Más vicio con las HogwartsViñetas, MUAJAJJAA. DOMINAREMOS HOGGYWARTYHOGWARTS, LIZ.(?)
Infiltrada. (parte uno.)
-Perse, ¿cómo diablos piensas presentarte a las pruebas de Quidditch de Slytherin?
La aludida estaba, precisamente, cambiando el color de su bufanda a los de la casa enemiga, y reemplazando el león de su túnica por una serpiente.
-Fácil. Eso que ves ahí, es poción para rizar el pelo. Eso otro, tintura. Me la pondré así nomás, para confundir mi color de pelo.
-Ya veo. Te queda el cómo cambias tu rostro. -repuso Carol, con una sonrisa burlona.
-Eh, practica un poco esa sonrisa y eres toda una serpiente. Y ya lo tengo pensado. Me harás un maleficio punzante. -respondió la mayor sin alterarse.
-¿Bromeas, verdad?
-¿Alguna vez te he hecho bromas? - preguntó seriamente Liz.
-Pues sí, bastante seguido -le respondió la bajita -. Ahora, hablando en serio. No pienso hacerte ningún maleficio, así que vete olvidando del asunto.
-¿Qué? ¡¿Por qué?! ¿No ves que es la travesura perfecta? ¡Podré ver cómo se cambian los Slytherins! -le dijo Liz, emocionada.
-¡Perse! No lo harás. Soy prefecta, no puedes rebatirme.
-Cuéntate otro, Coco -rió Liz-. Ah, ya sé lo que pasa. Estás celosa porque voy a ver el pecho de Draco y tú no. No importa, seguro hay alguien con rencor suficiente como para-
-¡Vale, vale, lo haré! Estate quieta.
Liz se puso como una estatua. Carol la apuntó con su varita, con la cara prácticamente descompuesta.
-Puedes imaginar que soy Pansy -sugirió la más alta.
-Y puedes callarte.
-Claro, pero eso no es divertido.
Pasaron los minutos, y Carol seguía sin atreverse a herir a su amiga, por más bien que hiciera.
-¡Eres una gallina, y te haces llamar gryffindor! -le criticó Liz- ¿Y ahora como voy a las pruebas?
Carol se lo pensó. Y entonces, los ojos se le iluminaron.
-¡Pero si vimos este tema en Transformaciones, el mes pasado! Venga, te voy a cambiar un poco la cara.
Entonces empezó a hacerle quién sabe qué hechizos al rostro de Liz. Luego de un tiempo, su cara ya estaba bastante distinta a como era siempre.
-¡Fantástico! ¿No vienes a verme? -le preguntó radiante de felicidad a Carol.
-Deja, tengo que supervisar a unos mocosos de primero. -suspiró en respuesta.
-Ya, hazlo otro día o algo -pero ante la mirada que le dirigió Carol, se contuvo de seguir insistiéndole-. Vale, iré sola. ¡Deséame suerte!