Pareja: Kwon Jiyong (G-Dragon) x Lee Chaerin (CL)
Clasificación: G
Resumen: Porque solo quería ver su hermosa sonrisa por siempre... aunque fuera a través de su cámara.
Notas de la autora: Estoy en mi etapa de escribir fics hetero (Problem, bitches Minhae :P). La cosa, básicamente, esta así: mi mejor amiga ama el DaraGon y yo estoy loca por el SkyDragon, y estamos tomando un curso de fotografía.
No necesitan saber nada más :3 Por favor, lean.
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-¡Ey, Chaerin!
Clic
Jiyong tomó la fotografía que salía de su antigua Polaroid y comenzó a agitarla suavemente.
-Tienes que dejar de hacer eso- dijo Chaerin, torciendo ligeramente el gesto.
-Mira,- dijo Jiyong ignorando la queja de su amiga- una toma excelente.
Chaerin se acercó a él, mirando la fotografía sobre su hombro. Tenía que admitir que Jiyong sabía lo que hacía, sus fotografías siempre tenían cierto toque artístico que las hacía únicas e invitaba a las personas a verlas.
-Si me dieras tiempo de arreglarme, las fotos saldrían mejor…
“Pero eres bellísima así”
-Entonces, prepárate- dijo Jiyong, apuntando la cámara hacía ellos.
Chaerin sonrió levemente y se colocó sus gafas obscuras. Jiyong estaba a punto de quejarse cuando sintió los labios de su amiga en su mejilla. Cuando la foto estuvo revelada, Jiyong la metió dentro del cuaderno en el que escribía sus canciones.
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Todas las mañanas, Chaerin se levantaba descalza y caminaba a la cocina a prepararse una taza de café (un chorrito de leche y dos cucharadas de azúcar). Su cabello era un desastre de haber estado dando vueltas en la cama, y el camisón blanco que usaba para dormir estaba lleno de manchas de diferentes colores.
A esa hora en la mañana Bom seguía dormida, y Dara y Minzy desayunaban sentadas frente al televisor. En ese momento ambas se reían debido a las caricaturas matutinas, por lo tanto no escucharon cuando golpearon la puerta.
Chaerin caminó lentamente hasta la puerta y la abrió.
Clic
-¡Oppa!- gritó la chica antes de cerrar la puerta en su cara.
-¡Lo siento!- gritó el chico desde afuera.- ¡Abre, por favor!
Chaerin miró la puerta con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
-Chaerin-ah, tengo una nueva chaqueta que se que vas a amar- canturreó Jiyong desde el otro lado de la puerta. Chaerin suspiró y abrió levemente la puerta para encontrarse frente al lente de la cámara de Jiyong.
Clic.
La puerta volvió a cerrarse estrepitosamente.
-Chaerin-ah, ¿qué ocurre?- preguntó Dara, mirándola confundida.
-Jiyong oppa- respondió ella, suspirando.
Jiyong tuvo que tocar 15 minutos más, prometerle a Chaerin llevarla de compras y que le daría cámara antes de que ella accediera a dejarlo entrar a la casa.
-Una última foto- pidió Jiyong, ocultando la cámara a sus espaldas.
-Pero no será mía- dijo Chaerin, tomando la cámara y disparando hacia Jiyong.
Chaerin colocó la foto sonriente de Jiyong en la puerta del refrigerador.
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-Oppa, cárgame- pidió Chaerin estirando los brazos como una niña pequeña.
Jiyong puso los ojos en blanco y se colgó la mochila al hombro para salir de la habitación. Chaerin lo siguió y le saltó en la espalda.
-Chaerin, pesas- dijo Jiyong con voz estrangulada.
-Vamos, camina.- dijo Chaerin, relajando sus brazos alrededor de su cuello mientras Jiyong sostenía sus piernas para que no se cayera- Es tarde.
-Habríamos regresado antes si alguien no hubiese querido probarse ese vestido…
-Me veía increíble- dijo Chaerin con petulancia.
“Por supuesto que sí”
-¿Qué harás la próxima semana?- preguntó Jiyong, intentando sonar casual. La cálida respiración de Chaerin en su cuello estaba provocando que el pulso se acelerara y se preguntaba si la chica podía sentirlo.
- Ensayar- respondió ella, jugando levemente con el cabello de Jiyong.
-La semana de la moda es la próxima semana- dijo Jiyong.- ¿Qué te parece si vamos?
-Claro- murmuró Chaerin, adormilada. Jiyong rió levemente
-Eh, no te duermas- la regañó en tono juguetón, mientras pellizcaba suavemente su nariz.
-Sigo despierta- dijo Chaerin, haciendo un mohín.
Jiyong caminó hacia el estacionamiento, donde los esperaba una camioneta negra. Antes de bajar a Chaerin, se detuvo y sacó su teléfono.
-Sonríe- dijo antes de tomar la foto.
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El sonido del teléfono lo despertó. La habitación de hotel estaba completamente obscura, así que le tomó un tiempo encontrar el aparato en la mesita de noche.
-¿Bueno?- murmuró mientras se dejaba caer la cama de nuevo.
-Oppa…- escuchó la voz temblorosa de Chaerin al otro lado de la línea.
-¿Ocurre algo?- preguntó Jiyong, sintiéndose repentinamente alerta.
-Me duele…- se quejó la chica con voz débil.- Mi estómago…
-Espera, voy para allá.
La habitación de Chaerin estaba dos piso abajo (no habían hecho las reservaciones juntos). Jiyong tuvo que recorrer el pasillo con solo el pantalón de su pijama y una camiseta, pero estaba demasiado ansioso para tomar el elevador y terminó corriendo por las escaleras.
A penas llegó a la puerta de la habitación de Chaerin comenzó a golpearla frenéticamente, intentando controlarse. Pasaron cerca de diez minutos antes de que Chaerin abriera la puerta, su rostro blanco resaltaba sus ojeras y estaba envuelta en las sábanas.
Jiyong rodeó su cintura con el brazo y la hizo volver a entrar a la habitación.
-Intenté llamar a la enfermería pero nadie responde- murmuró Chaerin mientras Jiyong la ayudaba a recostarse.- Disculpa que te haya despertado oppa…
-No te preocupes- dijo Jiyong, sonriendo levemente.
Jiyong fue al baño y mojó una toalla en agua caliente.
-Toma esto- dijo, entregándosela a Chaerin- Iré a comprarte algo de medicina, esto debe calmar un poco el dolor.
El viaje a la farmacia tomó cerca de 15 minutos, que a Jiyong (y al pobre conductor del taxi) se le hicieron eternos, y una vez ahí tuvo que concentrarse en encontrar las palabras adecuadas para pedir la medicina. El viaje de vuelta tomó aún más tiempo (según Jiyong), y no fue sino hasta que consiguió llegar al sexto piso (¡Maldito elevador lento!) que comenzó a tranquilizarse.
Chaerin estaba hecha un ovillo en una de las orillas de la cama. Jiyong le entregó las pastillas y una botella de agua.
-Gracias oppa- murmuró Chaerin recostándose de nuevo, ahora sobre las piernas de Jiyong, evidentemente sintiéndose un poco mejor.
-No hay de qué- dijo Jiyong sonriendo mientras acariciaba suavemente el cabello de Chaerin, hasta que se quedó dormida.
A la mañana siguiente, Jiyong amaneció abrazando a Chaerin. La vista relajada de la chica y sus mejillas sonrosadas le indicaban que el malestar que le había aquejado en la noche había desaparecido. Ahora la belleza de la chica era más notoria.
Jiyong no pudo contenerse, así que lentamente se puso de pie y tomó su teléfono para tomar una foto más para su colección.
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-Tomemos otra- pidió Chaerin emocionada. Jiyong y ella habían estado haciendo poses bobas, cambiando su ropa y sus peinados, y tenían todas las instantáneas desperdigadas sobre la mesita de centro.
Todas las fotos que Jiyong había tomado de Chaerin se encontraban almacenadas en un cajón junto al reproductor de música. Chaerin había pedido muchas veces que el mayor se las mostrara, así que Jiyong había sacado algunas y las había agregado a las que estaban en la mesa.
Chaerin estaba feliz de poder pasar tiempo con Jiyong, porque el mayor la hacía sentir querida y protegida. Era su mejor amigo, y ambos sabían que podían contar el uno con el otro.
“¿Acaso esto es amor?”
Tal vez nunca lo sabría.
En la última foto que tomaron aparecían mirándose a los ojos, con sus hermosas sonrisas que nadie más podría ver jamás.
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Chaerin se acercó lentamente a donde estaba Jiyong y cubrió sus ojos con las manos.
-¿Eh? ¿Quién es?- preguntó Jiyong, tomando suavemente las manos de la chica. Chaerin rió levemente pero no dijo nada- ¡Ah, Dara!
-Oppa, soy yo- respondió Chaerin riendo. Jiyong se dio vuelta y le lanzó una sonrisa encantadora a la chica.- Tengo un regalo para ti.
-¿Dónde está?- preguntó Jiyong emocionado.
-Tendrás que atraparme para tenerlo- dijo Chaerin riendo, antes de salir corriendo. Jiyong la miró durante unos minutos y tomó una foto con su celular, antes de correr tras ella.
Chaerin bajó corriendo las escaleras del techo, hacia donde estaban las salas de ensayo que usaban los trainees. Jiyong corrió hasta colocarse tras ella y la tomó por la cintura, provocando que ella tropezara y cayera, arrastrando a Jiyong con ella.
Sus risas resonaron por todo el pasillo, y las personas que pasaban por ahí los miraban extrañados.
-Quítate de encima y te daré tu regalo- dijo Chaerin, aun riendo. Jiyong lo hizo y le ayudó a levantarse.
Chaerin desenrolló la bufanda de colores que rodeaba su cuello y la puso alrededor del de Jiyong, luego tiró de ella.
El primer beso tenía un sabor abstracto, a risas y mucho tiempo perdido. Jiyong pudo ver sus vidas cruzando frente a sus ojos, como si las viera a través del lente de una cámara, y todas las imágenes se iban juntando en forma de una película.
Para cuando Chaerin terminó el beso y lo miró sonrojada, Jiyong había sacado de nuevo su teléfono y perpetuado la imagen de la sonrisa boba de la chica que amaba.
Algo le decía que tendría todo el tiempo que quisiera para seguir fotografiando a Chaerin, pero aún así no pudo evitar tomar una última foto de ellos mientras volvían a unir sus labios.