MANIOBRAS PELIGROSAS (8-2/12 Prólogo + Epilogo) [ReverseBang!_es 2012]

Jun 11, 2012 09:08








El salón del hotel estaba repleto de gente que no conocía, cargado de luces, velas y una decoración que más que parecer elegante parecía el decorado de una de esas casas de fantasía que hacían como juguetes. Demasiado llamativo para su gusto, Tom prefería algo más sobrio que ese despliegue innecesario de recursos y status. Era una lástima que Jaimie no pudiese acompañarle, o siquiera Clark, según le habían informado nada más llegar a la cena solo podían entrar los pilotos y los posibles patrocinadores. Cualquier otra persona, incluidos los agentes, serian enviados a un salón contiguo para supervisarlos mediante cámaras.

Esa era otra de las cosas que no le agradaban, aparte de estar intentando venderse para conseguir un patrocinio, debía participar en un improvisado Big Brother para deleite de la prensa, dada que esa fue la concesión de Stark Industries para que nada afectara el curso de la velada. Thomas comenzaba a odiar al excéntrico millonario y aún ni le conocía.

Aunque lo peor de la noche aún no comenzaba, se suponía que debía estar pegado a Chris en todo momento durante la velada para dar la sensación de equipo y no la de rivales acérrimos que se odiaban, lo cual a Tom le causaba demasiada incomodidad; dado que no sabía si podría tolerar la cercanía del rubio después de lo sucedido. Pero para su fortuna Christopher no aparecía aún.

Lo cual era una desventaja y una ventaja, sin él en el cuarto no se sentía tan nervioso, pero al mismo tiempo no sabía cómo demonios desenvolverse entre tanta gente que en su vida había visto. Tom no era una persona muy habituada a la vida pública, no de la manera en que muchos de sus congéneres lo estaban, él prefería mantenerse siempre apartado de la lente social y permitir que Clark se encargara de todo aquello. Si Tom hacia alguna presentación en público era solo para dejar constancia de que seguía vivo y muy pocas veces accedía a tener una entrevista con la prensa. Por ello esto, el conocer gente y desenvolverse en un ambiente que a todas luces le incomodaba, no era su fuerte.

Pero sí el de Chris, y eso en un nivel completamente primitivo e irracional, le molestaba. Porque aparentemente siempre terminaban juntos, y estaba empezando a creer que siempre iba a necesitar algo de ese hombre aunque no quisiera.

Intentando apartar esos pensamientos de su mente, Tom empezó a caminar por el salón, haciendo inclinaciones de cabeza hacia todo aquel que le reconocía pero que mantenía una distancia prudencial, intercambiando unos cuantos comentarios con algunos pilotos que solo había visto en la pista durante sus entrenamientos y respondiendo de manera vaga los cuestionamientos sobre su relación con Christopher y el accidente.

Pero sin darse cuenta llego un momento en el que estaba rodeado de gente, personas que le prestaban su completa atención mientras explicaba los pormenores de un accidente del que se estaba inventando los detalles y el cómo afecto su relación con Chris, después de que este le sacara del auto.

En qué momento empezó a explicar aquello, Tom realmente no lo sabe, sobretodo porque al inicio de la velada se resistía a hablar de ello; pero que una vez iniciado el tema no pudo detenerse. Sería viniendo a ser cierto que tenía la labia suficiente como para encantar a la más peligrosa de las serpientes, como bien le había comentado Emma aquella vez que la sacó de la cárcel después de conversar con el jefe del departamento de policía.

Después de varios detalles, cada cual mas insulso que el anterior, Tom se disculpó con su audiencia y se dirigió a una de las mesas para tomar una copa de lo que fuese para saciar la sed que toda esa palabrería le había causado.

Apenas había tomado una copa con lo que suponía era champagne sus ojos se dirigieron hacia la entrada del salón como si fueran atraídos por un imán, y ahí, bajo el recargado marco, se encontraba Chris, luciendo tan imponente y atractivo como siempre, en fundado en un traje azul oscuro que solo hacía que el azul de sus propios ojos resaltase como si resplandecieran, cautivando a todo aquel que los mirara.

Pero lo que había hecho que Tom mantuviese su copa suspendida a medio camino hacia su boca, fue el notar que el rubio había cortado su cabello tal y como su agente le había pedido. Lo cual lo hacía lucir más atractivo de lo que ya era. Thomas alcanzó a salir del embrujo de aquella imagen en cuanto Chris le sonrió y empezó a dirigirse hacia él.

El inglés solo esperaba que Hemsworth no hubiese notado la manera en que le había afectado.

- ¿Disfrutando la velada? - preguntó a modo de saludo Chris en cuanto llegó a su lado, colocando una de sus manos sobre el hombro de Tom de manera, aparentemente, casual. Thomas resistió el impulso de sacudirse el toque solo porque debían mantener una fachada, así que con la mejor de sus sonrisas improvisadas respondió.

- Yo no usaría la palabra disfrutar, al menos ya no. - y el rictus de dolor que cruzó por la cara de Chris le hizo sentir mal, pero apenas y fue un segundo porque al siguiente Chris volvía a sonreír como si nada.

- Entonces hagamos algo para cambiar eso.

- ¿Cómo qué? ¿Vas a montártelo con alguien en frente de todos? - soltó de manera mordaz sin siquiera pensarlo, sonriendo a todo el mundo que les observaba con desmesurado interés. - Oh… espera, eso ya lo hiciste.

- Estaba pensando en engatusar a alguno de estos idiotas para conseguir lo que necesitamos, pero tu idea me parece excelente. ¿Te parece si comenzamos? - preguntó Christopher, al tiempo que pasaba uno de sus brazos alrededor de la cintura de Thomas, dejando al inglés completamente paralizado por un momento.

- ¡¿Qué estas intentando hacer?! - preguntó en un bajo susurro, apenas y moviendo los labios para no perturbar la falsa sonrisa que aún tenía en la cara.

- Lo que sea para que me dejes hablar contigo. - susurró de vuelta, apretando su agarre sobre Thomas. - Quiero decirte lo que pienso de lo sucedido ese día, lo que siento. - intentó explicarse Chris, quien ya se preparaba para encaminar a Tom hacia la terraza.

- Se exactamente lo que piensas y sientes, y créeme, no tengo interés alguno en ello. - dijo Tom, resistiéndose apenas a las intenciones de Chris, realmente no quería escuchar el rechazo salir de sus labios pero se veía incapaz de hacer algo delante de tanta gente sin levantar sospechas.

- ¿Entonces si lo sabes por qué me tratas de esta manera? - preguntó Christopher, quien cada vez se mostraba más crispado por la actitud de Tom, el rubio nunca había sido bueno para guardar las apariencias, mucho menos cuando el hombre que amaba, y que supuestamente también le quería, le estaba tratando como si fuera un apestado.

- ¿Y todavía lo preguntas? Vamos, sé que tú no me…

- ¡Chris, cuánto tiempo sin vernos! - exclamó una voz femenina, interrumpiendo lo que Tom iba a decir.

Delante de ambos había aparecido una mujer pelirroja con el cabello ondulado recogido de manera discreta, permitiendo que la piel que dejaba expuesta su vestido color negro se luciera sin mayores problemas, eso sin contar la gargantilla de diamantes que portaba. Rápidamente la mujer abrazó a Chris, quien no tuvo más remedio que liberar a Tom para devolver el gesto. Una parte de Tom se sintió aliviada por ello, pero otra no pudo evitar revolverse en los incontenibles celos que la escena le provocaba, más que nada por la intima familiaridad que ambos se demostraban.

A Tom no le hizo falta mucho para deducir que aquella mujer era una de las tantas conquistas de Chris, solo que empezaba a intuir que ésta era diferente.

- Nath, no sabía que estarías aquí. - dijo Chris cuando por fin se separaron, dándole a la mujer un pequeño beso en la mejilla.

- Se supone que nadie debía saber quien vendría, parte del excentricismo de Stark, ya sabes.

- ¿Entonces estas aquí para patrocinar a algún piloto? - inquirió Chris, mostrando una sonrisa de medio lado, como la que ponía cuando daba algo como ganado incluso antes de competir por él.

- Así es, la posible inversión de Stark en mi compañía sería un gran beneficio que no podía dejar pasar.

- ¿Y soy el afortunado? - preguntó nuevamente, usando ese tono seductor y confiado que Tom despreciaba con todas sus fuerzas.

- Me temo que no, Chris. Eres más problemático que buen conductor, y realmente necesito una carta ganadora si quiero hacerme con los millones de Stark. - contestó la mujer, centrando su mirada en Tom quien no perdía detalle del intercambio entre ambos con una perfecta cara de indiferencia. - Mucho menos cuando tus modales siguen siendo igual de pésimos. Natasha Romanoff, un placer señor Hiddleston. - se presentó ella misma, extendiendo su mano hacia el inglés.

- El placer es mío. - respondió Tom, con una perfecta sonrisa diplomática y haciendo uso de la galantería inglesa que le había inculcado su madre tomó la mano de Natasha y la besó. El simple e íntimo acto consiguió que Chris deseara arrancarle la mano a la mujer en ese preciso instante, a pesar de que sabía que era un mero acto de formalidad por parte de Thomas. - No sabía que ustedes se llevaran tan bien, siempre pensé que las mujeres en general odiaban a Christopher en cuanto le llegaban a conocer.

- Créame señor Hiddleston…

- Llámeme Tom, por favor. - le interrumpió amablemente Thomas, a lo que la mujer asintió con una sonrisa.

- Créeme Tom, en nuestro caso odiarnos no era una opción. Somos tan parecidos que rápidamente encontramos un equilibrio, nuestra relación era simple sexo sin compromiso y una vez entendido aquello lo demás vino solo.

- Debí suponerlo. - susurro, más para sí mismo que para las personas delante suyo. Chris por su parte no pudo evitar que su rostro se ensombreciera ante aquella mención; realmente no ayudaba en nada a su situación que Tom conociera a otra de sus amantes, mucho menos cuando se trataba de Natasha, la única mujer con la que había realmente conectado, al menos en lo que a sexo e ideas se refiere. - Bueno, si me disculpan los dejo conversar, debo continuar buscando patrocinio y dado que usted bella dama no está interesada me temo que no tengo más que hacer aquí. Pero fue un placer conocerla.

- El placer fue todo mío, Tom. - un asentimiento de cabeza por parte de ambos y Tom se marchaba, luchando con las furiosas ganas de escapar de ese maldito salón y con los celos que le recorrían el cuerpo hasta hacerle casi temblar.

- Tom, espera… - intentó detenerle Chris, pero la mano de Natasha en su brazo se lo impidió.

- Déjalo, lo mejor para él es no estar cerca de ti. - y Chris en serio deseo que aquello no fuera verdad.

- ¿Por qué lo dices? - preguntó observándola fijamente, la inseguridad tiñendo el azul de sus ojos.

- Porque te quiere y tu nunca has querido a nadie.

- ¿Cómo sabes que no le quiero?

- No estoy diciendo que no lo hagas, pero tarde o temprano terminarás lastimándolo, Chris. Y eso lo sabes tu mejor que nadie.



Viajar con estilo era algo a lo que nunca se acostumbraría, pero hacer ese pequeño sacrificio para ver una sonrisa en Tony era algo que podía hacer y que realmente no le quitaba nada. Salvo la comodidad de no llamar la atención.

Pero como bien había pensado momentos antes, era un pequeño precio que estaba dispuesto a pagar.

Aunque ese precio no incluía aparecer del brazo del multimillonario solo para alardear. Steve ciertamente amaba a Tony, pero una cosa era amarlo y otra era hacer de muñequito de pastel, eso no iba con él, además de que ya no quería llamar la atención y lucir como el oportunista del que lo tachaban ya cientos de revistas y personas. Por eso decidió entrar por su propio pie al salón donde se llevaría a cabo la cena de patrocinios mucho antes de que Tony decidiera hacer acto de presencia, al menos de esa manera no llamaría tanto la atención y se evitaría, por al menos un tiempo, el asalto de preguntas de medio mundo.

En cuanto cruzo el umbral de la habitación en cuestión, Steve no perdió tiempo y se confundió con la muchedumbre, invitados de Tony, sin que estos siquiera notaran su presencia, quedando de inmediato aislado en la barra del lugar, donde su atención se fijó en uno de los pilotos que más admiraba, Tom "El Rey" Hiddleston, quien bebía con aire un poco molesto un vaso de whisky que, estaba seguro, no era el primero de la noche.

Y tal comportamiento, o humor, debía deberse al compañero del inglés. Para nadie era un secreto lo mucho que se detestaban, pero para Steve, que había vivido una situación similar con Tony meses antes, aquello le parecía más la negativa de dos personas a darse cuenta que se quieren con locura.

Fue por esa sensación que decidió entablar una conversación con Tom, cuando su carácter normalmente le hacía hacer lo contrario. Pero Steve jamás había dejado de ayudar al que lo necesitara, aun cuando esa persona no sabía que necesitaba ayuda.

- ¿Se ha cansado ya de buscar patrocinio? - preguntó Steve Rogers, tomando un poco desprevenido al piloto compañero de Chris Hemsworth, quien continuaba bebiendo de su vaso de whisky en la barra del enorme salón, la copa de champagne que minutos antes tomaba había quedado descartada hacia mucho.

- Como si realmente fuera a encontrar a alguien dispuesto a patrocinarme a mí y a ese… piloto que tengo por compañero. - respondió Thomas, girándose lo suficiente para ver el rostro de Rogers y prácticamente vomitando el adjetivo hacia su compañero para no decir algo más ofensivo, aunque el tono dejó ver sus intenciones.

- Aparentemente los rumores son ciertos. No se toleran, ¿verdad? - señaló Rogers, tomando asiento en el banco junto a Thomas.

- Es el eufemismo del año. - dijo, dando un trago a la bebida color ámbar.

- Steve Rogers, un gusto. - se presentó el rubio, sonriendo amablemente a Tom.

- Thomas Hiddleston, pero llámame Tom. - correspondió Thomas, devolviendo la sonrisa además de darle un ligero apretón de manos.

Solo al escuchar su nombre Tom le identificó, en el último par de meses ese nombre había dado la vuelta al mundo por haber hecho la pequeña proeza de atrapar al excéntrico multimillonario Anthony Stark, y lo sabía porque Emma no dejo de gritárselo cuando se enteró.

- Supongo que si estás aquí es porque Stark está cerca, ¿cierto?

- Preparando su entrada triunfal, como le gusta llamarla. Tiene tendencia a ser siempre el centro de atención.

- Me suena familiar. - mencionó con una sonrisa cansada.

- Con el tiempo terminas acostumbrándote, sabe Dios lo que a mí me ha costado, y solo porque Tony ha dejado de insistir en que entre de su brazo. - Tom no pudo evitar sonreír al imaginarse tal cosa.

- No creo tener que acostumbrarme. En cuanto esto termine, no voy a volver a cruzarme en su camino a menos que sea inevitable, y como van las cosas creo que nos separaremos esta misma noche. - respondió Tom, observando cómo Chris conversaba animadamente con Natasha y otras dos personas.

- Si no es mucho el atrevimiento, ¿puedo preguntar por qué no le soportas? Yo decía lo mismo de Tony y mira… - acotó Rogers, acercándose un poco más a Tom.

- Digamos que tenemos percepciones muy distintas del mundo, y… - Tom dio un suspiro antes de terminar, resignándose a la verdad que momentos antes Natasha le había dicho a Chris. - …él no es bueno para mí.

La expresión de tristeza no paso desapercibida para Steve, quien le palmeó el hombro con simpatía. Ninguno de los dos notó la mirada colérica que Christopher les dedicaba, ni mucho menos la manera en que había dejado su copa en una mesa cercana para acercarse a ellos cuando Steve le dijo algo al oído a Thomas. Solo que cualquier cosa que fuera a hacer, se vio frustrada cuando Anthony Stark entró en escena.

Como ya era característico de Stark, no pudo faltar la excesiva parafernalia tras su entrada, botellas de champagne abriéndose para marcar su camino hasta el podio especialmente construido para esa noche y una improvisada fanfarria producida por algún aparato. Solo que Chris se mantuvo ajeno a todo eso, tan ocupado como estaba en no despegar la mirada de los dos hombres en la barra, Tom y Steve, quienes para ese momento intercambiaban comentarios acerca de Stark, o eso suponía pues sus miradas estaban fijas en él, solo que la cercanía que manejaban le estaba crispando los nervios de una manera nada sana. Sobre todo cuando Tom le sonreía a la menor provocación, como si Rogers fuera la persona más encantadora del mundo.

Y probablemente lo era para haber sido capaz de domesticar a Stark, como él mordazmente se refería a aquella relación.

Pero más allá de todo eso, Chris sentía que perdía a Tom, que se lo arrebataban y lo alejaban de su lado sin que pudiese hacer nada, más que observar impotente como poco a poco el inglés se escapaba de su lado.

- El capi no te va a quitar a tu chico. - le dijo una voz a  su lado, Chris de inmediato giró para buscar el origen de aquellas palabras encontrándose con Tony Stark con un trago en su mano derecha.

- ¿El capi? - preguntó sin entender.

- Stevie. - aclaró el empresario refiriéndose a Rogers, quien por ser ex militar le llamaba "Capi", pero al ver que Chris continuaba con su cara de idiota decidió ser un poco mas especifico. - El hombre que según tú, esta coqueteando con tu chico. - aclaró, con esa nota de fastidio y diversión que medio planeta odiaba y amaba al mismo tiempo.

- Ahhh, tu nueva conquista. - respondió Chris, pero sus palabras no estuvieron exentas de cierto desdén, por lo que se ganó una mirada afilada de Stark. - Deberías cuidar mejor a tu chico, parece que no le das lo suficiente como para mantenerlo a tu lado todo el tiempo.

- Le doy lo suficiente y más, Chris. Lo que obviamente no puedo decir de ti y tu compañero, dado que en toda la velada no ha estado contigo más que unos minutos y eso porque prácticamente lo pegaste a tu costado. - devolvió Tony con una sonrisa, no dejándose intimidar por las palabras de Hemsworth.

La cara de Christopher se torno casi al instante en molestia mal disimulada, si es que momentos atrás no ya se mostraba así.

- Chris, Chris, Chris, en serio creías que nadie iba a notar lo mucho que te detesta. - continuó Tony, hablando como si fuera un profesor dándole una explicación a un alumno especialmente lento. - Pero como sea, siempre te han gustado los retos. Pero te aclaro que Steve no quiere ligárselo, él tiene principios, algo de lo que tú y yo carecemos ciertamente; así que no te preocupes, tu conquista está a salvo.

- No es una conquista. - siseó molesto.

- Tampoco Steve. - devolvió Tony con una sonrisa, mientras empezaba a alejarse nuevamente. - Será un verdadero placer derrotarlos en la pista, Hemsworth, espero que sean lo suficientemente buenos como para llegar a la última carrera. Pero dado lo visto, dudo siquiera que pasen de esta noche. - casi gritó al final, obteniendo la atención de todos en el salón, quienes para ese momento miraban de Stark a Chris.

Christopher simplemente se limitó a regresar al lado de Natasha, quien continuaba charlando como si nada de lo anterior hubiese sucedido. A veces Chris deseaba ser como ella y no enterarse de nada que no le interesara, pero para su desgracia todo lo que tuviera que ver con Tom, le interesaba.



Para cuando Steve se despidió de él, Tom sabía que pronto se volverían a ver, y no solo por el hecho de que ambos eran participantes en las carreras de Stark Industries, si no porque había hecho un nuevo amigo sin siquiera proponérselo, y mucho menos después de pensar por meses que aquel hombre era un completo engreído como Stark.

Pero en lo que Tom no podía dejar de pensar era en lo que ese hombre le había dicho al oído momentos antes de que Tony entrara al salón.

- "Te sorprenderías del bien que puede hacerte una persona así, si te das la oportunidad de dejarle entrar."

Thomas realmente quería que su historia fuera como la de Steve, pero entre ambos había un factor que lo cambiaba todo. Si bien entre Tony y Steve se había suscitado casi la misma situación tirante que acontecía entre él y Chris, la realidad de las cosas era que a Tony si le gustaba Steve, lo que Tom no podía decir de Chris. Y ese simple hecho lo cambiaba todo, ¿Por qué de que servía dejarle entrar si al final ni siquiera existía la posibilidad de que le quisiera?

Por ello Tom no se hacía ilusiones, tenía muy claro cuáles eran los sentimientos de Chris y nada de lo que hiciera cambiaria eso. O al menos eso pensaba.

En algún punto de su meditación la música empezó a sonar, llenando el ambiente con el bullicio característico de los danzantes que se arremolinaban en la pista hecha especialmente para la ocasión. Tom se entretuvo observando a la gente bailar cuando una mano se poso en su hombro, al girar el rostro para buscar a la persona dueña de aquella mano se topó con los ojos verde jade de Natasha.

- ¿Me permites esta pieza? - preguntó la pelirroja, con una pequeña sonrisa que no le dejaba entrever ninguna tercera intención en sus acciones. Tom le devolvió la sonrisa tomándole de la mano, para momentos después encaminarse a la pista.

- ¿Puedo saber a qué se debe este honor? - preguntó Tom, mientras se colocaba en posición, su mano izquierda ya descansando en la cintura de Nath.

- ¿Una chica no puede invitar a un apuesto caballero a bailar sin tener otras intenciones? - devolvió Natasha con otra sonrisa, que al igual que la anterior no le dijo nada a Thomas.

- Supongo que sí. Cuando gustes. - respondió Tom, al tiempo que una nueva canción comenzaba.

Bailar era una de las pocas cosas que a Thomas se le daban de maravilla, por lo que no tardó mucho para que casi todas las parejas en la pista les observaran girar en círculos de una manera tan elegante y sublime que parecía que flotaban en lugar de pisar el suelo. Ambos, tanto Natasha como Tom, cautivaron las miradas de los presentes, quienes alababan sus dotes en el baile como la belleza particular de cada uno.

Por supuesto Tom era ajeno a todo ello, más preocupado por la intensa mirada de Chris en su espalda. Fue Natasha la que rompió el silencio después de un momento.

- Debes dejar de hacer eso, ¿sabes? - la suave voz de Natasha en su oído lo sacó del pequeño trance en el que se encontraba.

- ¿Disculpa? ¿Te he lastimado? - preguntó Tom, no entendiendo en lo absoluto a la mujer de cabellos rojizos, temiendo en primera instancia haberle lastimado sin darse cuenta.

- No, me refiero a ser tan… atractivo y lindo con todo aquel que se te acerca. Si continuas así al pobre de Chris le va a dar una aneurisma por todo el coraje que está haciendo al ver que medio mundo te toca y él no puede. Además de que temo que terminará por golpear al siguiente que se te acerque.

- No entiendo porque tiene que molestarse, él y yo no somos nada como para que haga tal cosa. - respondió, frunciendo el ceño.

- Oh dios, no te has dado cuenta, ¿Cierto? - mencionó Natasha, observándolo con cierta incredulidad y preocupación.

- ¿Darme cuenta de qué?

- Tom, Chris está loco por ti. No sé cómo no te has dado cuenta ya. Hace unos momentos cuando nos presentamos casi me arranca la mano cuando la besaste.

- Debes estar confundida, Chris no se siente atraído en lo absoluto por mí. Lo ha dejado muy claro.

- Pues a menos que tú y yo conozcamos a dos Chris diferentes, me temo que es todo lo contrario.

- No es posible… él… él no…

- Él sí, Tom, te quiere y por lo que veo tu también a él. Y en cierto punto me alegra, serías bueno para él y su caótica forma de ser. Lo que no sé es que tan bueno sería él para ti. - musitó Nath, observando fijamente la expresión de incredulidad y duda en Tom. - Pero supongo que lo averiguaremos pronto.

- No entiendo a que te refieres. - consiguió decir Tom, después de observar de reojo a Chris, quien para ese momento no disimulaba el enfado en su rostro. - Pero de cualquier manera esto acaba esta noche, no creo que consigamos patrocinador y nuestra sociedad terminará con ello.

- No lo creo. - dijo Natasha, luciendo especialmente satisfecha, como aquel que ha conseguido todo lo que desea. - Yo los patrocinare, Tom, puede que no me traiga los beneficios que en un principio espere, pero todo sea por ayudar a una pobre alma desesperada. - dijo enigmática, separándose de Tom cuando la canción acabó, dejando al piloto paralizado en medio de la pista y sin saber qué demonios pensar de lo que acababa de suceder.



"Ella no intentaría nada con Tom, Ella no intentaría nada con Tom." Se repetía mentalmente Chris, de manera incesante mientras observaba como Natasha y Tom se deslizaban por la pista de baile, pero por alguna razón no terminaba de creerlo. La parte más animal e irracional de su mente le impedía ver más allá de que alguien, que no era él, tocaba a Tom a su gusto y antojo.

Estaba consciente de que estaba celoso, celoso como nunca lo había estado en toda su vida, y esos celos eran alimentados, y potenciados, por la furia que le recorría al notarse plenamente rechazado por Tom cuando este le había gritado que le quería.

Chris no entendía el proceder de Tom, pero ya se estaba cansando de toda esa situación, y si todo continuaba como hasta esos momentos estaba seguro que explotaría de un momento a otro y terminaría gritándole dos o tres cosas a Tom en frente de toda esa gente.

Y realmente no es como si le importara.

Para cuando Natasha se separó de Tom, Chris pudo respirar un poco, dejando que su temperamento se apaciguara lo suficiente para ir con Tom y hablar de una buena vez.

Salvo que el remanso de paz no duró ni cinco minutos, puesto que apenas Tom se encontró solo, otra persona se le acercó y no cualquier persona; para desgracia de Chris se trataba de Jeremy Renner, el jodido casanova con el que había competido, y apostado, por ver quien se acostaba con mas personas en menos de un mes.

Y fue ver la sonrisa que Jeremy le dedicó a Tom para saber cuáles eran sus intenciones y terminar de descontrolarse, pero cuando realmente dejo de pensar y comenzó a ver todo rojo, fue cuando Renner tomo la mano de Tom y este sonrió como corderito ante uno de los estúpidos comentarios del empresario que años atrás él había dejado sin siquiera tentarse el corazón.

Chris comenzó a caminar hacia ellos sin importarle a quien se llevara por delante, estaba seguro que más de un insulto se llevó en su camino hacia Tom, pero no les prestó la mas mínima atención de tan fuera de sí que se encontraba. Chris ni siquiera recuerda el momento en que se apostó al lado de Tom, de lo único de lo que era consciente era del golpe que le propinó a Jeremy cuando este acarició el rostro de Thomas y éste se aparto, obviamente rehusando el contacto.

- ¡El es mío! - siseó hacia Renner, con los celos brotándole por cada poro del cuerpo. El otrora empresario solo veía estupefacto como Chris tomaba posesivamente a Tom del brazo después de haberle golpeado.

- ¡¿Qué demonios te pasa, Chris?! - gritó Tom, ante el atropello y la actitud animal de Chris.

- ¡No, ¿Qué demonios te pasa a ti?! ¡Primero dices que me quieres y luego me huyes como si tuviera la peste, solo para después estar de lo más complaciente con el primer idiota que se te pone en frente! ¡Pero se acabó! - le vociferó tomándolo de ambos brazos, solo para después besarlo.

Realmente más que un beso fue un choque de labios y dientes, junto con una mezcla de fuerza bruta, enojo y una pasión que por un momento dejó a Tom sin respiración.

- ¿Cuándo vas a dejarme acercarme lo suficiente como para hacerte saber que no puedo sacarte de mi mente? Que eres lo único en lo que puedo pensar desde hace semanas y que si no me acerque a ti después del accidente fue porque tenía miedo de que nada de lo que habías dicho fuese cierto. - dijo Chris, su voz visiblemente más calmada, aunque agitada después de aquel beso. - ¿Dime Tom, cuando? - preguntó al punto de casi quebrarse cuando descanso su frente sobre la de Thomas. - ¿Cuándo…?

Continuara...

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