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Es la cuarta noche de asedio, o puede que sea la quinta. Como los romanos que esperaban pacientemente a las puertas de Numancia los periodistas no parecen tener prisa en conseguir la ansiada foto del famoso Tony Stark de duelo. Las luces de los focos siempre dispuestos para la instantánea iluminan los campamentos improvisados y los turnos de guardia son palabra y ley entre los compañeros de profesión.
Al otro lado de los cristales tintados de oscuro todas las luces permanecen apagadas y Jarvis tiene instrucciones muy precisas de no interrumpir hasta la mañana siguiente.
En su habitación Tony respira acelerado y hunde la nariz entre el pelo suelto de Pepper mientras descubre a oscuras las curvas y rectas de su cuerpo.
A decir verdad no tiene mucha idea de cómo lo ha conseguido, probablemente el hecho de arrinconarla contra el mostrador de la cocina y abalanzarse sobre sus labios sin darle tiempo a mediar palabra haya tenido algo que ver. Es bastante posible.
Sudan bajo las sábanas, sobre ellas, entre ellas… mojados, iluminados por un resplandor azul como si no fuese del todo real. Giran, ruedan, rotan las caderas y las manos abarcan sitios normalmente cubiertos por la ropa. El silencio se quiebra constantemente con murmullos y gemidos y el tiempo se hace eterno entre besos y caricias que duran varias eternidades, sobre el hueso de la cadera, bajo la oreja, entre las piernas, justo debajo de la clavícula, la noche no parece dar abasto y sin embargo cuando caen rendidos al sueño sobre sábanas húmedas y aire templado y cargado, el reloj solo marca las once y media.
Cuando Tony abre los ojos de nuevo después de que su cuerpo le agradezca brevemente las escasas horas de sueño el reloj marca las cuatro de la mañana y no hay nadie en la habitación a quién poder despertar cuando llama a gritos a su Inteligencia Artificial.
-Jarvis, ¿Se ha marchado ya la señorita Potts?
-Todavía no, señor
Da un salto de la cama y murmura “luces al cuarenta y cinco por ciento” con una voz que los documentales de Nathional Geographic hubiesen definido sin lugar a duda como “gruñido”, y coge lo primero que pilla para cubrirse mínimamente, no tanto por modestia como por precaución ante su clara imagen mental de los posibles titulares de los periódicos de la mañana; “Tony Stark, se cae desnudo por las escaleras mientras iba en busca de su asistente: los médicos dicen que podrán salvar su carné de padre”.
Termina de ponerse lo que resultan ser unos pantalones de chándal justo antes de llegar a la escalera y ordena a Jarvis cerrar la casa hasta que consiga hablar con ella. Está claro que su maravilloso plan de hacer que Pepper se durmiese sobre su pecho cubriendo el reactor de modo que si intentase irse el repentino resplandor azul y el movimiento entre sus brazos le despertaría no ha resultado exactamente como había planeado.
Así que baja la escaleras, alternando los pasos largos que abarcan dos peldaños con los cortos y rápidos. Cuando llega a la planta principal todas las luces parecen apagadas y no se siente de humor como para jugar al escondite.
-¿Jarvis?
-En la entrada lateral, Señor
Acelera el paso, algunos dirían incluso que corre, descalzo, casi derrapando en las ocasionales curvas de los largos pasillos hasta que llega al salón que sirve de recepción de la entrada lateral, la que da a los jardines y más allá tiene un acceso discreto a la playa privada que termina cuatro kilómetros más allá.
-Ah! Aquí estás - frena en seco cuando la distingue entre las sombras con los zapatos en la mano, preparándose para salir.
Gira la cabeza con rapidez en su dirección y le mira con enormes ojos azules que tienen una expresión demasiado parecida a la de un animal asustado para que Tony no sienta una punzada incómoda en la boca del estómago.
-¿Necesitas algo?- pregunta
Poder retroceder en el tiempo una hora para… no se, atarla a la cama o algo, por ejemplo.
-No deberías estar aquí- dice y si su voz suena ligeramente enfadada, bueno, no es del todo su culpa
Sonríe, con esa sonrisa pequeña e incómoda que suele reservar para cumplidos de extraños y situaciones en las que tiene que explicar sus vergonzosos comportamientos en rueda de prensa.
-Ya me iba
-No, quiero decir que nadie te ha dicho que te vayas
Es muy posible que las indecentes horas y su cerebro atiborrado de endorfinas no estén ayudando demasiado a la comunicación fluida porque Pepper mantiene la sonrisa y afirma con la cabeza muy levemente.
-Oh, no te preocupes, me he indicado a mi misma el mejor modo de salir y me lo he tomado bastante bien - y con eso se da media vuelta y avanza un paso hacia la puerta antes de que él sea capaz de reaccionar y agarrarla de la muñeca para impedir que se vaya.
-¡No! - lo dice demasiado alto y demasiado furioso y Pepper da un minúsculo paso atrás sobresaltada- Me refería a que deberías estar arriba, en la habitación, en la cama, durmiendo - evita conscientemente el uso de posesivos y no la suelta de la muñeca a pesar de que ella parece relajarse un poco- Quiero decir que no tienes que irte.
Le mira con algo suave en la mirada y eso casi le da margen para poder volver a respirar si no fuese porque conoce ese algo, lo ha visto cientos de veces a lo largo de los años. Significa “no te creo pero es todo un detalle que lo hayas intentado”
-Tampoco tienes que quedarte- no sabe de donde sale, pero lo dice en un solo golpe de voz, como si las palabras no estuviesen separadas las unas de las otras - si no quieres. No tienes que hacer nada
Ahí está, uno de los principales motivos por los que su asistente se ha pasado años recogiendo la ropa del tinte de otras mujeres a altas horas de la madrugada. ¿Hablar después del sexo? No es precisamente su especialidad.
-Tony…
-Puedes quedarte, ehmm… ¿Puedes quedarte?... o sea, me gustaría que te quedases
No sabe muy bien qué ha dicho, ha sonado patéticamente parecido a suplicar en sus propios oídos pero Pepper parece paralizada y su mirada ya no es suave sino triste y necesita un gps, un mapa de carreteras, un plano detallado y una guía especializada porque está absolutamente perdido en esta conversación.
-Tony, no puedo quedarme
-Oh…
-No puedo…-a Pepper se le quiebra la voz y baja la mirada al suelo y respira hondo y cuando vuelve a mirarle tiene los ojos vidriosos y él no entiende nada, nada, nada en absoluto- Tú eres Tony Stark, y mañana seguirás siendo Tony Stark pero yo… si me quedo no sabré quién seré mañana, tu asistente personal, la chica que se quedó a la mañana siguiente, el último reto superado de Tony Stark, la empleada extremadamente servicial…y no puedo ser todas esas cosas- se le escurre una lágrima discreta - y si tengo que elegir…
No termina la frase pero se esfuerza en zafarse y Tony deja ir su muñeca porque es demasiado pronto, o demasiado tarde, pero el caso es que no entiende del todo lo que está pasando.
-Buenas noches, Tony.
No contesta, tampoco se da la vuelta cuando la puerta lateral se cierra y el reloj que cuelga de la pared marca las cuatro y media, solo se queda allí, de pie, parado.
Más allá de la vaya, el asedio mediático continúa y en la casa, todas las luces continúan apagadas.
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Pasa cinco días con sus cinco noches repletas de estrellas jugando al escondite con terroristas entre las áridas montañas de oriente medio. Tratando de encontrar los misiles, tratando de que los misiles no le encuentren a él.
A veces no está solo en las grietas y cuevas del paisaje que sirven de refugio para descansar unas cuantas horas y conciliar algún que otro sueño escasamente reparador, SHIELD no solo le ha mandado a él. Tipos con antifaces y capas y nombres como “Thor” que no te dan compañía y te quitan la soledad.
Cuando vuelve a Malibú es de noche y la horda de micrófonos y flashes que flanqueaba la casa se ha reducido a una cuarta parte de la que era cuando se fue.
No cuenta los segundos, en absoluto, pero son exactamente treinta y seis los que transcurren desde que Jarvis le da la bienvenida hasta que Pepper Potts aparece por la puerta transparente marcando su código de seguridad.
Apenas se ha quitado el casco y los pequeños robots del laboratorio le rodean en frenética actividad tratando de sacarle del traje, sucio, arañado, abollado pero por lo demás intacto mientras Pepper espera pacientemente que cese la actividad, sin maquillar, en vaqueros y sandalias y una coleta alta.
A Tony se le atragantan los días de ausencia en la garganta.
-¿Cómo ha ido?
-Bien, si puedes incluir en la definición de “bien” misiles de corto alcance y temperaturas de entre cuarenta y menos quince grados
Cruza las manos sobre el regazo, se apoya en la mesa de trabajo más cercana y observa con detenimiento las heridas y los golpes que van quedando al descubierto según desaparece la armadura.
-¿Te duele?
-Nada que un baño de cuatro horas no pueda arreglar
Ella afirma con la cabeza y él se deja hacer mientras los diferentes brazos mecánicos le liberan y retiran las piezas dañadas con rapidez hasta que el neopreno rasgado es lo único que le separa del aire de la habitación.
-Cinco días
-Sí
La ha echado de menos. Incesantemente. Y se ha equivocado demasiadas veces como para arriesgarse a cruzar fronteras que no le está permitido cruzar así que no se lo dice, en su lugar coge su mano y da un pequeño tirón con la fuerza justa para ponerla en pie y empujarla unos centímetros hacia él y la saca a bailar.
Descalzos, entre trastos a medio construir y herramientas de última generación, bailan, giran y se encuentran.
Tararea un viejo vals al son de cada paso y no lo dice
“Te he echado de menos. Incesantemente”
No lo dice
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-… y mañana tienes una videoconferencia con el presidente de Mitshubitsu a las ocho de la mañana así que le he dicho a Jarvis que te despierte a las seis para que te de tiempo a prepararte, y estaría bien que durmieses ocho horas para que estuvieses presentable pero como no creo en los milagros por favor, Tony, por favor, acuéstate antes de las tres de la madrugada…
Apenas empieza a anochecer en Malibú y el reluz del atardecer ilumina sus perfiles cuando recorren la casa sin un rumbo claro en mente, Tony delante con las manos en los bolsillos del pantalón del traje y Virginia Potts detrás, PDA en mano y equilibrios imposibles sobre tacones inimaginables que repiquetean con armonía.
-… Happy irá mañana a recoger al comité de SHIELD al aeropuerto así que si le necesitas entre las ocho y las diez de la mañana, cosa que no deberías porque deberías estar en una conferencia muy importante, tendrás que conducir tú mismo o llamar a uno de los conductores de la empresa. Yo estaré iré con Happy y estaré en SHIELD hasta las cuatro pero estaré disponible por si me necesitas para algo serio que no sea cómo encender la máquina del café.
-Cómo encender la máquina del café es importante, gran parte del tiempo me sustento a base de adrenalina y cafeína.
-Creí que era a base de alcohol y fiestas
Se para en seco y se da la vuelta despacio para mayor efecto, sonríe de medio lado en la penumbra y la mira intensamente tardando unos segundos en contestar -Si bueno, por si no lo ha notado, señorita Potts, lo estoy dejando. Al menos lo de las fiestas - y sigue andando.
-Seguro, en cualquier caso me refería a la otra acepción de importante, la que implica declaraciones de guerra de países extranjeros, cárcel o demandas multimillonarias
-Oh, esa acepción
Flirtea. Inocentemente, por deporte, sin ningún tipo de expectativa salvo la de quizá, conseguir sonrojarla ligeramente. Flirtea como en los viejos tiempos, cuando lo hacía con todo y con todos y no se arriesgaba a perder nada en ese juego.
-Sí
-Bien
Sin previo aviso Tony se para enfrente de una de las cientos de gigantescas ventanas de la mansión que habitualmente le pasan desapercibidas y observa el sol apagándose, reflejándose con pereza sobre el mar en el horizonte. Sube una ceja, se da media vuelta y comprueba la hora en su reloj de pulsera de precisión atómica.
-Son las siete menos diez
-Sí
Se hablan mirándose a los ojos y con expresiones menos inexpresivas de lo que ambos pretenden
-Me estás leyendo el horario para mañana.
-Sí
El cielo se oscurece con el paso de los segundos y la penumbra va dando paso a la oscuridad y Jarvis enciende las luces con intensidad ascendente hasta dejarlas al sesenta por ciento de su capacidad sin que ellos siquiera se inmuten.
-Me lees el horario del día siguiente cuando te vas a ir
-Sí
Se hace un pequeño silencio, flexible, acolchado, cómodo.
-Son las siete de la tarde- repite la obviedad para intentar que se explique sin tener que sonsacarla o utilizar a Jarvis para espiar porque en la historia de la humanidad, su secretaria solo se ha ido a las siete de la tarde en contadas ocasiones. Nueve, para ser exactos.
-Es mi hora de irme
-No, no lo es
-Es la hora que estipula mi contrato como la hora a la que termina mi jornada laboral- se corrige
Tony apenas sonríe de medio lado y la señala acusadoramente con el dedo índice -Sutil aunque crucial diferencia, Potts
-Me alegra que lo hayamos aclarado - Pepper levanta la barbilla ligeramente, como retándole a contrariarla- ¿Algo más señor Stark?
-¿Tienes planes? Porque no te está permitido tener planes
-Me está permitido- sonríe- aunque la idea no te guste
Y Dios sabe que la idea no le gusta
-No me gusta- dice con no tan fingida seriedad- Primero son planes una noche y lo siguiente será desconectar el móvil y podría pasarme algo ¡grave! Francamente, Pepper, tu falta de preocupación por mi me hace sentir bastante infravalorado.- respira hondo- No me gusta en absoluto.
-Bien
Pepper camina, son su clipboard y sus horarios y plannings de colores y misteriosas anotaciones abrazados al pecho, pasa a escasos diez centímetros de él a pesar de que el ancho del pasillo es absurdo en su inmensidad y Tony puede oler su perfume cuando le adelanta así que no tiene más remedio que seguirla, a un paso escaso de distancia.
-Y ¿dónde vas?
-Jarvis puede localizarme en caso de que sea necesario
Desde luego no es la respuesta que esperaba en absoluto.
-¿Qué? ¿No me lo vas a decir?
-No
Mete las manos en los bolsillos con cuidado de no perder el ritmo y concentrado en mantener la misma escasa distancia entre ellos, siguiendo el repiqueteo de sus tacones a donde quiera que sea que le lleve.
-¿Por qué?
-Porque eres capaz de aparecer accidentalmente en el sitio en el que esté alegando además que soy yo la que te acoso
Es capaz de hacerlo, sí. Es incluso posible que ya lo haya echo en alguna ocasión.
-Qué se le va a hacer, soy así de encantador
Para, se vuelve hacia él y apenas les separan unos cuantos centímetros-¿Eso es todo señor Stark?
Busca rápidamente en su mente motivos para que no se vaya, para continuar siguiéndola hasta el infinito y lamentablemente no los encuentra.
-Eso es todo señorita Potts-ella asiente con la cabeza y le sonríe antes de darse la vuelta y emprender la huída. La observa caminar con elegancia durante dos o tres metros antes de llamarla en un solo golpe de voz ¿Pepper?
-¿Si?
Se acerca a ella en tres zancadas rápidas. Afuera ya es completamente de noche y los extremos del pasillo parecen no tener fin, como si estuviesen en mitad de ninguna parte, incapaces de llegar a ningún lado, ni para delante ni para detrás.
-¿Sabes?- le coge de la manga del traje suavemente- No importa lo que pase, no importa lo que hagas esta noche o cualquier noche, siempre seguirás siendo Pepper Potts a la mañana siguiente-le cuesta decir las palabras como si cada una de ellas pesase una tonelada- bueno a no ser que te cases en Las Vegas- bromea, pero Pepper ni siquiera se sonríe, solo suspira hondo y traga saliva- y aún así, para mi siempre seguirás siendo Pepper Potts.
Durante unos cuantos segundos no pasa nada. La noche no se vuelve más noche a su alrededor y el tiempo no se detiene pero ella permanece callada y Tony no sabe qué más podría decir así que suelta su manga y mira al suelo como si en la punta de sus relucientes zapatos se encontrasen las respuestas milagrosas a todas sus meteduras de pata.
-Al Valley Force Restaurant- dice Pepper y su voz es apenas un susurro que hace que Tony levante la mirada- mi prima ha venido a pasar un par de días a Malibú y quiere que le enseñe la ciudad.
Pepper sonríe, una sonrisa enorme y resplandeciente y le brillan los ojos cuando se da la vuelta y sigue caminando por el pasillo que se ilumina a su paso. Tony la sigue avanzando despacio, paso a paso, fuera de la oscuridad.
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Tony Stark mira por la ventana de una de las suites de la casa con las luces apagadas escondiéndose entre las sombras. Más allá del jardín y las verjas de su propiedad, las luces y el movimiento de la prensa se ha vuelto discreto, silencioso, casi agonizante con cada día que pasa, con cada hora. Con cada minuto, quizá.
Le pesan los vaqueros, le ahoga la camiseta de algodón sin mangas y sus pies descalzos se queman de pisar día tras día y noche tras noche el mismo suelo una y otra vez. Le molesta su piel, le molesta que la luna se oculte tras las nubes dejando a la noche más oscura de lo habitual y le molesta esa sensación claustrofóbica que le oprime el pecho y le recuerda con demasiada fidelidad lo que se siente en las profundidades de una cueva en Afganistán.
-Jarvis- dice mientras se aparta de la ventana y se mueve decidido por la casa
-¿Señor?
-Llama a Rhodes, dile que nos vemos en el Heitworth en una hora
-Sí señor, cursando llamada.
Tiene tiempo para darse una ducha rápida, arreglarse adecuadamente y hasta picotear algo de lo que seguramente Pepper le ha dejado preparado para cenar antes de irse.
Mira el reloj de pulsera una última vez antes de quitárselo de camino a la ducha mientras se desnuda al ritmo que anda dejando un rastro de ropa usada a su paso por el pasillo y la habitación.
Es posible que tenga incluso tiempo de pararse a las puertas para que los periodistas le hagan un par de fotos, consigan su ansiado trofeo y se vayan a hacer lo que sea que hagan cuando no están asediándole a las puertas de su metafórica jaula de cristal.
Se ducha, se viste, engulle un sándwich vegetal con pastrami y elige el audi rojo para salir en todas las portadas del día siguiente. No tiene tiempo de parar pero baja la ventanilla del conductor y disminuye la velocidad lo suficiente como para que miles de cientos de flashes salten a su paso por la verja principal.
Conduce por las carreteras de Malibú como si huyese del mismo diablo y observando por el espejo retrovisor la decena de motos que intenta seguirle el ritmo, quizá lo haga. Las calles de la ciudad están desiertas como era de esperar de un día laborable a esas horas y toma las curvas como si fuesen rectas, confiando en que los neumáticos se agarrren al asfalto tal y como deben de hacerlo y que no haya ningún niño despistado cruzando la calle por donde no debe a la una de la madrugada.
Aparca en frente del club de caballeros frenando en seco y haciendo que la fuerza de la inercia le aplaste contra el cinturón de seguridad.
-Buenas noches Señor Stark, es un placer volver a verle
A lo lejos el ruido de una jauría de motos resuena entre las aceras
-Buenas noches, Tod
-Ted, Señor
-Eso
Le da una generosa propina al aparcacoches de sombrero de plato y otra similar al agente de seguridad que le abre la puerta con amabilidad.
El local no está ni lleno ni vacío sino todo lo contrario y a través de las luces a media intensidad y las tapicerías oscuras de los sillones de madera noble puede ver a Rodhes apostado en una de las mesas del fondo, inclinado sobre lo que parece ser un generoso vaso de wishky.
-¿Le sirvo algo Señor Stark?
Desde detrás de la barra de madera engarzada con vidrieras y adornos de oro añejo el camarero vestido al estilo de los años veinte se ofrece solícito.
-Un wishky, y llévemelo a la mesa del fondo, gracias.
El Club Heitworth para Caballeros no es precisamente de su estilo habitual. Un sitio cuyos clientes habituales huelen a dinero hecho de petróleo y a naftalina a partes iguales, en el que no se permite la entrada a mujeres ni a miembros de cualquier tipo de medio de comunicación. Un buen lugar para un whisky tranquilo y una reunión de negocios, un mal lugar para casi todo lo demás.
-¿El Heitworth? - pregunta Rodhey a modo de saludo cuando Tony se acerca a la mesa
-Es el único sitio que me asegura que mañana saldrá publicada una foto mía con alguna mujer desconocida autoproclamada la nueva madre de mis futuros hijos ilegítimos- se sienta y espera pacientemente que el camarero aparezca con su whisky
-¿Y desde cuándo te molesta eso?
-No me molesta- encoge los hombros ligeramente- pero es más difícil hablar cuando tienes dos presuntas rubias tratando de explorar con su lengua la mayor parte de tu garganta.
El camarero se acerca silencioso con una bandeja y tras dejar cuidadosamente en la mesa un posavasos de diseño antiguo en latón y plata que probablemente valga más que el sueldo de un mes de la mayoría de los empleados de su empresa, deja el vaso de wishky y se retira discretamente.
-Y bien, ¿De qué querías hablar?
-Tengo un problema
-Tienes muchos y variados problemas, Tony, vas a tener que ser más específico.
Coge el vaso, balance su contenido delicadamente mientras observa el líquido ámbar removerse entre los hielos - me he acostado con Pepper- y da un trago del licor volviendo a poner el vaso sobre la mesa.
-¿No hemos tenido ya esta conversación?
Tony hace una mueca incómoda y suspira
-Me he vuelto a acostar con Pepper
-Ya- Rodhey suspira con paciencia y se sujeta la cabeza con el codo izquierdo apoyado sobre la mesa- no veo el problema
-No se quedó a dormir
-Sigo sin ver el problema
-El problema, Rodhes, es que no. Se quedó. A dormir -dice marcando cada sílaba como si fuese necesario comunicación verbal a lo Barrio Sésamo para hacerse entender
-¿Y qué esperabas Tony? - David cruza una pierna sobre la otra a la altura de la rodilla y se recuesta en el respaldo del sillón- Es lo que tú haces habitualmente.
-Si bueno, no me acuesto habitualmente con la misma mujer varias veces, ni me acuesto habitualmente con mi asistente personal- baja la mirada hacia su vaso mientras juega a repasar el borde con el dedo- por si no te has dado cuenta ahora hago muchas cosas que no hacía habitualmente.- vuelve a subir la mirada con el ceño ligeramente fruncido- además ¿Tú de qué parte estás?
-No creo que haya partes en esto pero si las hubiese, no tengas ninguna duda. De parte de Pepper. Siempre
-Siempre me quedará Jarvis
-No pondría yo la mano en el fuego.
Sonríe de medio lado porque sí, es posible que Rhodey tenga razón y bebe un largo trago de wishky y el silencio cunde alrededor de la mesa como si fuese un invitado más.
El humo de los puros de importación y el escaso sonido ambiental por encima del blues que caracteriza al club les rodea y les envuelve y Tony juega con los hielos de su vaso tratando de organizar las ideas que se agolpan en su cerebro.
-¿Qué es lo que quieres, Tony?
No tarda en contestar, probablemente porque ni siquiera piensa lo que dice
-Acostarme con ella otra vez
Jim hace una mueca de ligero disguste- Entiendo- y bebe de su vaso apurando las últimas gotas
-No, no lo entiendes- eleva el tono de voz más de lo estrictamente necesario y rectifica cuando buena parte de la clientela se gira para mirarle- No lo entiendes.
-Quieres seguir acostándote con Pepper ¿Qué es lo que hay que entender a parte de lo obvio?
-Verás, no me estoy refiriendo a querer acostarme con ella en el sentido “Ey, ha sido divertido, hagámoslo otra vez”, aunque no me malinterpretes ha sido divertido, sino más bien en el sentido de “creo que sería bastante feliz si pudiese seguir haciendo esto por, digamos, el resto de mi vida”
Rhodey enarca las cejas, parpadea un par de veces y hace una señal a camarero para que le traiga otra de lo mismo.
-Estamos hablando de Pepper, Tony
-Lo sé
-Quiero decir que no puedes seguir adelante con esto y un buen día decidir que te has cansado.
-No lo haré
-Tony
-Jim
Se sostienen la mirada el uno al otro como si el transcurso de toda la conversación dependiese de ello, como si fuese una negociación que tienen que ganar a toda costa.
-Disculpe señor, su wishky
Rhodey desvía la mirada para atender al camarero y cuando vuelve a la conversación Tony vuelve a estar profundamente entretenido ene l fondo de su vaso.
-¿Y cuál es tu plan, vas a tratar de convencerla para que sea tu novia?
Es escuchar la palabra “novia” ton levanta atento la mirada con una sonrisa maliciosa que le llega de oreja a oreja.
-¿Novia? ¿De verdad los hombres adultos tienen… novia?
Jim sonríe de medio lado- Eso he oído
-¿De verdad?- se ríe con una carcajada de baja intensidad que apenas dura un segundo. Es probablemente el concepto más absurdo que haya oído jamás- ¿Y cómo funciona? Quiero decir que la última vez que tuve una novia tenía como unos trece años y braquets y por mucho que me resulte ligeramente entretenida la idea de compartir helados en los columpios, no es exactamente lo que estoy buscando.
Su amigo se ríe, se lo piensa un par de segundos y contesta sin borrar del todo la mueca de divertimento de su cara.
-Hasta donde tengo entendido tener novia implica sexo regularmente
-Eso me gusta
-Y compromiso
-Eso me asusta
-Del tipo de no acostarse con terceras personas
Tony enarca las cejas y termina de un trago los restos de su wishky aguado
-Entiendo el concepto de compromiso, creo que he leído algún artículo sobre ello.
-Bajo ninguna circunstancia Tony
-Que lo entiendo. ¿Tienes algún problema grave de oído?
-Toni…
No le deja terminar lo que sea que estaba a punto de decirle
-¿Y cómo puedes saberlo?
-Saber el qué
-Que alguien no se está acostando con terceras personas
Jim suspira hondo y le mira con indulgencia y Tony empieza a pensar que esa conversación hubiese sido más productiva con alguna otra persona, con Jarvis quizá, aunque técnicamente ni siquiera sea una persona per se.
-¿Sabes? No creo que sea la mejor de las señales que estés pensando en poner los cuernos antes siquiera de empezar una relación
-No estaba pensando en poner los cuernos, Listillo - se burla, y sigue la frase bajando el volumen lo suficiente para que apenas pueda oírlo el cuello de su camisa- estaba pensando en la posibilidad de que me los pusiesen a mí.
Sin previo aviso Jim estalla en una sonora carcajada que no parece tener fin, los camareros miran, los clientes miran y Tony se siente ligeramente tentado de asesinarle cuando tras un par de minutos su amigo sigue riéndose mientras trata de recuperar la respiración.
-No sé qué tiene tanta gracia
-¿No sabes qué tiene tanta gracia? Tony por Dios ¿tú te estás escuchando? Piensas que estás enamorado
Eleva los ojos al cielo y baja los hombros, exhausto, expirando aire que no sabía que había estado conteniendo.
-Por el amor de Dios, voy a tener que llamar a la armada y decirle que tienen un piloto completamente sordo ¿es que no has escuchado una sola palabra? No pienso que estoy enamorado, Rhodes, no estoy pensando, en absoluto.
Suspira hondo, hace un gesto al camarero para que le traiga otro Whisky y se recuesta sin modales sobre el respaldo de su sillón.
Afuera la prensa espera al acecho de la presa y cuando Jim empieza a reírse con ganas de ocurrentes apreciaciones sobre el resto de la clientela mientras acaricia su séptimo vaso de licor, no se para a meditarlo; busca su móvil en el bolsillo y marca sin llamar el primer número de la lista
-Ya se que es tarde Potts, pero verás, me temo que hay bastante posibilidades de que buena parte de la prensa saque mañana una foto de Rodhey abrazándome mientras salimos de un club exclusivamente para caballeros, y no es que me moleste en absoluto que el mundo piense o no que soy gay pero francamente, me molestaría bastante que interpretasen que tengo semejante mal gusto y me estaba preguntando si quizá tú…
La noche está a punto de hacerse madrugada sobre Malibú y mientras Tony Stark escucha por teléfono la voz de su asistente apenas increpándole con un ligero fastidio y sonríe si no fuese millonario y le acabase de tocar la lotería.
Y no piensa, no piensa en absoluto.
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