Tercer Vicio... Reglas

Aug 04, 2007 21:03

Bueno, tercer Vicio. A ver si saco un rato para contestar comentarios, que ando asquerosamente liada y tengo poco tiempo de conexión...

Autor: // cris_snape
Fandom: Harry Potter
Personaje/Pareja/Trío: Percy Weasley
Tema: #3 - Reglas
¿De qué le sirve a Percy cumplir siempre las reglas?


Está furioso. Sabe que no debería sentirse así, que tendría que alegrarse porque a sus hermanos les fueran las cosas bien, pero la ira es demasiado grande para ser controlada. Cierra la puerta de su apartamento con fiereza, pasea por la cocina como un animal acorralado y gruñe salvajemente, luchando por dominar el impulso de destrozar todo lo que le rodea. Intentando calmarse, recordándose que ese no era un comportamiento digno de Percy, aunque fuera un Gryffindor y, además, un Weasley.
Suspira, apoyando las manos en la encimera con aire derrotado. Escucha la puerta abrirse de nuevo y, en esa ocasión, es cerrada con mucha más suavidad. Penny. Al menos, puede contar con ella. Aunque lo que menos le apetezca ahora sea verla, siempre es bueno saber que ella está con él, recordándole que él también es capaz de hacer las cosas bien y recibir un premio a cambio por sus tenaces esfuerzos de ser alguien.
-Percy. ¿Qué ha pasado?
Una mano suave sobre su espalda y unas palabras murmuradas con cariño. El joven se gira y la ve frente a él, mirándolo con preocupación. Es normal que no sepa lo que pasa. Después de todo, Percy Weasley no acostumbra a salir corriendo en mitad del Callejón Diagón, frente a cientos de personas que lo conocen como al asistente del Ministro de Magia. Aún así, la ira le impide pensar con claridad y dar las explicaciones oportunas. En lugar de eso, se pone a lloriquear como un niño en mitad de un berrinche. Sabe que no es correcto, que no debe hacerlo siendo quién es, pero Percy también tiene derecho a explotar de vez en cuando. Demasiada presión y demasiada poca gente con quién hablar.
-¿Por qué todo tiene que salirles bien, Penny? -Musita, avanzando un paso hacia ella. Tiene los ojos enrojecidos por el enfado y siente su voz excepcionalmente rasposa. Sus puños apretados y manos temblorosas le dan un aspecto amenazante, y la chica retrocede. Quizá no asustada, pero sí ligeramente intimidada. Conoce a Percy. No es bueno estar muy cerca de él cuando deja salir sus emociones reprimidas.
-¿A quién?
-¡A los gemelos! -Ruge con furia, girando sobre sí mismo y arrojando un plato de cerámica contra la pared -¿Por qué? ¿Qué han hecho en sus malditas vidas para tener tanta suerte? ¿Qué? -Percy traga aire, sintiendo que se asfixia, consciente de que Penny, al fin, ha entendido, aunque eso no le hace sentirse mejor -No han hecho otra cosa más que lo que les ha dado la gana, sin tener en cuenta a nadie, saltándose las normas, desobedeciendo a todo el mundo, ajenos a cualquier clase de ética y. ¿Qué castigo reciben por ser dos patanes inútiles? ¡Tienen una tienda de artículos de broma! ¡Maldita sea!
-Percy...
-¿No te has dado cuenta? Todo les sale bien. ¿Has visto a mis padres? ¿Por qué rayos se sienten tan orgullosos? No son más que dos... delincuentes. ¿Qué demonios han hecho para ser premiados de esa forma? ¿Qué?
Percy jadea, ahogado en sus propias palabras, sintiéndose mezquino por pensar así, por decir todo aquello, pero sabiéndose completamente sincero. Y Penny lo mira fija y serenamente, como si ya se esperara algo así. Ella lo conoce bien. Sabe cómo es, lo que siente y lo que pensará, y se limita a acercarse a él, más segura de sí misma, y volver a colocar una mano sobre su hombro.
-No es justo -Percy suaviza su voz, hundiéndose contra la pared. Cansado, derrotado. Furioso aún -Yo siempre he querido hacerlo todo bien, Penny. Desde niño, he... He seguido las reglas. He sido buen estudiante, tengo un buen empleo y soy... Soy importante en el Ministerio. ¿Por qué no se dan cuenta?
-Lo siente, Percy.
Es lo único que ella puede decir. Sabe que él no atenderá a razones en ese momento. Está siendo devorado por los celos y el dolor. No es fácil para Percy sentirse apartado de su familia, ni verlos a todos juntos, disfrutando de los éxitos de uno (dos en este caso) de sus hermanos. Penny sabe, aunque su novio no quiera reconocerlo, que lo único que él quiere es formar parte de la alegría de su familia. Sabe que los echa de menos, que le gustaría que sus padres fueran capaces de alabar sus méritos tanto como los de sus hermanos. Pero es demasiado orgulloso para dar su brazo a torcer y eso sólo le trae más sufrimiento. Más ira.
-No lo entiendo, Penny. Yo no... Esa tienda llena de gente... Esos dos idiotas se están haciendo de oro. Y...
Percy se queda callado. En esa ocasión, se ahoga con algo más que las palabras. Penny le sonríe, entendiendo que quiere llorar, pero no con ella delante, y le acaricia la cara. ¡Merlín! ¡Qué tonto es ese chico! Con lo fácil que sería volver a casa, llamar a la puerta y dejar que su madre lo abrace y lo acoja de nuevo bajo su cariñosa ala protectora.
-Es evidente que no consideramos importantes las mismas cosas.
Percy se repone, carraspeando ruidosamente, y alza la cabeza, reparando el plato que él mismo destrozara. Penny lo mira sin decir nada. Otra crisis que no acabará como debe. Sólo espera que Percy no se de cuenta de qué cosas tienen verdadero valor cuando sea demasiado tarde.

penny, 30vicios, percy

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