Title: Unease
Fandom: BTS (Bangtan Sonyeondan)
Pairing: Suga/Jimin
Rating: PG
Words: 1202
Disclaimer: No son míos, son de su propia propiedad puesto que son personas reales.
Notes: Para
obsscure, que en realidad es del mini-drabblefest pero se me escapó un poco del drabble xD Espero que te guste porque esto no tiene sentido alguno...
Unease
Yoongi no sabe en qué momento Jimin comenzó a ponerse rígido cada vez que se mete con él, tampoco lo comprende, pero lo deja pasar porque piensa que puede ser cosa de las hormonas. De verdad que no le da importancia -más que nada porque llevan unos días sin parar, casi siempre fuera del dormitorio, practicando o actuando y realmente lo único que quiere hacer es desplomarse sobre su cama y dormir algo- hasta que ve que esa actitud medio distante, medio defensiva sólo es para con él. Observa cómo grita a Taehyung y Jungkook por meterse con él por su altura, cómo se ríe de alguna broma estúpida de Hoseok -que en realidad no suelen ser para nada graciosas-, incluso lo ve con Jin, ayudándole con esa enorme colección de cosas de princesas Disney que tiene y nadie sabe dónde guarda, o con Namjoon en el estudio de grabación, escuchando algún beat nuevo que haya creado el líder. Y eso sí que consigue que su carácter se encienda un poco y algo dentro de él se resquebraje, porque no ve justo que todas esas sonrisas puedan ser vistas por los demás y él no recibir ni una sola.
Es a partir de entonces que decide que, si Jimin quiere ignorarle, él va a dejar de prestarle atención porque tiene mejores cosas que hacer que estar pendiente de un crío de diecisiete años. Empieza a dejar de meterse con él, encerrándose en su habitación o en el estudio con tal de liberar todas esas palabras que danzan por su mente y que parecen querer desequilibrarle. Su tono se vuelve más frío e irónico, sardónico incluso, cuando contesta a los demás y quizás se pasa un poco cuando ese comentario tan mordaz escapa de sus labios y los ojos de Jimin reflejan dolor, pero le da lo mismo. Por primera vez no se quiere preocupar de nadie más que de sí mismo y todo el dolor que tiene encerrado dentro de sí. Porque, como siempre ha dicho, lo suyo no es expresar adecuadamente lo que siente… salvo cuando lo hace con sus raps. Nota que Namjoon se está cansando de su actitud, sin embargo no le importa. Que se convierta en un completo gilipollas nada más cruzar la puerta del dormitorio ese preciso día es cosa suya. No deberían haberle sentado junto a Jimin en ese fansign, porque está seguro que hasta las fans han percibido la tensión entre ellos. Además, ahora mismo prefiere cambiarse, coger su mochila e irse al estudio para estar solo porque sabe que si alguien le dice algo se va a comportar como el ogro amargado -palabras textuales de Hoseok una mañana en la que casi termina tirándole el vaso que tenía en la mano-, que ha logrado mermar ya la casi inexistente sonrisa de Jimin.
El trayecto desde el dormitorio hasta el estudio se le hace corto envuelto en su bomber, los auriculares embutidos en sus orejas tapadas por el gorro de lana que lleva para protegerse del frío. Lo único que logra alejarle de esa actitud tan amarga que últimamente siempre está con él son los acordes y beats que plagan su ipod y le persiguen en pesadillas porque no es capaz de armonizarlos. La oscuridad del estudio que le recibe consigue que una sonrisa se abra paso en sus labios. Estar ahí, solo con la oscuridad y la mesa de mezcla, siempre le sube el ánimo y le desestresa. La música es su canalizador, al igual que sabe que el de Jimin es el baile. Quizás es por eso que no debería haberle sorprendido escuchar unos acordes de música procedentes de la sala de ensayo al final del pasillo mientras volvía de coger algo para beber en la máquina expendedora de la planta principal. Y, tal vez, quedarse a mirar por la pequeña rendija de la puerta entreabierta no es la mejor idea, porque sabe los efectos hipnotizadores que provoca en él los movimientos fluidos del menor al bailar. Jimin se convierte en alguien casi etéreo para él cuando lo ve bailar como forma de tranquilizarse, sin movimientos secos, como una mota de polvo que fluye por el aire sin resistencia alguna.
No es hasta que la última nota deja de resonar por toda la sala que no se da cuenta que en algún momento de su observación ha entrado en la habitación, ni que Jimin le observa fijamente desde el reflejo del espejo sin hacer caso a la nueva canción que se va apoderando de la sala. No sabe cuántos minutos se quedan mirando a través del espejo, Yoongi incapaz de acercarse al otro por miedo a convertirse de nuevo en el ogro sin corazón del que tanto se queja Hoseok, pero por un momento se rompe para encontrarse al siguiente con Jimin delante de él, encarándole firmemente a pesar de ser más bajo que él -aunque sólo se trate de un mero centímetro.
-¿Vienes a apalearme más, hyeong?
Puede que sea el tono lo que hace que su cáscara de frialdad se resquebraje un poco, porque Yoongi nota a su cabeza girarse por la vergüenza que siente sobre sí mismo al darse cuenta de cómo ha estado tratando a Jimin y todo lo que ha afectado su actitud al menor. Y por una vez no sabe qué contestar porque las palabras no le salen y sólo es capaz de negar lentamente con la cabeza, sus ojos fijos en sus pies y los de Jimin.
-Sé que no te hice mucho caso, hyeong, pero necesitaba mi espacio y tiempo para pensar en algunas cosas.
-Pero al único que ignorabas era a mí -es un simple murmullo que en realidad no quiere que escuche el otro, pero están a centímetros de distancia y sabe perfectamente que lo ha oído.
-Quizás porque lo que intentaba discernir era si lo que me provocabas cada vez que estabas cerca de mí, me tocabas y te metías conmigo era un simple capricho o me gustabas de verdad.
Yoongi levanta la cabeza, sorprendido de la confesión del otro, y puede que comience a entender por qué no le gustaba que el menor pasase más tiempo con el resto que con él. Porque es rápido para comprender las cosas, pero no quiere darse esperanzas hasta que no sepa a qué conclusión llegó Jimin.
-Entonces… ¿de qué se trata? ¿Un encaprichamiento? ¿O te gusto de verdad? -lo dice con un tono ligero, un repentino nudo en la garganta impidiendo expresarse con firmeza.
La respuesta le llega con forma de un roce sutil de labios sobre los suyos, y conoce lo suficiente a Jimin para saber que es incapaz de besar a alguien -sobre todo a un compañero de grupo- por un simple capricho. Así que no evita que la sonrisa que tiene en los labios se convierta en esa mueca de autosuficiencia en el momento exacto en que las palabras dejan su boca.
-Sabes, echaba de menos mi pila de lavar la ropa. Espero que la hayas mantenido intacta durante estos días.
Lo único que se escucha a partir de entonces es la risa de Jimin tras oír la peculiar forma de Yoongi de decirle que él también le gusta.