Hoy toca uno de dos partes, así que estareis intrigados hasta el jueves... (insertar risa malévola aquí)
Recordad que en el
calendario encontrareis las fechas de publicación además de los links a los fics ya publicados, ¡para que no os perdáis ni uno!
Antes del fic, ya sabéis, banner de
cellyls Título: Destino.
Autor:
seelphyBeta(s) (si los tienes):
amandabeickerPrompt escogido y autor de la idea: Un encuentro Jon Snow, Daenerys. Jon Snow viaja hasta junto de ella, para pedirle la ayuda de sus dragones. Y ahí, surge algo mas.
erewhomPersonaje/pareja: Jon Snow/Daenerys Targaryen
Clasificación y/o Género: PG-13
Resumen: Jon Snow se encuentra ante un gran problema cuando los Caminantes Blancos comienzan a acercarse al Muro, entonces escucha hablar de Daenerys Targaryen y sus dragones. Así comienza su travesía en busca de la joven reina.
Disclaimer: No me pertenecen los personajes ni el mundo en el que se desarrolla esta historia. Son propiedad de G.R.R.M. y HBO.
Advertencias: Situado en lo que sería el final de la tercera temporada de la serie, o la mitad del 3º libro, por lo que hay spoilers hasta ese punto.
1.
- Lo siento, Jon- Sam Tarly, al que podía considerar su mejor amigo dentro de la Guardia de la noche, le acababa de dar una de las peores noticias que había recibido jamás. El joven apretó los puños con rabia, con ganas de golpear cualquier cosa que hubiera en su camino, pero se quedó inmóvil, con los ojos grises repletos de lágrimas.
- Déjame solo, Sam- pidió con voz suave.
- Pero...
- ¡Déjame solo!- repitió enérgicamente. Su compañero cabeceó afirmativamente y se marchó, cerrando la puerta a su paso. Jon Snow necesitaba llorar la pérdida de sus hermanos a su manera. Era cierto que tras unirse a la Guardia había tenido que dejar atrás su vida, y eso incluía todo parentesco de sangre que tuviera, ¿pero cómo no iba a sentir la muerte de Robb, Bran y Rickon? Aún podría haber soportado lo de Robb dado que estaba entablando una cruenta batalla por el trono de hierro, pero, ¿qué daño habían hecho los miembros más pequeños de la casa Stark? ¿Por qué Theon les había traicionado? Soltó un aullido de rabia que provocó una inmediata reacción en Fantasma. El lobo huargo apoyó la cabeza sobre su pierna y le miró lastimeramente, él también había perdido a alguno de sus hermanos y probablemente sentía el mismo dolor- ¿Qué vamos a hacer?
El animal le mantuvo la mirada fijamente, como si comprendiera cada palabra, cada pensamiento que aparecía en su cabeza. Jon no podía dejar las cosas así, necesitaba vengar a su familia y hacer que tanto los Lannister como los Frey y los Greyjoy pagaran por su actos. Tal vez podía esperar unos días para reponerse, esperar a que los demás estuvieran distraídos y marchar hacia el sur. Con un poco de suerte, encontraría a los banderizos de su padre y lograría convencerlos para que le ayudaran y si no, partiría él solo. Sin embargo, tampoco quería dejar atrás a sus otros hermanos, los que permanecían defendiendo el Muro y pronto se encontrarían disputando una batalla a muerte con los Caminantes Blancos. Jon se debatía entre dos mundos, dos batallas, dos familias y jamás creyó que la solución para ambos caminos tendría el mismo nombre. De todas partes de los siete reinos habían ido llegando hombres buscando cobijo y trabajo en la Guardia de la Noche, muchos traían novedades, historias y rumores: así se habían enterado de la desgracia de los Stark. Pero de aquella misma manera fue como Jon escuchó hablar por primera vez de Daenerys Targaryen, la joven reina más allá del mar y madre de dragones. El chico sabía que no debía creer en todo aquello que escuchara, pero había algo fascinante en la vida de aquella joven y ansiaba saber más sobre ella. Ned Stark le había hablado de la historia de los Targaryen, la antigua estirpe que había reinado durante siglos y que hasta hacía poco se creía extinta. Eran muchos los que consideraban a Daenerys la legítima heredera al trono y ésta ya estaba logrando armar un gran ejército con sus miras puestas en Poniente. Jon sólo necesitó de unos cuantos días para darse cuenta que todas sus esperanzas pasaban por lograr la ayuda de la última descendiente de los Targaryen. Una vez muerto Robb, le daba igual quien gobernara sobre los siete reinos y por lo que sabía, Daenerys había demostrado ser una reina clemente y compasiva. Y en cuanto al problema de Los Otros, el fuego de los dragones sería vital para vencer a ese temible ejército tan difícil de erradicar. La solución a todos sus males era aquella misteriosa chica y Jon se prometió a sí mismo que haría todo lo posible por encontrarla, solicitar su ayuda y servir a su causa si era necesario.
Y así fue como dio comienzo su largo viaje más allá de Poniente. La parte más complicada y dura fue dejar la Guardia de la Noche, no sólo porque allí estuvieran sus mejores amigos sino porque el abandono y el incumplimiento del juramento que había hecho tiempo atrás suponía traición y se pagaba con la vida. Logró salir del castillo en mitad de la noche, con algo de comida y con Fantasma corriendo tras su caballo. Las primeras horas eran cruciales, si no le detectaban y ponía tierra suficiente de por medio, lograría escapar sin temer por su propio pellejo. Cabalgó a toda velocidad durante casi un día entero en los que sólo se detuvo para descansar unos minutos y comer algo, tenía que viajar campo a través, evitando el Camino Real donde podía encontrarse con bandidos o soldados que trataran de detenerle. Aunque fuera un bastardo, era hijo de Ned Stark y por tanto, era un enemigo reconocido de la casa Lannister.
Jon Snow perdió la cuenta de los días, semanas e incluso meses que transcurrieron desde que abandonó el Muro hasta que logró llegar a un puerto donde había un velero que se dirigía a Pentos. No fue fácil convencer al capitán del navío para que le dejara ir a bordo ya que éste no se fiaba del lobo huargo que acompañaba al joven. Pero bastaron algunas monedas que Jon había conseguido de forma poco honorable por las calles de cada ciudad que había visitado, nunca antes había tenido que robar para sobrevivir pero no había tenido más remedio que hacerlo. También vendió todas sus posesiones a excepción de su espada de la que jamás pensaba desprenderse pasara lo que pasara. Finalmente el hombre accedió a llevarle hasta las ciudades libres si también servía como marinero durante la travesía.
- Tienes brazos fuertes- dijo el capitán examinándole- te ganarás el pasaje con tu trabajo, y si no me convence como trabajas, entonces tú y ese demonio blanco tuyo acabaréis en el fondo del océano.
- No se arrepentirá señor- respondió Jon apretando la mandíbula. De buena gana se habría enfrentado a aquel tipejo, pero necesitaba un barco para poder atravesar el Mar Angosto y una vez superado, tendría más cercano su objetivo.
2.
Los dos primeros días de travesía fueron los peores. Jon no había montado jamás en un barco y no estaba acostumbrado al vaivén de las olas, por lo que tropezaba continuamente y acababa echando por la borda cualquier alimento que hubiera tomado. A Fantasma le sucedía lo mismo y al final tuvo que encerrarle en la bodega, los demás marineros no le querían ver cerca del camarote que todos compartían, y allí el gran lobo huargo se quedaba encogido en un rincón tratando de soportar los mareos que le ocasionaban aquel artefacto de madera. Jon Snow fue el motivo de múltiples bromas y comentarios durante el viaje, primero se burlaban de él por su poca resistencia en alta mar y luego de lo poco que sabía de navegación.
- Te enterarás de lo que es bueno como atravesemos una tormenta- exclamó uno de los hombres más experimentados del barco. Se llamaba Floki y tenía todo el rostro surcado de cicatrices, heridas de guerra según él mismo contaba. Era el único que se acercaba a hablar con Jon y a animarle para que no se viniera abajo por los cuchicheos del resto de la tripulación.
- Espero no llegar a esa situación- el chico sonrió un momento. Todos sabían que no tenía experiencia en un barco, por lo que le tenían fregando la cubierta y haciendo aquellos trabajos más desagradables y que nadie quería realizar.
- Tratas de engañarnos a todos simulando ser un joven sin un propósito en la vida...- los ojos azules del anciano se clavaron en el rostro de Jon- fingiendo ser sólo un muchacho asustado que huye de un pasado duro, pero a mí no me engañas.
- Sólo busco un futuro mejor- respondió Jon bajando la mirada.
- ¿Y piensas que en Pentos lo encontrarás?
- Es un buen lugar donde empezar...- el chico se encogió de hombros.
- Podrías formar parte de la tripulación- Floki sonrió al ver la expresión de incredulidad en el rostro de Jon Snow- nadie nace sabiendo. Eres fuerte y espabilado, podrías acabar siendo un buen marino.
- Creo que probaré fortuna en tierra firme- Jon volvió a sus tareas dando por finalizada la conversación. Agradecía los intentos de Floki por trabar una amistad con él, pero era mejor pasar desapercibido y que nadie supiera quién era realmente ni lo que se proponía cuando llegara al nuevo continente. Una vez en Pentos tendría que confiar en la buena suerte para escuchar noticias sobre Daenerys y su séquito, y así saber hacia donde debía dirigirse para un encuentro con la khaleesi.
********************
Fantasma bajó del barco sin perder un segundo, logrando que marineros y demás personas que había en los muelles se apartaran asustados por el tamaño de aquel extraño lobo de ojos rojos. Jon había metido las escasas pertenencias que le quedaban en una bolsa de piel y se apresuró a dar alcance al animal, no miró atrás, ya se había despedido de Floki y el resto de hombres no se merecían su tiempo.
- Fantasma, conmigo- llamó al huargo antes de que éste pudiera desaparecer entre la multitud de gente que se aglutinaba por las calles de la ciudad. Parecía día de mercado pero el muchacho no se interesó en los productos que le ofrecían en cada puesto por el que pasaba, sus oídos estaban pendientes de cualquier dato que le pudiera resultar de utilidad pero no tuvo suerte. Finalmente comenzó a anochecer y acudió a una de las tabernas con la esperanza de tener más fortuna. Se había ganado algunas monedas por su servicio en el navío, pidió algo de comer y beber y se sentó en una de las mesas con Fantasma tumbado a sus pies. Jon percibía el nerviosismo de su compañero pero era algo normal, los dos se hallaban muy lejos de su hogar y todo aquello era algo nuevo para ellos. Estuvieron casi mendigando por la ciudad durante un par de días hasta que Jon Snow escuchó una conversación sobre unos dragones. Se acercó sigilosamente, tal y como le habían enseñado, y escuchó que Daenerys Targaryen había marchado hacia Meereen con toda la intención de conquistar la ciudad: ¡Ya tenía un lugar por donde iniciar su búsqueda! Gastó el poco dinero que le quedaba en un caballo con aspecto enfermizo, pero mejor eso a tener que caminar durante días bajo el ardiente sol, ya buscaría la forma de hacerse con otro caballo más adelante. Había valorado la opción de acercarse a Meereen en barco aunque no le apetecía volver a subir en uno de esos condenados armatostes, pero de todas formas no había ninguno que se acercara a su destino. Por lo visto, los rumores de que la madre de dragones había puesto sus miras en aquella ciudad se habían ido incrementando con el paso de las horas, y los capitanes de los navíos temían verse involucrados en alguna clase de revuelta. El viaje era largo y pesado, apenas encontraba alimento y su energía menguaba con cada kilómetro recorrido. Era media tarde del cuarto día cuando su montura perdió las fuerzas que le quedaban, de forma que animal y jinete acabaron cayendo al suelo. Jon dio una improvisada voltereta para evitar partirse el cuello, se le escapó un gemido cuando se golpeó la cabeza con una roca y se quedó tirado sobre la tierra durante casi un minuto. Fantasma se acercó a él enseguida y le lamió el rostro logrando que el chico se espabilara- estoy bien, tranquilo.
Los ojos del animal le miraban con una inteligencia que a menudo parecía humana, Jon acarició su espeso pelaje y se incorporó hasta ponerse en pie. El caballo daba relinchos agónicos augurando una muerte esperada. Jon Snow no soportaba ver sufrir a otra criatura, de forma que desenfundó a Garra, bajó la mirada unos segundos y terminó con la vida del caballo en cuestión de segundos. Fantasma no tardó en atacar uno de los cuartos traseros del animal, el lobo también estaba hambriento y para él aquello ya no era más que alimento. Jon sabía que encontrar comida en una situación así iba a ser complicado, por lo que cortó las partes más carnosas del caballo, encendió una hoguera y se dispuso a cenar y recobrar fuerzas. Se despertó temprano a la mañana siguiente y continuó su viaje hacia Meereen a pie, Jon sabía lo que era recorrer grandes distancias con escasez de recursos, pero no estaba acostumbrado a caminar bajo el ardiente sol ni a la sed: esa sensación de quemazón en la garganta que le impedía pensar con claridad. Fantasma iba y venía, reconociendo el terreno por el que iban avanzando cada vez más despacio. El animal apareció de improviso tras unos arbustos y llamó su atención cogiéndole de la camisa negra.
- ¿Qué pasa?- preguntó Jon. El lobo volvió a tirar de él, instándole a que le siguiera y el chico no dudó en ir tras los pasos de Fantasma, que le condujo directamente hasta un pequeño arroyo. Jon se arrodilló junto a la fuente de agua y bebió todo lo que pudo antes de dejarse caer en el suelo, jadeando y acariciando a su amigo- gracias, chico.
Rellenó el pellejo que llevaba con él del preciado líquido y volvió a sentarse para descansar un poco a la sombra. A su alrededor había algunos árboles con frutos entre sus ramas que parecían comestibles, le ofreció uno a Fantasma para que lo olisqueara y, cuando vio que éste se lo comía sin miramientos, recogió unos cuantos más para sí mismo. Aquel era un buen lugar donde pasar la noche, tenía agua, alimento y los matorrales ofrecían un refugio natural, por lo que decidió quedarse allí hasta la mañana siguiente.
3.
A la mañana siguiente, recogió todos los frutos con los que podía cargar y continuó su camino tratando de orientarse por la posición del sol. Jon Snow era consciente de que aquel viaje era mucho más duro y peligroso de lo que jamás habría imaginado, pero era persistente y no se iba a rendir a las primeras de cambio, de manera que se forzó a seguir poniendo un pie delante del otro para seguir avanzando. No sabía cuanto tiempo habría pasado cuando escuchó el inconfundible sonido de cascos de caballos, aquel era un camino transitado y se hizo a un lado para permitir el paso de quien quiera que fuese.
- ¿Te has perdido, muchacho?- dijo un hombre desde su montura.
- No- Jon mantuvo la cabeza gacha, no conocía las costumbres de aquel extraño continente y no quería meterse en líos.
- No es buena idea caminar solo por aquí. Hace demasiado calor y la ciudad más cercana está a unos cuantos kilómetros de distancia- explicó el hombre, éste se volvió hacia la comitiva que acababa de hacer aparición. Tras él venía otro hombre montado a caballo junto a un par de carromatos de comerciantes- ¿Hacia dónde vas, chico?
- Meereen- Jon supuso que podía fiarse de aquellos vendedores que iban de ciudad en ciudad ofreciendo sus productos.
- Nosotros sólo vamos hasta Mantarys, pero puedes hacer parte del trayecto con nosotros- propuso el desconocido, entonces volvió la cabeza hasta el resto del grupo- ¿Qué decís vosotros?
- ¿Otra boca para alimentar?- gruñó el hombre que había a las riendas del primer carro. Era gordo, con una enorme barba grisácea que le tapaba la mitad del rostro.
- No seas así, Georgie- dijo el otro tipo subido a caballo- lleva una espada, quizás sepa pelear.
- ¿Sabes luchar, muchacho?- preguntó el primer hombre.
- Sí- Jon alzó la cabeza con cierto orgullo- claro que sé luchar.
- El caso es que nuestro amigo Georgie no te dejará venir con nosotros salvo que lo demuestres- éste bajó de un salto de su caballo y desenvainó su espada. Jon hizo lo propio al momento, intercambió unos cuantos golpes de prueba con el extraño hasta que la lucha se volvió más violenta. Pasaron unos minutos hasta que el otro se apartó riendo mientras guardaba el arma en su funda- ¡El chico tiene agallas! Últimamente el camino es más peligroso, nos vendrá bien otra espada para protegernos.
- ¡Está bien!- Georgie dio el visto bueno a regañadientes- pero que se suba en el carro de Lesmes.
- Ya le has oído- exclamó el hombre contra el que se acababa de batir en duelo- yo soy Piak, ya conoces al gruñón de Georgie, y éste es Khao.
- Hola- el segundo guerrero tenía un aspecto intimidante aunque había una sonrisa amable en su rostro- ¿Vas a decirnos tu nombre o te me vas a quedar mirando todo el rato?
- Me llamo Jon- contestó el chico. Le indicaron el segundo carro, que estaba dirigido por un chico apenas unos años mayor que él y que parecía contento con tener compañía para el trayecto.
- ¿Qué demonios es eso?- exclamó Piak de repente.
- No le hagáis daño, es mío- replicó Jon al ver que el lobo huargo acababa de aparecer tras unos árboles- Fantasma, vamos.
- Una mascota ciertamente interesante- bromeó Khao antes de espolear su caballo.
- ¿De verdad que es tuyo?- Lesmes inició una conversación enseguida, se le veía deseoso de hablar con quien fuera, y Jon tuvo que soportar una serie eterna de preguntas a las que fue contestando como pudo. No quería dar demasiada información sobre sí mismo ni sobre su viaje, pronto logró desviar la conversación hacia cómo era la vida de un comerciante. Lesmes era muy parlanchín y no dejaba de narrarle aburridas historias sobre objetos extraños con los que había hecho negocios, pero Jon no tenía motivos para quejarse ya que estaba cómodamente sentado en un carro y tenía todo el agua y alimento que podía necesitar. La rutina en aquella comitiva era sencilla, paraban una vez a comer y volvían a ponerse en camino poco después siguiendo un ritmo pausado que desesperaba a Jon. Tal vez aquellos hombres no tuvieran prisa pero él sí, aunque debía reconocer que, incluso a aquel ritmo, avanzaba más deprisa que si fuera a pie. Poco antes del anochecer, buscaban un lugar seguro donde acampar y encendían una hoguera. Piak y Khao le incluyeron en los turnos a lo largo de la noche para montar guardia en caso de que se acercaran bandidos o saqueadores. Jon aprovechaba aquellos momentos en los que los demás hombres dormían para poner en orden sus pensamientos. Muchas veces soñaba despierto sobre cómo sería físicamente Daenerys Targaryen. Había conseguido sonsacarle algo a sus compañeros de viaje, todos habían escuchado hablar de ella, de sus victorias y sus magníficos dragones. Lesmes contaba que quienes la habían visto la describían como una joven de una belleza extraordinaria, aunque también aseguraba que aquéllos que osaban mirar su rostro sin permiso habían perdido la visión después de que sus ojos estallaran en llamas. Jon Snow no podía dar credibilidad a las palabras de su nuevo amigo, pero cada vez se sentía más y más intrigado por la misteriosa Daenerys. Jon se incorporó al escuchar los gruñidos de Fantasma y dio la voz de alarma a los demás.
- ¡Nos atacan!- chilló el norteño en cuanto vio un par de antorchas que habían aparecido de la nada. Khao y Piak se despertaron al momento con sus espadas en mano, dispuestos a plantar cara a los bandidos. Un grito de dolor se escuchó delante de ellos y Jon sonrió: Fantasma acababa de encontrar a su primera víctima.
4.
A Jon Snow le parecía que hubieran pasado años desde que había tenido que pelear por su vida. Hacía demasiado de aquello y el escenario era tan diferente, en aquel lugar semidesértico se sentía perdido y desorientado, pero no podía amilanarse y luchó con bravura junto a sus nuevos compañeros de armas. Había poca luz pero sus ojos se habían acostumbrado a la penumbra y podía distinguir al grupo que les había hecho la emboscada, debían ser al menos siete u ocho hombres. Jon no pensaba en la inferioridad numérica, se había visto envuelto en situaciones peores y por eso no tenía miedo, fue de uno en uno, peleando, cortando a sus enemigos y esquivando estocadas malintencionadas. Escuchó un gemido a pocos pasos de él y reconoció la voz de Khao, había sido herido en una de sus piernas y su atacante estaba listo para darle el golpe final.
- ¡No!- Jon interpuso a Garra evitando la muerte del guerrero. Le bastaron un par de golpes más para desarmar a su oponente y matarle sin contemplaciones. Aquel debía ser el líder del grupo puesto que, una vez hubo caído, el resto salió huyendo en estampida- ¡Fantasma, conmigo!
- ¿Cómo estás, amigo?- Piak ya estaba junto a Khao para examinar la gravedad de sus heridas. Jon comprobó que el lobo no había corrido en persecución de los bandidos y se acercó a los dos hombres.
- Saldré de ésta- rió Khao- gracias a Jon, ha llegado en el momento preciso.
- Bien hecho, muchacho- Georgie le dio una palmada en la espalda. Traía vendas y una botella con un extraño mejunje que emplearon para cubrir el profundo corte que Khao había sufrido en el muslo. Ninguno de ellos pudo pegar ojo en las horas que restaban de noche, por lo que se mantuvieron despiertos y alerta mientras contaban historias de luchas pasadas. A la mañana siguiente subieron al herido a uno de los carros y le ofrecieron a Jon el caballo de Khao para que cubriera la retaguardia. Era agradable volver a montar y el chico lo agradeció con una sonrisa, sobre todo porque aquello le permitía alejarse de las charlas poco trascendentales con Lesmes. Fantasma trotaba a su lado, de vez en cuando el lobo desaparecía cuando pasaban cerca de algún pequeño bosque y volvía al rato con manchas de sangre en su hocico: "al menos no tiene problema para conseguir comida" pensó Jon con una sonrisa. El chico comenzó a apenarse según se acercaban a Mantarys, había acabado congeniando con sus compañeros de viaje y no le agradaba la idea de hacer el resto del camino a solas.
- Quédate con nosotros en la ciudad- ofreció Piak cuando divisaron la población a lo lejos- te vendrá bien una cama para reponerte y podrás llevarte agua y comida suficiente hasta que llegues a tu destino.
- Supongo que no pasa nada por una noche- dijo el muchacho aceptando finalmente la propuesta. Sus amigos se hospedaban en casa de un conocido y le consiguieron un lecho donde pudiera pasar la velada. Jon no se había dado cuenta de todo el cansancio que acumulaba hasta que se quitó las botas y se tumbó en el colchón tras una abundante cena. Fantasma daba vueltas por el pequeño dormitorio, olisqueando cada rincón y protestando por tener que estar encerrado en un lugar que le era desconocido- mañana nos iremos.
Los ojos rojos del animal se cruzaron con los del joven como si hubiera entendido cada palabra, finalmente dio una vuelta sobre sí mismo y se dejó caer a los pies de la cama para intentar dormir un poco. Sus amigos le despidieron con amabilidad, y Khao le regaló su caballo como agradecimiento por haber salvado su vida.
- Así llegarás antes a Meereen- contestó el guerrero cuando Jon no quiso aceptarlo- por favor, quédatelo. Tengo otros en casa.
- Gracias- el muchacho asintió finalmente y le estrechó la mano con una sonrisa. Y así, con las riendas de su montura en una mano, y Fantasma correteando a su lado, se dirigió hacia la salida de la ciudad que le había acogido por unas pocas horas. Una vez se hubo alejado un poco de Mantarys, subió al caballo y partió al galope en dirección al este, siempre al este. Según le había comentado Georgie, aquel sería un viaje de unos cuatro o cinco días dependiendo de la prisa que llevara, pero ninguno de ellos contaba con que se desataría una terrible tormenta de arena. Jon no estaba acostumbrado a aquellos fenómenos meteorológicos y se refugió como pudo, pero acabó desorientado y perdiendo casi todas sus reservas de comida y agua. De alguna forma pudo seguir su camino un par de días después, terriblemente deshidratado, pero con la certeza de que aquella vez iba en el buen camino. Sus párpados apenas se mantenían abiertos cuando la ciudad de Meereen se alzó ante él, Jon ni se dio cuenta, sólo mantenía activo el reflejo de jalear a su montura para que siguiera avanzando. Se desplomó en la entrada de la ciudad, terriblemente débil y sin fuerzas para ponerse en pie. Enseguida aparecieron hombres y mujeres interesados en aquel extraño chico que acababa de aparecer ante ellos, una joven le llevó algo de agua aunque Jon se hallaba casi inconsciente, sólo había un nombre que sus labios no dejaban de repetir una y otra vez: Daenerys.