Quinto Vicio. Toca elegir tema :)

Aug 12, 2007 23:20

Aquí estoy con el quinto Vicio. He elegido la palabra "Hermanos" porque los Weasley son muchos y no podrían faltar. Espero que os guste, aunque no salga Penny :P

Autor: // cris_snape
Fandom: Harry Potter
Personaje/Pareja/Trío: Percy Weasley
Tema: #5 - Hermanos



La Madriguera parece un campo de batalla. Bill, el mayor de los hijos del matrimonio Weasley, va a entrar a Hogwarts, y Molly piensa que va a volverse loca.

Ginny está llorando. Hace un par de días que está enferma y sólo quiere que su madre la tome en brazos. Sólo si Molly la acuna consigue calmarse, pero la pequeña ha pasado muy mala noche y tiene un poco de fiebre. El bullicio no le hace bien y se retuerce entre los brazos maternos, pidiendo entre sollozos algo que no se sabe qué es.

Charlie y Bill están en el jardín, echando el último partido de quidditch antes de tener que separarse. Molly ha intentado persuadir a su hijo mayor para que se asegure de que ha metido todas las cosas en el baúl, pero Charlie ha sido más convincente y a Bill le gusta demasiado volar en escoba. Así pues, Molly es la que tiene recoger el libro de Transformaciones de debajo del sofá, pegar mágicamente un par de hojas sueltas, e intentar colocarlo entre las túnicas de la escuela. Todo eso, mientras mece a Ginny para que deje de gimotear y riñe a Ron para que no se sirva otro tazón de cereales. Teme que el niño también enferme. Con un bebé al que cuidar tiene suficiente.

Sabe que no puede contar con Arthur. Y no porque el hombre esté ocioso. No, señor. Él está con los gemelos. Arriba, gracias a Merlín. A juzgar por los ruidos, esos dos demonios debes estar volviéndolo loco. Molly reza porque no vengan a la planta inferior. Quiere a sus hijos, de verdad que los quiere, pero Fred y George son agotadores, sobre todo en mañanas como esa.
La mujer consigue cerrar el baúl. Ginny, enfadada porque no le prestan la atención que ella cree merecer, tironea del pelo de Molly, arrancándole un grito de dolor.

-¡Eso no!

Ha gritado. Ginny se queda quieta, muda y con los ojillos llorosos, y Molly siente haber perdido los estribos con ella. Está demasiado estresada, debe reconocerlo.

-Vale, cariño. Lo siento. Vamos a buscar algo para la fiebre y... ¡Ronald! ¡No comas más!

El pequeño pelirrojo parpadea y deja la cuchara sobre la mesa con cautela. A sus tres años, sabe perfectamente cuando no es conveniente desafiar a su madre. Si está roja, tiene los ojos muy abiertos y respira aceleradamente, es momento para desaparecer de la escena.

Molly suspira, corre hasta la mesa y aleja la comida de Ron. La puerta del jardín se abre y aparecen Bill y Charlie, cabizbajos y temerosos.

-Mamá... Me caí en un charco...

La túnica de Hogwarts está perdida. Ginny vuelve a llorar. Ron, disimuladamente, va hasta uno de los armarios de la cocina y agarra un plato de galletas del día anterior. Y, para colmo de males, Arthur parece haber perdido el control de los gemelos y se oye un fuerte estruendo en la planta superior. Un segundo después, dos huracanes pelirrojos irrumpen en la cocina, riendo con malicia y arrasando con el equipaje de Bill. Molly quiere creer que lo han hecho inconscientemente, pero lo duda.

-Molly. Los niños...

Vale. Arthur tiene el pelo verde. No es la primera vez que le pasa estando con los gemelos. La matriarca Weasley siente que le va a dar un infarto. Cierra los ojos. Suspira. Y, cuando habla, lo hace con mucha calma. Mucha, mucha calma. Demasiada.

-Charles -El segundo de sus hijos se pone firme. No es buena señal que mamá lo llame Charles -Coge a Ginny y dale un biberón con la poción para la fiebre.

El chico obedece y Ginny se calla. Adora estar en los brazos de Charlie. Ese niño ha nacido para domar criaturas furiosas.

-Ronald. Sube arriba, lávate la cara, vístete y ponte una túnica nueva. ¿Podrás hacerlo?

El niño sonríe. Le encanta cuando su madre le da responsabilidades y, correteando, se dirige a las escaleras.

-William -Molly lo apunta con la varita, dejando su túnica limpia un segundo después -Ordena tus cosas. Y esta vez no quiero excusas.

El primogénito afirma quedamente con la cabeza y, por primera vez, se hace cargo de su baúl.

-Vosotros -Mira a los gemelos, que no han dejado de reírse con malicia -Os vais a quedar quietos, o no habrá postre hasta que vuestro hermano regrese de Hogwarts.

-¡Mamá!

La típica protesta al unísono. Pero ese día no hay excusas que valgan. No cuando mamá está tan enfadada. Así pues, enfurruñados, se cruzan de brazos y se limitan a no hacer nada. Que no es poco.

-Arthur -Molly suspira, divertida ante el rostro aturdido de su marido -Arréglate ese pelo, por favor.

Su marido sonríe y va arriba. Cuando regrese, será pelirrojo otra vez.

Ahora, la casa está tranquila. Cada cosa en su sitio, cada uno haciendo lo que debe, pero Molly siente que le falta algo. Mira a su alrededor y, ahí está, sentado en una esquina, coloreando en uno de los libros usados de sus hermanos mayores.

Durante un segundo, Molly se siente culpable. No se ha acordado de él. Quizá, porque esa mañana es el único que no le ha dado problemas. Posiblemente, porque nunca lo hace.

Se acerca al niño y se sienta a su lado. Percy alza la cabeza y mira a su mamá, regalándole una de sus escasas y dulces sonrisas. A sus siete años, es un niño muy serio y responsable. En ocasiones, eso es una bendición para Molly.

-¿Qué haces, cariño?

-No quería molestar -Percy habla con suavidad, coloreando el tejado de una casita.

Molly siente una oleada de ternura inundar su cuerpo, formando un nudo en su garganta.

Acaricia la cabeza de su hijo y le da un beso en la sien.

-Te está quedando muy bonito, Percy.

-Gracias, mamá.

-¿Te apetece venir con Bill y conmigo a la estación?

Percy la mira con sorpresa. Molly no ha dejado de acariciarle, a la espera de una respuesta.

-Creí que nos quedaríamos aquí, con papá...

-Ya, pero he pensado que no estaría mal que vinieses con nosotros. ¿No quieres?

-¡Sí!

Percy abandona los colores, le da un abrazo y un beso enormes a su madre, y va arriba, a buscar su túnica de viaje. Para Molly, es agradable comprobar que su hijo, a pesar de su seriedad, es capaz de comportarse como un niño. A veces.

30vicios, percy

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