Número: 5/100.
Título: Hipocresía, amiga mía.
Fandom: Princess And Princesses
Claim: Red, Magnus.
Rating: K+.
Extensión: 576 palabras.
Advertencias: No.
Para: el
quinesob y el
reto_diario Hipocresía, amiga mía
Leyó la carta atentamente y, enseguida, la tiró al piso con desprecio. ¿Con qué frecuencia lo hacía? Para él era un modo de humillar a la persona que representaba el objeto que dejaba caer. Cabe mencionar que, si el odio era masivo, también lo pisoteaba.
─Estas plebeyas y sus invitaciones ─revisa el correo restante y se decepciona por no encontrar nada interesante.
Magnus, a sus espaldas, se entretiene con las reacciones de su hermano.
─ ¿Qué? ¿Otra vez de mal humor?
─De ninguna manera ─le volteó a ver y sonrió como si nada hubiese pasado.
─ ¿A qué le tienes miedo?
─ ¿Qué quieres decir? -tiró las demás cartas, etiquetándolas de inútiles.
─A que no te expresas como quieres o más bien, como se debe. Tus actos son odio ─sonrió y se inclinó para recoger la basura─, pero tú eres… Amor.
─Amor ─repitió, burlón─, ¿qué te pasa? El sentimentalismo no te va.
─Quizá ─suspiró. Leía cada una de las cartas, esperanzado de poder encontrar algo que valiese la pena. Lamentablemente, Red terminó teniendo razón al ignorarlas; las jóvenes de hoy sólo buscan atención.
─Train no ha venido estos días ─se asomó por la ventana como acostumbraba hacer, como buscando la presencia de personas que él tenía que visitar.
─Lo sé ─cerró los ojos, era la única manera de buscar una paz que ni su hermano le podía proporcionar.
─A veces siento como si tuviera mucha gente a mi lado; con la cual poder hablar; con la cual poder estar; reír, pasarla bien ─acariciaba el marco de la ventana con el índice─, y otras pareciera que me han olvidado. Dime, ¿a dónde es que se van?
─A ningún lugar ─bailaba, su pareja: el aire─. No puedes tener toda la maldita atención del mundo.
─No la necesito ─le llamó la atención lo que hacía y fue a parar a su lado, lo abrazó.
─Tu bipolaridad es magnífica ─lo abrazó Magnus─. ¿Qué se siente cambiar tan drásticamente de modalidad?
─No he cambiado nada, estás loco.
─Ahora entiendo, entiendo muchas cosas ─le revolvió los cabellos, parecido a un hermano mayor que deseaba lucirse.
Se separó y lo observó fijamente; aquéllos ojos mentirosos y facciones maliciosas le inspiraban muchas cosas: amor, ternura, complejo protector. En sí, lo seducían horriblemente. Red tenía la impresión de enamorarse de sí mismo al verse reflejado en Magnus, y entonces, una enfermedad surgía de lo más profundo de su mente.
─ ¿Qué entiendes? ─preguntó por fin, quedándose en el mismo sitio.
─Ahora tus actos son amorosos y tus palabras, frías, hostiles ─no había abierto los ojos hasta ese momento; se encontró con la atención de su igual.
─Lamento ser así…
─Para nada. Cuéntame, ¿qué sé siente ser un verdadero hipócrita incluso contigo mismo?
─La hipocresía… ─desvió su vista hacia el suelo─, es eso que me mantiene en pie.
─La hipocresía es tu mejor amiga, Red querido ─le besó los labios con suavidad antes de irse de ahí a buscar a su propia amiga: la paz y la tranquilidad.
Red no lo entendía, dudaba de su cordura cuando tenía a Magnus tan cerca, él llegaba a ser su propia consciencia.
─Yo… ─cogió las cartas de la mesa de roble, de donde Magnus las había dejado al terminar de leerlas─.., no soy hipócrita.
Sonrió de medio lado y escogió una de las tantas invitaciones.
Contradijo entonces sus actos, porque asistiría a uno de esos horribles eventos sólo por quedar bien, sólo por hipócrita.