Título: Resistiendo el impulso.
Fandom: Sailor Moon.
Claim: Seiya/Serena.
Extensión: 581 palabras.
Notas: Escrito para la
tabla Ilusoria de
30vicios y para el
reto_diario. Centrado en momento anterior al último concierto de los Three Lights.
Su valor no se había quedado atrancado en el momento en que le había prometido que le secuestraría. Era una locura. Una locura que tal vez haría, estaba bastante acostumbrado a ellas y sabía que eran de su calibre. Por Serena podría hacerlo, tan solo para poder hacerle cambiar aquella expresión de angustia del rostro, para que dejase de llorar por amor. Si tan solo hubiese podido enamorarle… pero ella continuaba empeñada en continuar con el cretino que no se dignaba a ni siquiera llamarle una vez desde que se había ido a Estados Unidos.
Quería desesperadamente irse de allí, no solamente por ella. Sino más por él (si tenía que ser sincero, Seiya era más egoísta de lo que demostraba comúnmente), no quería saber nada más de Galaxia y aquella estúpida guerra. Quería que todo ese dolor, que parecía empeñado en acompañarle todo el tiempo, acabase de una vez. Y sabía que junto con Serena podría lograrlo. Pero era tan solo un sueño estúpido, bien lo sabía, propia de un soñador como él.
No quería continuar con aquella estupidez de Sailor Fighter y Sailor Moon, quería volver a ser solamente Seiya y Serena, en algún lugar lejano de ser posible, así Galaxia nunca les encontrase. Pero no, debía conformarse con no tenerle y verle sufrir.
Sin embargo, esa parte egoísta de ser le gritaba que la quería para él, que el otro, “ese Darien”, no le merecía y que si él fuese el novio de Serena jamás le ignoraría de ese modo. Y si alguna vez llegase a dejar de amarle, al menos no jugaría con sus sentimientos como lo estaba haciendo aquel (porque definitivamente lo estaba haciendo, no se pueden ignorar más de cincuenta cartas así de fácil).
Y a pesar de todo, Serena le seguía fiel y eso sólo le hacía ver cuán maravillosa era ella, siendo incapaz de ser igual que el otro que le ignoraba. Ella no desistía, negándose a serle infiel. Pero, a la vez le hervía la sangre, a momentos no sabía si ella era maravillosa o era tonta al no darse cuenta de que Darien no le ignoraba porque “mágicamente” no le llegasen las cartas.
¿Cómo podía dejar a tan hermoso ser solo? ¿Por qué?
Si tan solo fuese suya.
Pero sabía que no lo era, así que se permitió ser sincero. Le abrió el corazón y le dijo cuánto se había enamorado. Que no se preocupase por causarle problemas. Y ella se sorprendía, a punto de echarse a llorar que era lo que menos Seiya quería. Porque en eso se basa el amor el encontrar la felicidad en lo que hace feliz al otro. Tan solo quería verle feliz y si era feliz con ese cretino, más valía a Darien cuidarle cuando volviese.
Para colmo se disculpaba con él por no corresponder sus sentimientos, cuando lo que menos quería era que pensase que tenía que hacerlo. Tan sólo quería un poco de ella, cualquier cosa, a esa altura. Si tan solo le dejase darle un beso. Uno solo para recordar durante las batallas y cuando volviese a su planeta, para recordar que se había llevado un trocito de ella.
-No, no tienes por qué disculparte- le calmó negando levemente. -Sólo que…- estaba decidido a besarle; pero al último instante se resistió y el beso fue en la mejilla. Era abusar de la amistad que había logrado tener con ella.
No podía hacerlo porque, por mucho que le doliese, Serena no era suya.