Title: Help your hyeong, you brat! Fandom: BTS (Bangtan Soyeondan) Pairing: Yoongi/Jimin Rating: PG-13 Words: 404 (¡capicúa!) Disclaimer: No son míos, bla bla bla... Notas: Para joker_coker que quería un Yoonmin y porque amo esta pareja *^* (Y Erika querrá matarme)
Estar siempre de un lado para otro es lo que más molesta a Yoongi; la ropa siempre se descoloca, el maquillaje se quita con el sudor y todo es tener a las estilistas encima para volver a colocar todo en su sitio antes de la siguiente actividad. El problema viene a ser que Yoongi es muy especial para según qué cosas y el cómo llevar el pañuelo atado alrededor del cuello es una de ellas. No es por desmeritar el trabajo de las estilistas, pero sólo con mirarse en el espejo sabe que no está como debiera, y eso le va a molestar todo el rato a menos que lo arregle.
Mientras mira por su entorno, por el reflejo del espejo ve a Jimin hablando animadamente con Namjoon mientras una de las estilistas le aplica algo de máscara sobre las mejillas, y no puede evitar sentir esa punzante sensación que le acarrea ver a Jimin sonreír así para otras personas que no sea él. Quizás por eso, cuando el trabajo de la estilista con Jimin ha terminado y comienza a preparar a Namjoon, no detiene su voz.
-¡Park Jiminie! ¡Ven aquí un momento a ayudar a tu hyeong!
(Yoongi jura que su tono de voz no ha sonado para nada como una plegaria en vez de como una orden)
-¡Átame bien el pañuelo! -es lo único que sale de su boca cuando Jimin se detiene justo a su lado.
Sin decir ni una palabra, y completamente concentrado, siente las manos de Jimin deshacer el nudo flojo de la pañoleta, apretarla un poco más sobre su cuello y anudarla más fuerte. El pequeño gemido que sale de sus labios no se debe para nada a la sensación apresadora que ejerce el pañuelo sobre su cuello y que le recuerda a la otra noche… así como tampoco la sonrisa creída que se refleja en la cara de Jimin por el espejo.
-Deja de ser tan engreído, Park Jimin. -No es lo que dijiste el otro día con ese collar en tu cuello, hyeong.
Yoongi nunca antes se ha alegrado tanto como en ese momento que los micros estén apagados, porque ni lo que ha dicho Jimin -con un tono completamente más bajo de lo normal-, ni el jadeo que se escapa de sus labios al sentir los dedos del bailarín rozar levemente las marcas fantasmas del collar son algo que nadie más tenga que saber.