Llegamos a mediodía y ya se notaba el ambiente. Donostia invadida por una multitud de fans. Gente de todo tipo: jóvenes y abueletes, hippies, punks, pijos y heavies.
La odisea
Quién decía que las entradas eran carísimas? Pero si inclusa las regalaban XD
A eso de las cuatro y media nos pusimos a hacer cola, una hora antes de la apertura de puertas. Todo para enterarnos, como ya imaginaba, que al tener entradas de tribuna (eran las únicas que habíamos podido conseguir) debíamos entrar por otra puerta, para la que no hacía falta hacer cola.
Ambiente de pre-concierto
Nada más entrar, el escenario, el montaje y la inmensidad del recinto impresionaban.
Primer vistazo al escenario.
Letrinas para todos, aunque al final se demostraron insuficientes (especialmente para las chicas).
Nuestra tribuna resultó ser un palco que inicialmente estaba cerrado con llave, así que fuimos a buscar a alguien que pudiera abrirnoslo. Mientras nos abrían decidimos pasearnos por el recinto para hacernos a la idea de lo que iba a ser el concierto.
Una buena vista del escenario y sus pasarelas, tomada desde el punto más alto de Anoeta: las cabinas de prensa.
Cuando finalmente pudimos acceder al palco, nos dimos cuenta de lo mal que se veía desde allí. Quizá el palco fuera un lugar privilegiado para ver el fútbol, pero las gradas que sobrevolaban por encima de nosotros (a modo de toldo de hormigón) nos impedían ver las pantallas superiores. Por supuesto fuimos a quejarnos los de organización, pero se negaban a reubicarnos por falta de visibilidad. Tampoco nos permitían acceder a la zona césped, pues no podían permitir que las personas pasasen libremente de las gradas a general y viceversa.
La nueva entrada, que según la misma valía 0 €.
Pero nosotros habíamos tomado una decisión: no queriamos estar sentados viendo el concierto, queríamos estar allí abajo dando botes (bien intentando convencer al segurata de que nos dejara pasar, bien colándonos por algún lugar).
Por suerte nos enteramos de que se había vendido un palco más de los que realmente había, y que precisamente el nuestro era el único que estaba adaptado para minusvalidos, razón por la que había menos sillas que en el resto de palcos. Ya teníamos una buena razón para quejarnos, así que, junto con otras personas del mismo palco, solicitamos reubicación debido a que faltaban sillas. Nos dieron nuevas entradas de grada, con plena visibilidad e incluso más cercanas al escenario.
Pero, como ya he dicho, habíamos tomado la decisión y nadie nos iba a parar. Cogimos nuestras nuevas entradas sin romper, salimos del estadio, y volvimos a entrar por la entrada a césped. Y coló. Ya estábamos listos para disfrutar de verdad del concierto.
Finalmente, en pista!
El Concierto
Siete de la tarde. Salen los teloneros de los teloneros: Kaiser Chiefs, a los que no conocía hasta entonces, he de reconocerlo. Tampoco pude disfrutar mucho de este entrante debido al lío de las entradas, pero lo poco que escuché me gustó.
Para el siguiente grupo ya estaba en una buena posición y listo para disfrutar de los teloneros de lujo: Franz Ferdinand! No hubo mucha gente que se animara con esta actuación pero yo la gocé como ninguno. Lástima que el sonido no fuera el mejor. De hecho, tuvimos que negociar con mi amigo M el quedarnos cerca del escenario, pues se quejaba de que la música estaba exageradamente alta. Fue fácil solucionarlo con unos tapones para los oídos improvisados.
"This fire is out of control. I'm gonna burn this city, burn this city!" (Franz Ferdinand)
Y finalmente llegó el momento del plato fuerte. La gente ya empezaba a acumularse y se empezaba a notar el calor humano. Mucho calor humano. El estadio estaba lleno hasta arriba, no había ni un sólo centímetro cuadrado sin ocupar. Más de 40.000 personas ahí dentro (tema de reflexión semanal: la capacidad de convocatoria de U2 y la megalomanía asociada hubieran ridiculizado al mismísimo Alejandro Magno y sus conquistas).
Cuando aparecieron Bono y compañía se produjo la ovación, y al instante empezaban los acordes de Vertigo y el furor general.
Un, dos, tres... catorce! El momento más esperado, la aparición de U2 y las primeras virguerías de la pantalla gigante.
El sonido, las luces, la pantalla gigante, el ambiente... todo, todo contribuyó a que el concierto fuera espectacular. Y nosotros desgañitándonos y dando botes con todas las canciones.
El repertorio fue variado, mezclando canciones del último álbum con las clásicas de siempre (incluso el Sunday, bloody sunday). Y también quedaron muchas buenas canciones fuera, aunque es normal en un grupo que lleva tanto tiempo en el panorama musical.
Por supuesto que durante el concierto se sucedieron los mensajes políticamente correctos de los que Bono suele hacer gala: contra la pobreza en África, contra el terrorismo, a favor de la convivencia, y contra las decisiones unilaterales de los presidentes de las naciones de siempre (sí, esos que todos sabemos). Incluso se proyectó la carta de los derechos humanos en euskera en la pantalla gigante.
Bono dice Quereos como hermanos (vamos, hacedle caso).
"Bono, ere un crá" (tal como dijo sabiamente alguien del concierto).
El intento de cantarle el "Happy Birthday" a The Edge, promovido mediante carteles por el club de fans
u2valencia.com, resultó en fracaso, siendo sustituido por un más austero "oeé oe-oe-oeé oé oé".
Más virguerías de pantalla.
Cuando terminó el concierto, con Vértigo de nuevo después de los amagos de despedida y los bises planificados (también para reflexión el tema de los bises planificados en los conciertos), a pesar del cansancio y las horas que llevábamos allí, nos quedamos con ganas de más, pero quedaba claro que ya era el final. Así que vuelta a la realidad.
"This is the end... my only friend, the end."
Para más y mejores fotos se puede visitar
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Más fotos del concierto de U2 en San Sebastián.