto.
Las palabras muchas veces suenan y se leen de modo distinto -lo que es más, una misma palabra puede tener varios significados dependiendo del contexto, entonación o quién la dice. Fijándote en este tipo de detalles, puedes checar qué es más natural y coherente, salvándote del eterno problema que son los diálogos demasiado acartonados y forzados. Tambien es algo útil por si tienes necesidad de usar algún lenguaje en particular para dirigirte a algún público específico.

Por cierto, en historias de época, regionales o documentales, hay libertad artística de adaptar frases a un lenguaje local y coloquial... pero si puedes documentarte bien de antemano, es mucho mejor, pues a través de los diálogos puedes contribuir a crear una ambientación adecuada y coherente de tiempo, lugar, usos y costumbres. Claro, tampoco exageres y hagas tu lenguaje demasiado apegado a su versión original, pero incomprensible para aquellos no familiarizados con los temas que estés manejando.

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creatividad, guionismo, tutoriales

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