Uff.

Jul 07, 2012 01:39

Título: Morceaux. [4/?].
Fandom: Uta No Prince-Sama/Vampire Knight.
Claim: Natsuki/Satsuki Shinomiya, Syo Kurusu, Hanabusa Aidou.
Rating: K+.
Extensión: 1,967 palabras.
Advertencias: Mala ortografía, de nuevo Uu. ¿OOC? Quizá.
Para: El Quinesob.



Estaba harto de las tabletas de sangre, eran asquerosas y no se merecía nada como aquello. Kain se había quedado en la biblioteca con Ruka, él se excusó diciendo que necesitaba aire. Kaname le advirtió que no hiciera algo de lo que se pudiera arrepentir.

Le rodeaban árboles, arbustos, hierba. Aburrido.

Al principio deseaba encontrarse con jovencitas eufóricas con las que pudiera satisfacer esa sed insoportable que se traía de meses, sí, meses. Pero no se arriesgaría a ser castigado por aquél sangre pura.

En fin, ahora sí daba un verdadero paseo. No tenía otras intenciones y alejarse un rato de sus compañeros le hacía bien de vez en cuando.

Se enteró días atrás que la Academia de junto había iniciado clases. Sentía curiosidad, una curiosidad indebida y la reprimió dentro de su pecho. Quizá no iría allí a menos que Kaname tuviera asuntos que tratar con un directivo o algún noble. ¿Enserio habría vampiros alhí? Quizá, después de todo, su talento debía ser atribuido a su encanto vampírico. O quien sabe, a lo mejor era un humano con verdaderos dones.

Respiró hondo, qué noche tan poco prometedora. Los delegados todavía no lo había descubierto, seguro que se les había interpuesto algo. Su trabajo había aumentado, ¿no? En cualquier momento un estudiante de la Clase Nocturna -o ajena a ella- podría aprovecharse de los alumnos, tanto de la Clase Diurna, como los de la Academia Saotome.

Entonces Aidou se imaginó el desastre que se armaría si por algún motivo se supiera que había vampiros en la Academia Cross. Seguro que los chicos correrían y pedirían una transferencia a otra escuela o algo por estilo.

Se detuvo junto a un árbol y apoyó la espalda en él. No había a dónde ir; ya se encontraba en los límites de la escuela. Miró un poco más allá, ¿qué tipo de chicos habría? Creídos, o malcriados.

Sus ojos, chispeantes de interés, los entrecerró para ajustar su vista, a lo mejor así alcanzaba a ver… Pero terminó mirando hacia la dirección equivocada.

¡¡PAZZ!!

~

- ¡Aleja esa cosa de mí! -insistía Syo, que daba manotazos cada tres segundos. Ojalá esa cosa estúpida se rompiera.

- ¡Ah, pero Syo-chan se ve muy lindo cuando las tienes puestas! -Natsuki, con una diadema adornada con unas orejas de conejo rosas y a la vista, esponjosas, combatía por ponérselas a su compañero.

-Me puse el ridículo sombrero de rana -se cubrió la cabeza con ambas manos-, ¡no me pondré eso! Además, ¿cómo sabes que me veo “lindo” cuando las tengo puestas?

-Porque te las puse cuando dormías -sonriente de oreja a oreja, el rubio se detuvo un segundo para enseñarle las fotos que le tomó con el celular la noche anterior-. ¿Te gustan? Si te las pruebas ahora…

- ¡Que no me pondré nada! -repitió, bufando y desviando la mirada.

- ¿Syo-chan se ha molestado conmigo? -preocupado, dejó el accesorio de lado y lo apretujó.

- ¡Agh, basta! -quiso quitárselo de encima a base de jaloneos bruscos-, ya es hora de dormir, mañana hay clases y…

Se quedó paralizado y sintió como un escalofrío le recorría la espalda. Se le olvidaba que no debía tratarlo así porque los lentes se le podrían caer; pero su actitud tan empalagosa lo sacaban de quicio y era como si sus precauciones interiores no funcionaran.

Syo parecía una estatua. Tan sólo bajó cuidadosamente la cabeza para mirar los restos de lo que alguna vez fueron un escudo que rechazaba a Satsuki. Luego, y con la misma cautela, regresa su mirada a la ajena, más esmeralda que nunca.

Y el rubio, con sus facciones torcidas por la rabia, apretó los labios, mordaz y listo para matarlo.

-Tú de nuevo -dijo con cierto desprecio-, ¿por qué siempre tienes que ser tú quien me libere?

Dicho esto, le soltó un puñetazo a Syo, quien esquivó, grácil por la experiencia obtenida con los años. Tener un amigo bipolar tenía que dejarte algo, por lo menos a tener los reflejos más desarrollados.

- ¡Y-yo no quería! -se excusó, retrocediendo y protegiéndose con una silla-. Mierda…

Muy cerca de su cabeza, un reloj despertador se estrelló en la pared. Otras cosas empezaron a lloverle.

-Eso es lo que siempre dices -furibundo, alzó uno de los colchones, listo para lanzárselo.

-H-hey… -atónito, tiró la silla a un lado y se fue hacia la puerta antes de que sucediera algo. Para cuando estuvo afuera y corriendo por el pasillo, el estruendo que provocó el colchón al estrellarse con el muro no podía describirse con palabras. Ello le impulsó a correr rápido, muy rápido, porque Satsuki era más raudo que nada en el mundo.

Pronto salieron del edificio, ya era tarde como para estar jugando al “Gato y el ratón”, pero si Natsuki no lo hubiera molestado con sus fetiches raros, no estuviesen corriendo por el oscuro camino lleno de árboles que sólo aumentaban el peligro. No le sorprendería que en los dormitorios ya se hubiera hecho un bullicio por el desastre.

- ¡O-oye! ¿Quieres detener esto? ¡Vamos a despertar a todo el mundo! ¡Natsuki, idiota! -gritaba y corría, pues si se descuidaba podía terminar muerto en el suelo.

-No le hables a Natsuki -gruñó y hasta aumentó la velocidad-, ¡esto siempre es tu culpa!

- ¡YA TE DIJE QUE NO ES MI MALDITA CULPA! -se volteó un segundo para enfrentarle, pero nunca se detuvo-, me pregunto hasta cuando…

¡¡PAZZ!!

Sí, tanto Aidou como Syo estaban en el suelo y Satsuki los miraba con fiereza.

─ ¡¿Qué es lo que te pasa?! ─estalló Hanabusa mientras se sacaba de encima al chico.

─ ¡L-lo siento! ─cayó sobre el césped, adolorido por el choque y con el miedo congelándole la voluntad. ¡Es cierto! Satsuki seguía allí y tenían la mala fortuna de haberse encontrado con otra persona, ¿qué pasaría ahora? ¿Lo mataría a él también?─…, Corre.

─ ¿Eh? ─se sacudía el uniforme. Maldición, se lo habían lavado mientras dormía y ahora estaba sucio de tierra, todo por esos molestos invasores.

Satsuki recobraba fuerzas ─aunque no necesitara de muchas para terminar con ellos─; se traía la respiración agitada y el sudor le resbalaba de la frente. Pero, cuando alzó los puños y sonrió altaneramente, Syo supo que era hora de obedecer sus propias órdenes: huir.

─ ¡Déjame en paz! ─vociferaba el vampiro cuando le jalaron de la manga del saco que recién acomodó─, ni siquiera te conozco, ¿qué se supone que es esto? ¡Suéltame!

─ ¡Cállate! ─igual o más crispado, Syo se tuvo que adueñar del cuidado de un completo extraño al que jamás había visto en su vida… O eso pensó─. Estamos en peligro, ¡nos matará! No le importa de quién se trate, él…

─ ¿Matar? ─interrumpió y cuestionó como si se tratara de un chiste. Su semblante, suspicaz e indiferente, se mantuvo así cuando le echó un rápido vistazo al joven que los perseguía con increíble velocidad─. Dudo mucho que me haga algo. Y tampoco veo la necesidad de correr ─agregó con tranquilidad.

─ ¡IDIOTA! ─insultó y la expresión de Aidou se endureció─. Yo sé lo que digo, he lidiado con esto antes.

─… Yo también sé lo que digo ─mencionó con un floreo y arrogancia también a la vez que trataba de frenarse─, y en todo caso ─decía, fijándose en el pánico ajeno─. ¿Por qué te persigue?

─Porque está loco, por eso ─ignoró sus esfuerzos y continuó huyendo, ya no aguantaría mucho.

─… ─lo pensó un momento; jamás había sido el tipo de persona que ayudara a los demás por voluntad propia, sino por una orden previamente anunciada. Maldijo a los delegados porque no estaban cuando se les necesitaba, ¿no se suponía que vigilaban las dos escuelas?

Con desgane, jaló su brazo para deshacerse del agarre y al mismo tiempo, empujó al chico hacia un lado.

─ ¡¿Estás loco?! ─se incorporó rápido, al menos medio cuerpo lo hizo porque las piernas ya no le respondían.

Le miró de soslayo  y luego enfrentó al muchacho que también había parado. Y Satsuki, con un golpe preparado previamente, apuntó hacia el rostro de su oponente, quien le detuvo con la diestra y también, le congeló la mano hasta la muñeca.

─Te has metido con la persona equivocada ─le hizo retroceder de a poco, aprovechó la incredulidad del ojiverde para azotarlo contra el tronco de un árbol.

─Tú… Qué… ─la inmovilidad del brazo le desconcertó.

Gateó con lentitud hacia ellos, Syo no se lo podía creer. ¿Hielo?

─¿Q-qué le estás haciendo? ─masculló, preocupado porque aquél efecto congelante se extendía hasta el cuello de su compañero. Inquieto, ello fue suficiente para que volviera a ponerse de pie y le diera un manotazo al desconocido para que se apartara de él.

Satsuki, que había dejado de batallar, se hallaba paralizado por esa sensación tan poco común, y no era la impresión la que lo tenía así, era más bien por la impotencia que el hielo le producía en sus músculos de a poco. De otro modo, ya se hubiera soltado y su atacante estuviera muerto. Para cuando Syo, interfirió, ya estaba inconsciente, el estrés, sumado a la agresión tan rara, lo terminaron por agotar.

─ ¡Deberías estar agradecido! ─terció Aidou cuando el manotazo le dejó una marca rojiza sobre la piel.

─ ¡Maldito! ¿Qué le has hecho? ─acusó Syo, dándole un empujón.

─Lo detuve, ¿no es eso lo que querías? ─bufó, dispuesto a hacerle lo mismo al de baja estatura.

─Sí, p-pero… No…

─Sólo está inconsciente, se desmayó por su cuenta, de mi parte sólo lo dejé inmóvil y…

─ ¡Regrésalo a la normalidad!

─ ¡No puedo, está desmayado! ¿Estás sordo?

Empezaron a discutir acaloradamente, no con golpes, pero sí con insultos que fueron subiendo de tono hasta que…

─ ¡Aidou-senpai! ─se escuchó una voz femenina a sus espaldas y ambos se exaltaron─. ¿Qué está pasando aquí?

Yuuki, con Artemis en la diestra, les miraba con aire autoritario y el ceño fruncido. Examinó la escena: Aidou - Syo - el cuerpo inerte de Natsuki.

─ ¡Por fin llegas! ─replicó de mala gana y señaló acusadoramente─. ¡Se supone que deben estar al tanto de los estudiantes y ese chico por poco mata a ése otro chico!

─ ¡Y ahora tú lo mataste a él! ─intervino Syo del mismo humor.

La castaña se agachó junto a Natsuki y le buscó el pulso; en efecto, seguía vivo y el hielo que le cubría empezaba a derretirse.

─ ¿Cómo llegaron aquí?

─Yo sólo daba un paseo ─se justificó enseguida.

─… No fue mi culpa ─mintió. El más chico se cruzó de brazos y cerró sus ojos.

─No los había visto antes, ¿son de la Academia Saotome?

─Ah, sí ─parpadeó, miró a su alrededor. Estaban cerca de otro recinto. Al parecer, se trataba ya de la Academia Cross. ¿Tan lejos llegaron?

─La Saotome… ─repetía Aidou con un deje de desprecio.

─Aidou-senpai, desde ahora yo me haré cargo. Regrese a clases, por favor ─ordenó la chica.

─Como quieras ─definitivamente no tenía ganas de jugar con la princesita del Director, si se había salvado de un problema, no quería meterse en otro, no esa noche. Se dio la vuelta, camino a su aula y se despidió, alzando un brazo y agitando la mano─. Fue un placer, chico de la Saotome.

─ ¡Oye, todavía no me has explicado…! ─intentó perseguir, pero fue detenido por Yuuki, quien le sonrió amistosamente─, d-déjame…

─Lo siento, no sé muy bien lo que ocurrió, pero creo que Aidou-senpai sólo te ayudó…

─Él no hizo nada ─excusó de inmediato a Natsuki para que no se metiera en problemas por culpa de su alter ego─. Podrías… ¿No decirle nada a los directores?

─Está bien, pero, me temo que tendrás que olvidar parte de esta noche.

─ ¿Olvidar…?

Cayó sobre la hierba, también inconsciente y con la memoria borrada. Yuuki hizo lo mismo con Natsuki.

autor: cross_conkei, p&c: shinomiya satsuki, p&c: syo kurusu, p&c: aidou hanabusa, comm: quinesob, a: utapuri, blehadas, a: vampire knight, p&c: shinomiya natsuki, multifandom, p&c: yuuki cross/kuran, reto, ff

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