Aquí vengo con mi drabble.
Agobiado, esperando la luna. Esperándola sólo para estar más cerca del amanecer. Ni los días, ni los años, ni su vida completa le alcanzarán para siquiera empezar a acostumbrarse.
Mira el ocaso, apesadumbrado, pero también soñador. Sueña que vive feliz, sueña que puede ver la luna llena sin sentir dolor, sueña que es normal.
Ella también sueña, lo sueña a él. De mil maneras distintas, cada segundo, cada día, siempre.
Se encuentran en esos sueños, mientras no están juntos. Y cuando sí lo están, también.
No les gusta estar muy lejos cuando llega el momento de la transformación. Se necesitan sentir cerca. Pero saben que deben separarse y cada paso de su distancia es un pequeño golpe, que los tortura lentamente.
La luna aparece sobre el cielo, él la percibe en su cuerpo incluso antes de verla. Ella tiene que verla, para poder imaginar el dolor. Sufren, sufren juntos.
No duermen, ninguno de los dos.
Necesita ir a verlo. Siente que algo malo le está pasando. No lo puede controlar. Sale de su hogar y va hacia la guarida. Oye gritos. Está asustada, muy asustada. Pero entra, lo hace por él.
Y lo ve, lo ve convertido en lobo. Quiere huir.
Es tarde. El lobo está al acecho. Le muerde una pierna. Grita. Aúlla.
Un zarpazo, otro. Sangre y gritos. Desesperación, sangre, violencia, sangre, dolor y más sangre.