Título: las estrellas arden y el fuego cruje (y todo resuena)
Fandom: InkWorld
Pareja: Dustfinger/Resa
Rating: PG.
Palabras: 411.
Notas: Para
sara_f_black por
las apuestas Chile vs España :) Espero que te guste.<3
La sirvienta de Capricornio no dice palabra, pero Dustfinger aún no tiene muy claro si es porque no puede o no quiere. Se trepa por el costado del techo y se sienta junto a él cada cuantas noches y Dustfinger hace cuanto puede con las llamas de este mundo para hacerla sonreir. La mujer tiene tristeza colgandole de los hombros como un saco de piedras. Sus ojos son claros y brillantes, y es tan extraño, pero a veces, cuando los mira directamente, le parece ver su hogar más allá de ellos, como si estuviesen encerrados en su preciosa cabeza: cada montaña, cada hada y cada camino. No es lo más extraño que ha delirado hasta ahora, así que no es dificil de ignorar.
La mujer coge su mano esa noche. Se siente pequeña y áspera, y le recuerda a otra mano que cabía perfectamente en la suya, pero Dustfinger ya ha aprendido a no pensar en esas cosas.
... sentir no es lo mismo que pensar.
La mujer mira las estrellas y frota sus manos unidas.
- ¿Tienes frío? - pregunta, algo confundido. Él juega con fuego bien ella suba o no, y seguro ella ha subido al techo cuando él no está. Es la favorita de Capricornio: Su ventana alta es la única que (aún) no tiene rejas. Es una mujer hermosa, probablemente la segunda más hermosa que ha visto alguna vez, y ha besado sonrisas más tristes, pero...
Ella sostiene su mano y con la otra apunta al cielo.
- ¿Qué? - insiste, levantando las cejas.
Ella frunce el ceño y gesticula hacia un montón de estrellas. Apunta a la más brillante y se apunta la cabeza, luego a tres juntas y coge el cinturón de su vestido. Dustfinger inclina la cabeza, confundido, y de pronto vuelve a mirar al cielo. Reconoce una figura que podría ser un hombre con un ancho, ancho cinturón. Se ríe y prende un tablón entre ellos, lo suficiente para calentarse.
Ella sonríe y quizá es porque este maldito fuego la ilumina, pero a Dustfinger le parece que sonríe como si estuviese contando una historia: cansada, triste, alegre y terriblemente desesperada. Algo en sus ojos brilla tan familiar como aterrador; como su propio reflejo en agua turbia.
Dustfinger la besa mayormente para callar su propio corazón y un poco menos porque lo ha deseado desde verla primero. Ella ríe contra su boca, sin sonido alguno.
Al día siguiente, Resa comienza a enseñarle a leer.
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