Creo que hacía falta colgar esta escena y, ahora que se acerca el final, es el mejor momento para hacerlo. Saludos :).
Autor:
cris_snape Fandom: Harry Potter
Personaje/Pareja/Trío: Percy Weasley
Tema: #29 - Salida
Percy se apretó contra la pared, agachó la cabeza y cerró los ojos, esperando a que los dementores pasaran junto a él para seguir con su camino. Su mente se llenó de malos recuerdos y una desesperante sensación de congoja le dejó sin respiración. Sabía que era por culpa de esas desagradables criaturas y que pronto pasaría, pero no terminaba de acostumbrarse.
De niño, no creía que los dementores fueran tan malos. Aunque sus padres solían hablar de lo inhumano que era dejar a las personas junto a esas criaturas, Percy estaba completamente seguro de que aquellos que estaban en Azkaban lo merecían. Eran criminales; ladrones, asesinos, violadores. Delincuentes que merecían ser castigados por sus maldades. ¿Quién mejor que los dementores para hacerlo?
Pero ahora, las cosas habían cambiado. El mundo mágico entero lo había hecho. Todo se había vuelto del revés y Percy sentía que estaba viviendo en una perpetua locura. Voldemort había vuelto y, ahora, el Ministerio de Magia era suyo. Los nacidos de muggles eran tratados como animales, y muy pronto comenzarían a caer los que les apoyaban o, simplemente, permanecían en silencio. Y él llevaba demasiado tiempo callado. Odiaba lo que estaba ocurriendo, pero no tenía valor para enfrentarlo.
No lo había tenido el día anterior, cuando supo que irían a por Penélope Clearwather y se quedó en su despacho, intentando decidir qué hacer. Como si esa reflexión hubiera sido necesaria. Si Percy se hubiera dejado guiar por su corazón, si por una vez en su vida no hubiera escuchado lo que la razón quería decirle, Penny ahora estaría bien. Escondida con su familia, seguramente en La Madriguera o fuera del país. A su lado. Pero Percy había perdido una hora crucial y ellos la habían cogido. Habían matado a su padre, atacado a su madre y hermanas y, finalmente, se la llevaron.
Percy suspiró y alzó la mirada un segundo, justo cuando los dementores pasaban frente a él. Y la vio. Penny. Caminaba con la cabeza alta. Tenía los ojos hinchados y los signos de tortura eran evidentes en ella. Estaba asustada, aunque se mostrara orgullosa, y Percy quiso hacer o decir algo que le sirviera de ayuda, pero no pudo. Sólo agachó la cabeza otra vez y sintió las lágrimas ahogándole amargamente. Los recuerdos terribles le atacaron con mayor intensidad y, cuando todo pasó, sólo pudo ir al baño. Vomitó con violencia, sus músculos sacudiéndose y contrayéndose sin control, y se dejó caer en el suelo, aturdido, asustado y sintiéndose miserable. Él, que siempre había presumido de ser un buen Gryffindor, se supo cobarde y despreciable. Tanto, que no contuvo sus emociones por una vez y, arrodillado junto a un retrete maloliente, lloró en silencio hasta quedar agotado, rezando porque nadie entrara y le viera en ese estado. Los pergaminos olvidados en el suelo, y su mente junto a Penny. Si no la volviera a ver, no se lo perdonaría jamás.
Finalmente, no supo cuánto tiempo después, Percy se puso en pie y caminó directo a la salida del Ministerio. El ambiente era extraño en los pasillos del viejo edificio, y más de uno parecía tan desconcertado como él. Posiblemente Umbridge le sancionaría por no entregar sus últimos informes a tiempo, pero con un poco de suerte no lo relacionaría con el arresto de Penny. Él bien podría decir que se había puesto enfermo y, en cierta forma, era verdad. Todo lo que ocurría a su alrededor le enfermaba y, esa mañana, mientras atravesaba la última puerta que daba paso al aire fresco de Londres, se juró a sí mismo que las cosas cambiarían. No tendría más motivos para llamarse cobarde nunca más.