Decíase que era un hombre de talento en la escritura, que sabía coger la inspiración de cualquier aliciente que tuviera un mínimo de esencia, pero se sentía abrumado, cansado, agotado de no encontrar. Que si tus ojos se cruzaban con los suyos, una fugaz, pero arrebatadora ráfaga de cuchillos, traspasaba tu alma haciéndola llorar al instante
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