―Necesita… otro ―murmuró. Jaehwan sabría que no se refería a la bolsa.
Este resopló.
―No tengo ganas de cazar de nuevo. Y aún tenemos que deshacernos del primero ―hizo un movimiento con la cabeza hacia la habitación del pasillo.
Wonshik luchó por no poner mala cara. Hongbin estaba acurrucándose a su lado, así que se centró en eso y cuidadosamente recorrió su brazo con la mano, acercándolo a él.
―Necesita más sangre ―respondió rotundamente.
―Sangre ―trinó Hongbin, el rostro le cambió, alegrándose. Apretó los labios al lado de su cuello y Wonshik sabía qué iba a hacer, así que inclinó la cabeza algo antes de que Hongbin mordiera. No era un mordisco profundo, en realidad, pero aun así dolía, Hongbin no tenía cuidado al hacerlo. Acarició con la nariz su cuello cariñosamente al absorber, tragando un poco. Debería haber previsto que eso se convertiría en un hábito tras haber permitido que se alimentara de él en HQ, pero no le molestaba en absoluto. Ausentemente, recorrió su cabello con la mano mientras se alimentaba.
Jaehwan puso mal gesto con la nariz.
―Vosotros dos dais asco, ¿lo sabías?
―Tan solo ―respondió exasperado mientras Hongbin le lamía la piel― ves a coger a alguien más, ¿vale? ―Hongbin se apartó un poco, sangre nueva brillándole en los labios mezclándose con la rojez ya seca. Miró a Wonshik parpadeando y este besó su frente, provocó que riera bajito, después descendió para besarle los párpados y mejillas, acercándolo más, y Hongbin rió felizmente.
Wonshik adoraba sus hoyuelos, aquella sonrisa. Incluso si estaba llena de sangre. Simplemente, se veía más como Hongbin. Nada que ver con la risa maniática de antes.
Jaehwan estaba ahí, arruinando el momento. Se inclinó para que su rostro estuviera al mismo nivel de Hongbin y bastante cerca.
―¿Yo no tengo besos? ―preguntó condescendientemente.
Hongbin le dio una patada.
Jaehwan gritó, se apartó dramáticamente y se agarró el estómago, donde el empapado pie de Hongbin lo había tocado.
―¿Esto es el agradecimiento que recibo? ―preguntó― ¿Abusado en mi propia casa? Tras todo lo que he hecho por vosotros dos ―suspiró con pesar mirando al techo―. Qué he hecho para merecer semejante injusticia.
―Estoy seguro de que suficiente ―respondió Wonshik remilgadamente. Siglos de terror. De eso estaba seguro.
Las manos de Jaehwan cayeron a sus lados, la voz nivelándose.
―Sí, bueno ―le quitó la bolsa de sangre de las manos a Wonshik y acabó con ella para después lanzarla de vuelta a su cabeza―. Intenta evitar que se le vaya de las manos a Loco, yo soy el que le procura su…
Jaehwan se detuvo al mismo tiempo que giraba la cabeza hacia el lado. Wonshik tardó un poco, pero después también pudo sentirlo. Había algo acercándose, los encantamientos del apartamento tintineaban débilmente, y Wonshik se concentró lo suficiente para poder escuchar el ligero sonido de pasos. Ni de lejos eran humanos.
―Jaehwan ―lo llamó inseguro. Los encantamientos no parecían alarmados, pero Jaehwan sí.
Este no llegó a responder porque la puerta del apartamento se abrió de par en par, Wonshik se sobresaltó y se levantó por impulso. Hongbin se pegó a él, agarrándose dolorosamente fuerte a su brazo, y Wonshik intentó ponerlo tras de él, tan solo un poco, para poder protegerlo con su cuerpo.
Taekwoon entró con fuerza a velocidad vampírica, así que tan solo fue un manchurrón de movimiento antes de detenerse a unos tres metros de ellos. Wonshik había sabido que, de algún modo, Taekwoon descubriría al final quién lo había convertido, y también que sabría dónde vivía Jaehwan porque él también había vivido ahí, antes. Pero no había esperado eso.
La diferencia en cómo se veía Taekwoon ahora con la última vez que lo había visto Wonshik era sorprendente. En el apartamento de Hakyeon había estado controlado frente a la rabia de Wonshik, pero en ese momento se veía completamente aterrador. Sus ojos se clavaron en él y, por un momento, Wonshik olvidó que él también era un vampiro. Se echó hacia atrás, guiando a Hongbin. Pero Taekwoon ya había apartado la mirada y la dirigía furiosamente a Jaehwan.
―Voy a matarte ―dijo Taekwoon con suavidad.
―Soy tu hermano ―respondió Jaehwan, las palabras apresuradas al caminar hacia atrás varios pasos―. No puedes matarme, somos familiares, ¿recuerdas? Vamos, Taekwoonie, somos…
Wonshik no consiguió escuchar qué más eran él y Taekwoon, porque este había arremetido y, joder, era rápido, casi demasiado incluso para que lo siguiera Wonshik. Jaehwan trató de huir pero no lo consiguió y Taekwoon pudo agarrarlo y tirarlo al suelo, lo suficientemente fuerte como para que el mármol se quebrara por el impacto.
Wonshik escuchó cómo se rompían las costillas de Jaehwan cuando su cuerpo golpeó el suelo y soltó un pequeño grito. La realización de que Taekwoon había sido amable con él cuando lo había lanzado en el apartamento de Hakyeon lo llenó con un leve horror. Hongbin emitía leves sollozos, la cara presionada contra su hombro y Wonshik no sabía qué hacer, no sabía qué podía hacer.
―¿Es esta la forma en la que tratas a tu hermano, a quien no has visto en cinco años? ―resopló Jaehwan. Se estaba moviendo para sentarse, pero Taekwoon lo empujó arrodillándose sobre su pecho y agarrándolo por la camisa. Lo elevó lo justo para poder estrellarlo de nuevo, la cabeza de Jaehwan dándose con fuerza contra el suelo― Auch ―se quejó falsamente Jaehwan.
―¿Lo sabías? ―siseó Taekwoon. Aún agarraba su camisa y lo levantó de nuevo para poder gruñirle en la cara― ¿Has hecho esto tan solo para molestarme?
Jaehwan parecía aturdido, pero no asustado.
―¿Si sabía que Wonshik era el mejor amigo de tu mascota? Sí ―respondió con una ligera sonrisa en el rostro.
Taekwoon gruñó y estrelló de nuevo su cabeza contra el mármol. Jaehwan tardó un par de segundos más en levantarse y recuperarse. Había sangre por toda la parte de atrás de la cabeza.
―¿Lo he hecho para molestarte? ―continuó resueltamente aunque extrañamente mal articulado― No, pero conseguir enervarte siempre ha sido un bonus. Dime, Taekwoonie, ¿lloró tu mascota cuando descubrió...?
Esa vez, cuando Taekwoon golpeó contra el suelo a Jaehwan hubo un notable sonido de rotura cuando su cabeza tocó el suelo, y entonces Jaehwan comenzó a reír.
―Oh, es adorable, estás enamorado...
Taekwoon volvió a golpearlo y Jaehwan se cayó momentáneamente antes de volver a reír. Se detuvo después de que Taekwoon volviera a estrellar su cabeza contra el suelo dos veces más, pero Taekwoon no se detuvo y siguió hasta que los sonidos de rotura de la cabeza contra el suelo se transformaron en desagradables crujidos.
Wonshik apartó la mirada, giró a Hongbin hacia su pecho y lo apretó contra sí mismo fuertemente. Hongbin aún sollozaba suavemente y reaccionaba entre sus brazos cada vez que se escuchaba otro impacto.
―Para, por favor ―dijo duramente mientras acunaba la cabeza de Hongbin contra su pecho. Se sorprendió levemente cuando Taekwoon, de hecho, lo escuchó. Se giró lo justo para poder mirar a Taekwoon, confundido y algo alerta.
Taekwoon lo miraba, sangre manchando su rostro. Parecía más tranquilo. Wonshik suponía que aporrear a Jaehwan era claramente terapéutico, pero aun así. Eso había sido demasiado.
Jaehwan no se movía, extrañamente silencioso. La cantidad de sangre a su alrededor era levemente alarmante, y Wonshik estaba acostumbrado a la sangre.
―Se curará ―dijo suavemente Taekwoon. Se levantó, alejándose del cuerpo inconsciente de Jaehwan. Hongbin sollozó y Wonshik recorrió su espalda con una mano para tranquilizarlo―. No tienes nada que temer, no os haré daño ni a ti ni a Hongbin.
―También es mi culpa ―dijo antes de poder pensárselo mejor. Si Taekwoon se contentaba con no espachurrar su cabeza contra el suelo junto a Jaehwan, en serio, no debería discutir. Pero raramente hacía lo inteligente―. Vine a él queriendo que me convirtiera… No ha sido solo él.
―Lo has hecho porque amas a Hongbin ―respondió Taekwoon, la voz amable y constante. Hizo un gesto con la cabeza hacia el mencionado, que aún se agarraba con desesperación a Wonshik―. Jaehwan lo ha hecho por el mismo motivo que hace todo: porque pensó que sería divertido. Tiene demasiados siglos para semejante comportamiento.
Wonshik no podía discutir con aquello, así que no lo intentó. Siguió recorriendo la espalda de Hongbin con las manos y este se tranquilizó algo. Taekwoon los observó como si fueran un fascinante nuevo proyecto de clase.
―¿Ha valido la pena? ―preguntó.
―Sí ―la respuesta de Wonshik fue inmediata y absoluta. Apretó a Hongbin contra sí fuertemente y este se quejó, moviéndose algo.
Taekwoon asintió levemente.
―Espero que se recupere.
Yo también, pensó triste.
―Hakyeon no se ha tomado las noticias muy bien, ¿supongo? ―se aventuró.
Taekwoon frunció el ceño, tan solo un poco, y fue suficiente para que Wonshik se tensara.
―Está… molesto ―dijo lentamente―. Pero quiere verte de nuevo. Te quiere mucho.
Wonshik lo sopesó. Una parte de él estaba contento, pero la otra estaba preocupada. A pesar de sus propias emociones, sabía que tendría que arreglar las cosas con Hakyeon en algún momento. Mejor antes que después.
―Yo también lo quiero mucho. Creo que definitivamente tenemos que… hablar.
―Sí ―respondió Taekwoon con simpleza. Miró a Jaehwan por un momento y Wonshik se descubrió preguntándose qué, exactamente, había hecho que Hakyeon se viera relacionado con aquella criatura. La idea de lo fuerte que era Taekwoon lo hacía sentirse incómodo. Jaehwan no era débil y Taekwoon, simplemente… Era levemente aterrador.
―¿Tenía razón Jaehwan? ―preguntó Wonshik― ¿Amas a Hakyeon?
La cabeza de Taekwoon se levantó rápidamente. Sus ojos se clavaron en los de Wonshik, oscuros e intensos, y continuó hasta que Wonshik se retorció. Después, apartó la mirada.
―Estaré en contacto ―dijo con simpleza al recorrer el salón.
Wonshik abrió la boca, pero no salió ningún sonido y entonces Taekwoon había desaparecido, cerrando la puerta principal tras él con más suavidad de con la que había entrado.
Durante unos segundos, Wonshik se permitió absorber el silencio. Hongbin giró el rostro para el lado, al fin sin esconderla en su pecho. Inhaló el aire tentativo.
―Se ha ido ―dijo con gentileza, y Hongbin se giró para mirarlo con los ojos abiertos. Wonshik le quitó el pelo de la cara y besó su frente―. Estás a salvo.
―A salvo ―repitió Hongbin parpadeando lentamente.
―Sí ―Wonshik se apartó y caminó hacia donde estaba Jaehwan en el suelo. Hongbin lo siguió de cerca, evidentemente aún algo nervioso.
Jaehwan aún no se había movido, aunque Wonshik supuso que su cabeza se veía un poco menos como abono. Tenía más la forma de una cabeza, de cualquier forma. La mancha que había formado su sangre se había extendido por el mármol y recorrido una de las roturas, calando una alfombra cercana. Wonshik gruñó. Jaehwan se quejaría de la mancha durante meses.
Hongbin se arrodilló con curiosidad, alargó la mano y recorrió con el índice el charco de sangre.
―Sangre ―canturreó mirando a Wonshik con una sonrisa antes de meterse el dedo en la boca.
Wonshik soltó un gran suspiro.