[TRAD|VIXXfic] Wonshik/Hongbin { Drown } (2/7)

Aug 27, 2015 10:33




Wonshik no recordaba haber conducido hasta su casa, ni tampoco decidir que era el sitio al que quería ir, pero ahí estaba, de pie en la cocina, lleno de energía y completamente perdido en qué hacer.

-Joder -dijo mientras pateaba la pared con tanta fuerza que abolló el yeso-. Joder.

Estaba enfadado, muy enfadado, confuso y, por debajo de todo, herido. Cómo pudo Hakyeon… después de todo lo que los vampiros habían hecho… después de todo lo que habían visto… después de lo de Hongbin…

Por segunda vez en su vida, Wonshik se encontró llorando en el suelo de la cocina. Nunca había querido que eso se volviera un hábito. Odiaba llorar, y no estaba seguro de por qué lo hacía en ese momento.

Tal vez porque la herida que le había causado la pérdida de Hongbin nunca se había curado. No había final. Si Hongbin hubiera muerto lo habría habido… devastador… pero al menos habría estado hecho y Wonshik podría haber avanzado. Tal y como era, Hongbin no estaba muerto, no se había ido, pero estaba fuera de su alcance. Y no había ningún consuelo para Wonshik, ninguna solución.

Lo habían urgido a acabarlo, siempre habían dejado claro que era una opción que podía elegir. Pero Wonshik no podía… no podía. Wonshik no podía apagar la última chispa de Hongbin. Encerrarlo era todo lo que podía hacer. No podía devolverlo a la normalidad, ni tampoco matarlo. ¿Qué otras opciones tenía?

Algunas veces, cuando Hongbin gritaba, de dolor, de hambre, Wonshik pensaba en entrar en la celda y dejar que se alimentara de él, tan solo para detener el sonido. Pero eso no era una solución. Hongbin lo mataría, Wonshik no se hacía ilusiones con eso. Y después seguiría siendo un vampiro, seguiría atrapado en una celda, cualquier alivio que consiguiera de él desaparecería y Wonshik estaría muerto.

Wonshik hipó y se sorbió la nariz. Ausente, miró a su frigorífico. Había muchas cosas pegadas a las puertas de metal con imanes de diferentes tamaños y colores: post-its, anotaciones de casos, recordatorios de citas con el dentista. Hacia la mitad del desastre había una fotografía cutre de él y Hongbin. Era una imagen al estilo selca poco favorecedora tomada con el teléfono después de que Hongbin dijera algo que los hizo reír a ambos.

Si Hakyeon podía estar con uno de ellos, si el precioso y perfecto cazador Cha Hakyeon tenía permitido meterse en la cama con un monstruo, tenía permitido romper con todas las normas, ¿por qué no podía él? Especialmente ya que Wonshik había amado tanto a Hongbin…

Eso llevaba a la única otra opción, aparte de atravesar a Hongbin con una estaca o dejarlo hundirse en la locura, que era sacarlo, dejar que se alimentara hasta que volviera a la normalidad. Esa era la única opción en la que Wonshik tenía cualquier esperanza de recuperarlo, pero no era una que hubiera realmente perseguido cuando era lúcido. Incluso si sacaba a Hongbin, si lo dejaba conseguir la sangre que necesita y tal vez, tal vez volviera, las probabilidades de que matara a Wonshik, simplemente por accidente, eran altas. Y después estaba el tema de Hongbin loco. La probabilidad de que lo capturaran de nuevo o, peor, lo atravesaran con una estaca también era alta. Nunca llegaría tan lejos, y Wonshik no podría controlarlo, no estando como estaba, loco por sed de sangre. Sin mención que permitir que Hongbin matara descontroladamente, tan solo para que Wonshik pudiera acercarse a él… estaba mal…

Un recuerdo vívido de Hakyeon gimiendo mientras el Elimia lo mordía llenó su mente. Mal.

No era jodidamente justo. Todo este tiempo Wonshik había estado resistiendo, intentaba hacer lo correcto porque los humanos no tenían relaciones con los vampiros, no… los amaban. Estaba mal. No tenía por qué llamar a Hakyeon, a HQ, hacer que arrastraran a Hongbin lejos para recluirlo en una oscura celda con su sed de sangre. Pero lo había hecho. Porque era lo correcto. Incluso si amaba a Hongbin, había sido lo correcto.

Wonshik contempló su foto con Hongbin riendo, pensó en Hakyeon con sangre corrida en los labios. Se atragantó con un sollozo, una idea pasándole por la cabeza, lentamente desplegándose, oscura y venenosa.

Que le jodan a hacer lo correcto.

La calma se apoderó de él, detuvo las lágrimas mientras la idea se desarrollaba, tomaba lugar. Tomó una decisión y se frotó las lágrimas mientras se levantaba.

Sus costuras habían vuelto a desenredarse, pero había conseguido ponerlas tirantes, había conseguido resistir el caer en pedazos de nuevo. Era extraña, la sensación de que todo estaba en su lugar. Era como ser hielo de nuevo, excepto que ahora había algo ardiendo bajo él, un propósito.

Tanto su ira como el dolor desaparecieron. Los movimientos eran definidos mientras caminaba hacia el salón, quitó la pila de archivos y notas de la mesita de café hasta que encontró lo que buscaba.

Tres archivos. Los de los Elimias que Hakyeon no se había llevado. Hakyeon no había mirado el último, pero Wonshik sí, y quería haber dicho algo sobre eso, pero la idea y el archive habían acabado enterrados bajo otras cosas.

Abrió los tres archivos, tiró el de la mujer a un lado y el del hombre sin fotografía. El tercer Elimia había sobresalido por todos los avistamientos y la imagen. Había mucha información, normalmente inútil, pero lo que había llamado la atención de Wonshik había sido que muchos avistamientos encajaban con el lugar y el tiempo de los de Taekwoon. Y el más reciente era solo hacía tres años, en una ciudad a una media hora. Lo habían visto en esa misma ciudad varias veces en el transcurso de los años durante los últimos cincuenta. Wonshik empezaría por ahí.

Recorrió con un dedo el borde de la fotografía murmurando el nombre del papel.

―«Jaehwan» ―susurró para sí mismo. No era la mejor foto, pero el Elimia parecía tener características bastante distintivas. Eso ayudaría.

Cerró el archivo y lo llevó consigo a la habitación; lo tiró en la cama antes de dirigirse al armario y sacar la bolsa de viaje. No tenía que pensar demasiado mientras empaquetaba, se sentía completamente como si fuera hielo. Metió ropa, el cepillo de dientes y otros ítems de higiene, el ordenador. El cajón superior del armario tenía algo de equipamiento de caza que previó necesitaría, así que eso también acabó en la mochila. Dudó durante un momento mientras cogía una estaca. La suya había quedado atrás, en el apartamento de Hakyeon. Esa era la de Hongbin, la que se le había caído la noche que lo habían cogido. Wonshik también la puso en la mochila.

Metió el archivo, encima de todo lo demás, y después cerró la cremallera.

La puerta del armario aún estaba abierta y se arrodilló, apartó algunos zapatos hasta que encontró un par de botas viejas que no usaba. Buscó en la izquierda y sacó un taco gordo enrollado de dinero, que metió en el bolsillo de la mochila.

Antes de marcharse cogió algunas pastillas para el dolor y, tras pensarlo durante un instante, metió el resto de la botellita en un bolsillo lateral de la mochila. Se detuvo de camino a salir por la puerta y volvió para coger la cutre fotografía de él y Hongbin del frigorífico. Después, salió y la puerta se cerró cuidadosamente detrás de él.

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La ciudad en la que Jaehwan había sido visto hacía tres años era muy similar a la de Wonshik. Tal vez algo más limpia, pero aún tenía una salida mala. Wonshik encontró un apartamento mierdoso en alquiler bastante rápido, lo pagó para el siguiente mes. No hubo ningún papeleo. Podría haberse quedado en un motel, habría sido más barato y posiblemente hubiera estado más limpio, pero Wonshik quería la protección que daba una residencia, quería los encantamientos inherentes. Los moteles y los hoteles, hasta los más baratos, tenían hechiceros que los encantaran según la ley, pero nunca podrían replicar los que tenían las auténticas residencias humanas.

Había cucarachas, aunque no parecía que demasiadas. No tantas como podría haber. El grifo de la cocina goteaba, pero el agua era limpia. Wonshik se había quedado en sitios peores, y ese sitio tenía algunos muebles nuevos, mesas y sillas, sofá, una cama en la que probablemente no iba a dormir. Nada de eso importaba. No iba a estar ahí mucho tiempo.

Hakyeon seguía llamándolo, así que apagó el móvil mientras sentía la ira acechando bajo el hielo, junto con otras emociones más complicadas. No tenía tiempo para eso. El reloj en su teléfono había cambiado para marcar las 3:30PM.

Pensó que debería comer, así que salió a dar un paseo y cogió una hamburguesa de un puesto de comida rápida, que se comió lentamente mientras regresaba a su nuevo apartamento.

Esa ciudad, según sabía, no tenía un grupo de cazadores como ellos. Estaba el VCF, por supuesto, pero no tenían información accesible para el público, una base de datos que Wonshik pudiera mirar. Pero eso no importaba. Había periódicos en la calle y Wonshik acercó uno con el pie. Era del día anterior, según la fecha, y el titular era de un ataque vampírico reciente. Se inclinó para leer la letra pequeña. El tercer ataque en una semana, todos cerca de ahí, en esa parte de la ciudad. El papel mencionaba un club.

Wonshik continuó caminando mientras se acababa la comida. Sabía a dónde iba a ir esa noche. Pero lo primero era que iba a pasar el resto de horas diurnas durmiendo en el sofá, ya que el colchón de su nueva casa estaba manchado y no tenía sábanas ni mantas.

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Wonshik tuvo que gritar por encima de la música cuando pidió el primer chupito. Le quemó la garganta, pero los ojos no se le humedecieron y el rostro se mantuvo tranquilo. El taburete de madera en el que se había sentado era incómodo y la música cegadora. El aire olía a hierba y a algo más terroso, la temperatura en ese lado demasiado cálida. Era una sobrecarga sensorial.

Nunca antes había sido el cebo; había visto a otros hacerlo, pero no estaba completamente seguro de qué tenía que hacer. Aplicarse la raya de ojos había resultado más difícil de lo que esperaba, y se inclinaba a pensar que parecía más un mapache que un joven atractivo. Tal vez parecía un mapache atractivo. Su ropa era bastante sencilla, no llamaba la atención. Bueno, ahí el por qué nunca lo habían elegido como cebo. Suponía que tendría que sentarse ahí durante un rato y dejar que el olor en el club se le pegara a las ropas, tal vez echarse algo de alcohol por encima por si acaso.

Wonshik miró alrededor, a la gente amontonada en el lugar, las luces parpadeantes, el humor. Ausente, pensó que era una horrible idea, horrible y errónea. Pero era de hielo y no podía importarle, no que no lo hiciera, sino que no podía. No podía sentir lo suficiente para que atravesara el hielo, así que solo sentía algo como un aturdimiento tranquilo y un sentido de propósito.

Con toda seguridad, estaba loco. Al fin se había roto. Era la única explicación, pensó mientras bebía otro trago. Creía que lo había estado llevando bastante bien, por lo que no se sentía roto, pero si no estuviera loco, no estaría ahí sentado. La gente racional no haría lo que iba a llevar a cabo.

Definitivamente, algo se había roto. No sabía en qué momento exacto había pasado, pero sabía que algo en él se había hecho trizas y que no podía arreglarlo. Tal vez sucedió cuando se le ocurrió esa horrible idea o cuando había decidido realizarla. Tal vez fue cuando encontró a Hakyeon besando a Taekwoon. Tal vez había sucedido cuando lo habían separado de Hongbin. No lo sabía. Tan solo sabía que ya no estaba bien. La comprensión fue algo tenue, y no le provocó ninguna emoción.

No le importaba. Era un sentimiento duro y frío, pero lo mantenía en movimiento. Se había decidido y si dudaba en ese momento dejaría caer todas las piezas y nunca sería capaz de juntarlas de nuevo. No había sido capaz de arreglarse la primera vez, no como creía.

―Tan solo continua, Wonshik ―se susurró a sí mismo, la garganta le ardía por el alcohol―. Continua.

―¿Quieres otra? ―preguntó ruidoso el camarero, haciendo gestos hacia los dos chupitos vacíos frente a él.

Wonshik se planteó la sensatez de eso. Tenía un trabajo que hacer.

―Sí ―respondió contra su mejor juicio.

Media hora y varios chupitos después, Wonshik estaba más borracho de lo que había estado desde el instituto, o tal vez desde aquella noche con Hakyeon… No, no, no debía pensar en eso. Necesitaría más tragos si continuaba por ese camino.

Una mujer lo sacó del taburete y lo metió en la muchedumbre de gente en la pista de baile. Wonshik ni siquiera se dio cuenta de su apariencia, se dejó llevar por la sensación de estar borracho, la música le rebotaba contra los huesos.

Tal vez era demasiado mayor para eso, pero pronto la sensación de cuerpos sudorosos ejerciendo presión sobre él hizo que le diera vueltas la cabeza, y no de una forma buena. El estómago le informó de que tal vez había tomado dos chupitos de más y Wonshik apenas consiguió escapar de la multitud y tambalearse hacia la salida y la noche.

Todos esos viajes de pesca observando a los demás estar borrachos y Wonshik estaba completamente pedo mientras recorría a tropezones la calle, apoyándose contra las polvorientas paredes por apoyo. Dio grandes bocanas del frío aire nocturno, pero el estómago se negó a acomodarse y finalmente se tambaleó dentro de un callejón para  vomitar, el alcohol ardía al subirle por la garganta.

―Joder ―jadeó tras terminar. Escupió, pero el sabor no abandonó fácilmente su boca. Eso le recordó porqué ya no bebía en exceso y se apoyó de espaldas a la pared más cercana, los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás. Cuando estaba de pie, el mundo no daba tantas vueltas―. No vuelvo a beber ―farfulló.

―No, no lo harás ―siseó una voz en su oído, después algo le agarró los hombros.

Sus encantamientos saltaron, la energía atravesándolo y cogiéndolo desprevenido, ni siquiera había notado que repiquetearan y, mierda, nunca más iba a volver a emborracharse. No podía permitirse estar tan jodidamente distraído.

La energía por el cuerpo tuvo un efecto aleccionador, la adrenalina que provocó que el corazón se le acelerase también ayudó a aclararle  la mente un poco. Parpadeó intentando enfocar, vio el vampiro que lo había soltado retroceder y caer de rodillas.

Wonshik avanzó un paso, tambaleándose solo un poco, y dio una patada justo en el centro del torso del vampiro, lo que provocó que se tumbara de espaldas. Llevó la mano al bolsillo derecho y sacó una red fina y ligera de delgadas cadenas de plata. Tardó unos segundos de manoseo desatarla lo suficiente para poder echarla por encima del cuerpo del vampiro, cruzándose sobre el rostro y provocando que chillara enfadado. Donde lo tocaban las cadenas, comenzó a aparecer humo de la piel.

Wonshik pisó al vampiro para que los pies estuvieran sobre cada hombro, sujetando los bordes de la red. Era fina, lo suficiente para que un humano pudiera deshacer los enlaces, pero la plata debilitaba a los vampiros y estaba hechizada. Wonshik no quería tardar mucho, por si acaso la red no fuera suficiente para mantener a la maldita cosa cuando se pasara el efecto de los encantamientos.

Se arrodilló un poco, examinó el rostro del vampiro. Era un hombre, pero no era Jaehwan. En realidad, no esperaba que se encontrara con él tan fácilmente.

El vampiro le siseó con los colmillos extendidos y Wonshik habló.

―Urh ―llevó la mano al bolsillo trasero y sacó la levemente arrugada fotografía de Jaehwan del archivo. La sujetó vagamente sobre el rostro del vampiro―. ¿Conoces a este vampiro?

El vampiro le gruñó como respuesta y se sacudió un poco para poder morder la mano de Wonshik. Wonshik respiró hondo por la nariz, los labios apretados mientras se recomponía y después presionó con ambas manos sobre el pecho del vampiro, soltando otra ardiente descarga. La rueda en llamas de su espalda ardía enfadada.

El vampiro chilló y después jadeó sonoramente. Wonshik lo intentó de nuevo colocando la imagen frente a él.

―¿Conoces a este vampiro?

―No ―resopló, ceceando un poco por los colmillos, mostrando su corta edad―. Jodido cazador de mierda...

Wonshik le pegó la imagen contra la cara y este chilló cuando los encantamientos crepitaron descontentos.

―Bueno, vas a encontrarlo para mí.

―Y una mierda que lo haré, pedazo de mierda, voy a destrozarte...

Wonshik sacó la navaja automática y un pequeño vial vacío. Presionó con la navaja a través de la red, punzando con ella el cuello del vampiro. La hoja no era de plata, solo acero, así que la herida se curaría rápidamente. Wonshik presionó con la punta del vial en el corte que había hecho, dejando que algunas gotas se colaran dentro. El vampiro chilló durante todo el proceso, soltando maldiciones.

Puso la tapa al vial cuando obtuvo lo que quería y le dio una bofetada al vampiro para llamar su atención.

―¿Ves esto? ―preguntó retóricamente mientras sujetaba el botecito entre el dedo gordo e índice. Los ojos del vampiro estaban fijos en ello, los colmillos aún desnudos, pero al menos ya no gritaba. Tampoco es que nadie fuera a ir corriendo, pero Wonshik necesitaba que la maldita cosa lo escuchara―. Mi nombre es Wonshik, y como has adivinado inteligentemente, soy un cazador. Estoy buscando a este Elimia, su nombre es Jaehwan. Necesito hablar con él. Y tú vas a encontrarlo para mí ―el vampiro comenzó a retorcerse, siseando de nuevo―, o le daré este vial de sangre al VCF y estarás huyendo de ellos por el resto de tu probablemente corta vida.

El vampiro se quedó quieto y observó cómo Wonshik se lo guardaba en el bolsillo. Los colmillos retrocedieron y parecía ligeramente asustado, mirándolo como si él fuera el loco.

Wonshik se preparó y apoyó las manos sobre el pecho del vampiro, atacándolo por tercera vez. Esa explosión fue bastante débil, pero el vampiro cayó sin fuerzas contra el pavimento. Wonshik se levantó llevándose la red consigo y recogiéndola en una mano.

―Tienes una semana ―dijo con aspereza.

Pisoteó la cara del vampiro al abandonar el callejón, solo por si acaso.

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