Coge ropa vieja tuya y rasca con ella los carrillos de tu gata original, la dueña de casa (puedes hacerlo con su pipí, pero no lo recomiendo). Luego coges a la otra gata (la nueva) y la friegas entera con la ropa con el olor de tu primera gata. En un principio eso debería hacer que la primera la comenzara a aceptar. De todas maneras lleva su tiempo.
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