U.U... Completo desastre.
A Veces, Saber la Verdadera Diferencia es Mucho Más Difícil de lo que Pinta.
Sus manos dulces la acariciaban, recorriéndola, y ella simplemente intentaba no reparar en el hecho de que justamente esas manos no eran las de James.
Las podía diferenciar. Sabía cuales eran las de Lupin, más suaves y cariñosas, más dóciles. Por los diferentes movimientos que cada uno daba con ellas. Identificaba inmediatamente que el único que la rozaba imperceptible era Remus, contraponiéndose a la desesperación de James en busca de sexo.
Pero él no quería simplemente su coño. Él no la amaba solamente de esa forma. “Una forma de exteriorizar el sentimiento”, lo llamaba. Un placer prohibido que ella necesitaba para cerciorarse.
Y en sus besos estaba la esencia. Aquella actividad pasiva de Lupin comparada con la fogosa explosividad de Potter.
Cuando se introdujo en ella no pudo no dejar escapar un gemido.
Lo traiciona y lo sabe. Le duele hacerlo, pero no lo puede evitar. Sucumbe ante aquél que fue alguna vez su mejor amigo, sucumbe porque no sabe si no lo ama también.
Es que, al fin y al cabo, ¿quién es su marido? ¿El que la ama o el que lleva el anillo y sin embargo no es capaz de amar verdaderamente?