Wonshik tuvo que gritar por encima de la música cuando pidió el primer chupito. Le quemó la garganta, pero los ojos no se le humedecieron y el rostro se mantuvo tranquilo. El taburete de madera en el que se había sentado era incómodo y la música cegadora. El aire olía a hierba y a algo más terroso, la temperatura en ese lado demasiado cálida. Era una sobrecarga sensorial.
Nunca antes había sido el cebo; había visto a otros hacerlo, pero no estaba completamente seguro de qué tenía que hacer. Aplicarse la raya de ojos había resultado más difícil de lo que esperaba, y se inclinaba a pensar que parecía más un mapache que un joven atractivo. Tal vez parecía un mapache atractivo. Su ropa era bastante sencilla, no llamaba la atención. Bueno, ahí el por qué nunca lo habían elegido como cebo. Suponía que tendría que sentarse ahí durante un rato y dejar que el olor en el club se le pegara a las ropas, tal vez echarse algo de alcohol por encima por si acaso.
Wonshik miró alrededor, a la gente amontonada en el lugar, las luces parpadeantes, el humor. Ausente, pensó que era una horrible idea, horrible y errónea. Pero era de hielo y no podía importarle, no que no lo hiciera, sino que no podía. No podía sentir lo suficiente para que atravesara el hielo, así que solo sentía algo como un aturdimiento tranquilo y un sentido de propósito.
Con toda seguridad, estaba loco. Al fin se había roto. Era la única explicación, pensó mientras bebía otro trago. Creía que lo había estado llevando bastante bien, por lo que no se sentía roto, pero si no estuviera loco, no estaría ahí sentado. La gente racional no haría lo que iba a llevar a cabo.
Definitivamente, algo se había roto. No sabía en qué momento exacto había pasado, pero sabía que algo en él se había hecho trizas y que no podía arreglarlo. Tal vez sucedió cuando se le ocurrió esa horrible idea o cuando había decidido realizarla. Tal vez fue cuando encontró a Hakyeon besando a Taekwoon. Tal vez había sucedido cuando lo habían separado de Hongbin. No lo sabía. Tan solo sabía que ya no estaba bien. La comprensión fue algo tenue, y no le provocó ninguna emoción.
No le importaba. Era un sentimiento duro y frío, pero lo mantenía en movimiento. Se había decidido y si dudaba en ese momento dejaría caer todas las piezas y nunca sería capaz de juntarlas de nuevo. No había sido capaz de arreglarse la primera vez, no como creía.
―Tan solo continua, Wonshik ―se susurró a sí mismo, la garganta le ardía por el alcohol―. Continua.
―¿Quieres otra? ―preguntó ruidoso el camarero, haciendo gestos hacia los dos chupitos vacíos frente a él.
Wonshik se planteó la sensatez de eso. Tenía un trabajo que hacer.
―Sí ―respondió contra su mejor juicio.
Media hora y varios chupitos después, Wonshik estaba más borracho de lo que había estado desde el instituto, o tal vez desde aquella noche con Hakyeon… No, no, no debía pensar en eso. Necesitaría más tragos si continuaba por ese camino.
Una mujer lo sacó del taburete y lo metió en la muchedumbre de gente en la pista de baile. Wonshik ni siquiera se dio cuenta de su apariencia, se dejó llevar por la sensación de estar borracho, la música le rebotaba contra los huesos.
Tal vez era demasiado mayor para eso, pero pronto la sensación de cuerpos sudorosos ejerciendo presión sobre él hizo que le diera vueltas la cabeza, y no de una forma buena. El estómago le informó de que tal vez había tomado dos chupitos de más y Wonshik apenas consiguió escapar de la multitud y tambalearse hacia la salida y la noche.
Todos esos viajes de pesca observando a los demás estar borrachos y Wonshik estaba completamente pedo mientras recorría a tropezones la calle, apoyándose contra las polvorientas paredes por apoyo. Dio grandes bocanas del frío aire nocturno, pero el estómago se negó a acomodarse y finalmente se tambaleó dentro de un callejón para vomitar, el alcohol ardía al subirle por la garganta.
―Joder ―jadeó tras terminar. Escupió, pero el sabor no abandonó fácilmente su boca. Eso le recordó porqué ya no bebía en exceso y se apoyó de espaldas a la pared más cercana, los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás. Cuando estaba de pie, el mundo no daba tantas vueltas―. No vuelvo a beber ―farfulló.
―No, no lo harás ―siseó una voz en su oído, después algo le agarró los hombros.
Sus encantamientos saltaron, la energía atravesándolo y cogiéndolo desprevenido, ni siquiera había notado que repiquetearan y, mierda, nunca más iba a volver a emborracharse. No podía permitirse estar tan jodidamente distraído.
La energía por el cuerpo tuvo un efecto aleccionador, la adrenalina que provocó que el corazón se le acelerase también ayudó a aclararle la mente un poco. Parpadeó intentando enfocar, vio el vampiro que lo había soltado retroceder y caer de rodillas.
Wonshik avanzó un paso, tambaleándose solo un poco, y dio una patada justo en el centro del torso del vampiro, lo que provocó que se tumbara de espaldas. Llevó la mano al bolsillo derecho y sacó una red fina y ligera de delgadas cadenas de plata. Tardó unos segundos de manoseo desatarla lo suficiente para poder echarla por encima del cuerpo del vampiro, cruzándose sobre el rostro y provocando que chillara enfadado. Donde lo tocaban las cadenas, comenzó a aparecer humo de la piel.
Wonshik pisó al vampiro para que los pies estuvieran sobre cada hombro, sujetando los bordes de la red. Era fina, lo suficiente para que un humano pudiera deshacer los enlaces, pero la plata debilitaba a los vampiros y estaba hechizada. Wonshik no quería tardar mucho, por si acaso la red no fuera suficiente para mantener a la maldita cosa cuando se pasara el efecto de los encantamientos.
Se arrodilló un poco, examinó el rostro del vampiro. Era un hombre, pero no era Jaehwan. En realidad, no esperaba que se encontrara con él tan fácilmente.
El vampiro le siseó con los colmillos extendidos y Wonshik habló.
―Urh ―llevó la mano al bolsillo trasero y sacó la levemente arrugada fotografía de Jaehwan del archivo. La sujetó vagamente sobre el rostro del vampiro―. ¿Conoces a este vampiro?
El vampiro le gruñó como respuesta y se sacudió un poco para poder morder la mano de Wonshik. Wonshik respiró hondo por la nariz, los labios apretados mientras se recomponía y después presionó con ambas manos sobre el pecho del vampiro, soltando otra ardiente descarga. La rueda en llamas de su espalda ardía enfadada.
El vampiro chilló y después jadeó sonoramente. Wonshik lo intentó de nuevo colocando la imagen frente a él.
―¿Conoces a este vampiro?
―No ―resopló, ceceando un poco por los colmillos, mostrando su corta edad―. Jodido cazador de mierda...
Wonshik le pegó la imagen contra la cara y este chilló cuando los encantamientos crepitaron descontentos.
―Bueno, vas a encontrarlo para mí.
―Y una mierda que lo haré, pedazo de mierda, voy a destrozarte...
Wonshik sacó la navaja automática y un pequeño vial vacío. Presionó con la navaja a través de la red, punzando con ella el cuello del vampiro. La hoja no era de plata, solo acero, así que la herida se curaría rápidamente. Wonshik presionó con la punta del vial en el corte que había hecho, dejando que algunas gotas se colaran dentro. El vampiro chilló durante todo el proceso, soltando maldiciones.
Puso la tapa al vial cuando obtuvo lo que quería y le dio una bofetada al vampiro para llamar su atención.
―¿Ves esto? ―preguntó retóricamente mientras sujetaba el botecito entre el dedo gordo e índice. Los ojos del vampiro estaban fijos en ello, los colmillos aún desnudos, pero al menos ya no gritaba. Tampoco es que nadie fuera a ir corriendo, pero Wonshik necesitaba que la maldita cosa lo escuchara―. Mi nombre es Wonshik, y como has adivinado inteligentemente, soy un cazador. Estoy buscando a este Elimia, su nombre es Jaehwan. Necesito hablar con él. Y tú vas a encontrarlo para mí ―el vampiro comenzó a retorcerse, siseando de nuevo―, o le daré este vial de sangre al VCF y estarás huyendo de ellos por el resto de tu probablemente corta vida.
El vampiro se quedó quieto y observó cómo Wonshik se lo guardaba en el bolsillo. Los colmillos retrocedieron y parecía ligeramente asustado, mirándolo como si él fuera el loco.
Wonshik se preparó y apoyó las manos sobre el pecho del vampiro, atacándolo por tercera vez. Esa explosión fue bastante débil, pero el vampiro cayó sin fuerzas contra el pavimento. Wonshik se levantó llevándose la red consigo y recogiéndola en una mano.
―Tienes una semana ―dijo con aspereza.
Pisoteó la cara del vampiro al abandonar el callejón, solo por si acaso.
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Wonshik repitió el proceso durante cinco noches, sin el exceso de alcohol. Durante ese tiempo, consiguió dar con otros tres vampiros. Como esa ciudad no tenía una división de cazadores, los vampiros eran sorprendentemente descuidados. Presas fáciles.
En realidad no planeaba enviar los viales de sangre que había recogido al VCF. Si la situación hubiera sido diferente… pero no lo era. No podía reunir la suficiente energía para preocuparse de que los vampiros acabaran teniendo tiempo para seguirlo y matarlo antes. Era por eso que había alquilado un apartamento en vez de quedarse en un hotel.
No pasó nada en la sexta noche, sus tatuajes en silencio mientras salía a tropezones de otro club en otra calle desconocida. Unas cinco manzanas después, dejó de fingir y estiró la espalda con un suspiro. El club de aquella noche estaba bastante lejos de su apartamento alquilado y aún no había estado en esa parte de la ciudad.
Se dirigió en dirección del apartamento. La calle estaba vacía, las farolas brillantes sobre su cabeza. Si se encontraba con otro club en el camino de vuelta, tal vez se pararía e intentaría pescar de nuevo. Se frotó la cara con una mano. Estaba tan jodidamente cansado. La energía y el propósito que había conseguido cuando tomó la decisión estaban decayendo. Su determinación no, tan solo el fuego en sus venas. Lo dejaba exhausto y, bajo el hielo, triste.
Tan solo continua, pensó para sí mismo.
Giró a la derecha, a otra calle vacía, y sus encantamientos comenzaron a hacerle cosquillas. La sensación aumentó mientras caminaba, sus tatuajes calentándose, y sonrió de lado. Llevó las manos a los bolsillos de su chaqueta mientras andaba (había abandonado el vestirse sensualmente y emperifollarse a favor de estar cómodo) y atrapó con los dedos la suave estaca de madera de Hongbin.
Un callejón estrecho se dibujaba frente a él, una gran boca de oscuridad entre una tienda y un restaurante cerrados, y deceleró al acercarse. Se pegó a la ventana de la tienda y se deslizó por ella hasta poder asomar la cabeza por la esquina del edificio y echar un vistazo al callejón, entrecerrando los ojos. Tardó un momento en ajustarse, entrando en función los ojos de búho. Había un contenedor, algo de basura en el suelo, pero ningún vampiro.
Se separó de la pared y se colocó en la boca del callejón, los labios apretados con fuerza. Aún le picaban los encantamientos, algunos calentándose enfadados, pero no podía ver al vampiro.
Wonshik sacó las manos de los bolsillos, la izquierda vacía y la derecha aún sujetando la estaca.
―¡Vamos! ―gritó mientras miraba hacia arriba, a los tejados. Nadie le respondió, el sonido de su voz hizo eco contra los edificios.
Algo le golpeó con fuerza en el centro de la espalda y lo tumbó en el suelo dentro del callejón. Fue capaz de sacar las manos para sujetarse, pero aun así dolió, las palmas se arañaron contra el cemento y golpeó la barbilla contra el suelo e hizo que se mordiera la lengua. El sabor a sangre en la boca era intenso.
Hubo un peso en la espalda que lo mantuvo contra el suelo y sus encantamientos crepitaron con un golpe violento, informándole de que no le estaban robando; era un vampiro.
―He oído que me estabas buscando ―murmuró después una boca en su oído.
Wonshik se sacudió, empujó con las manos e intentó sacarse al vampiro de la espalda, sin resultado.
―Quítate de encima ―soltó.
Para su sorpresa, el vampiro le hizo caso y al momento el peso había desaparecido. Saltó para ponerse de pie y se giró. El vampiro estaba unos buenos dos metros de él, lo suficientemente cerca para hacer que los encantamientos tintinearan pero demasiado lejos para atacarlo. Wonshik estaba más cerca de la entrada del callejón, el vampiro en la oscuridad, pero reconoció su rostro. Al fin.
Con esfuerzo, Wonshik se levantó correctamente, dejó que la estaca cayera a un lado e imitó la postura relajada del vampiro, aunque sus músculos estuvieran más que tensos.
―Jaehwan ―habló, el nombre una pregunta y una acusación.
El vampiro sonrió, era todo dientes, los colmillos asomaban algo.
―Sí, ese soy yo.
Wonshik se forzó a respirar, a mantenerse tranquilo.
―Mi nombre es Wonshik. Soy un cazador.
―También he oído eso ―respondió Jaehwan, mientras comenzó a rodearlo lentamente. Wonshik lo dejó, no se movió. El esfuerzo de mantenerse quieto hacía que le tiraran los músculos, intentaba reprimir los escalofríos que lo recorrían. Jaehwan apestaba a depredador, de una forma en la que nunca había visto― ¿Por qué me buscabas? Al principio pensé que sería algún tipo de trampa, ya que no era posible que intentaras cazarme por tu cuenta. Y aun así, estás completamente solo. ¿Has venido a matarme? Si sabes lo que soy, entonces deberías saber que es una estupidez.
Wonshik no creía haber oído nunca a un vampiro hablar tanto de una vez. Era extraño.
―Sé que eres un Elimia.
Jaehwan dejó de caminar, ahora de pie en la boca del callejón bloqueba la salida de Wonshik. La luz de las farolas le daba de espaldas, así que no podía verle el rostro.
―Así que, ¿qué eres, un idiota o un loco?
―Ambos ―respondió con sinceridad, y Jaehwan rió, un sonido completamente escalofriante―. No estoy aquí para matarte. Tengo una propuesta.
―¿Oh? ―preguntó Jaehwan, una nota de diversión aún en su voz― Dime.
Todo lo que lo había llevado hasta ese momento le pasó por la mente, todas las cacerías, las noches en brazos de Hongbin, beber con Hakyeon, los fríos días pasados frente a la celda de Hongbin, Hakyeon besando a Taekwoon, la risa de Hongbin…
Los encantamientos de Wonshik lloraban con desesperación y su corazón le palpitaba con fuerza en el pecho. El hielo se rompió y estaba asustado. Cerró los ojos, respiró profundamente, calmándose lo mejor que pudo, y después miró una vez más a la figura frente a él.
―Quiero que me conviertas.
Las palabras se quedaron en el aire, el silencio que las siguió fue pesado. Jaehwan ya estaba de pie, quieto, pero se quedó extrañamente quieto, de esa forma anormal y muerta.
―Oh ―respondió suavemente, y Wonshik tuvo la sensación de que lo estaba disfrutando―. Eso es estúpido y loco.
Wonshik estaba dispuesto a acceder. Se sentía al borde de desmayarse, la cabeza aturdida por el miedo. Pero lo había dicho, había pronunciado las palabras. Ya no había vuelta atrás.
Jaehwan parecía estar pensando; al menos, era cómo Wonshik interpretó su silencio. Finalmente, habló lentamente.
―¿Por qué debería convertirte? Dame un motivo. Y no te molestes en amenazarme, no soy como los demás. Ambos sabemos que no tiene sentido.
Wonshik abrió la boca y después la cerró. En realidad no tenía nada con lo que negociar. Estaba la información en HQ, y había pensado en utilizarlo como posible ficha, pero ahora que Wonshik estaba ahí, mirando al Elimia, no creía que a Jaehwan le interesara realmente nada de eso. Su corazón estaba acelerado, el temor asentándose en su estómago al darse cuenta de que no tenía nada.
Debía de haberse quedado callado demasiado tiempo, porque Jaehwan volvió a hablar.
―Intentémoslo de nuevo. Dime por qué quieres que te transforme ―volvió a rodear a Wonshik, moviéndose un cuarto del círculo para que Wonshik pudiera volver a verle la cara. Parecía condescendientemente divertido―. Si es una historia divertida, puede que lo considere.
Jaehwan se estaba riendo de él, y eso hizo que la ira le ardiera en el estómago, ira y vergüenza.
―Transformaron a mi amante ―soltó y después le ardió el rostro, miró al suelo.
Jaehwan suspiró.
―Oh, ¿entonces va a ser por un motivo sensiblero? Quieres estar con él para siempre. Ya he oído eso antes, aunque no de un cazador.
Wonshik negó con la cabeza y la curiosidad le hizo preguntar.
―¿Qué pasó con la última persona de la que lo oíste?
―Le dije que no, de todas formas fue para estar con ella y ella se lo comió. Fue bastante divertido.
De nuevo, Wonshik negó con la cabeza.
―Yo… él era… era un cazador, como yo…
―Ah, transformarse por venganza. Muy trágico ―hizo un gesto con la mano―. Por favor, ves a la parte interesante, me estoy aburriendo. Y no quieres que me aburra.
Wonshik reprimió un escalofrío.
―Lo llevamos… a mi amante… en custodia; lo he escuchado volverse loco por la sed de sangre durante casi un año. Dolió, pero era lo correcto, sabes, así que lo hice… Pero entonces descubrí que mi mejor amigo… ―Wonshik respiró con dificultad, de repente estaba furioso de nuevo―. Descubrí que, después de todo, mi mejor amigo se está follando a un vampiro.
Eso se ganó el interés de Jaehwan.
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